Narvis Álvarez, Carlos Arteaga y Trino Medina hacen parte del millón de venezolanos que se fueron a Colombia en los últimos años. Esta es su historia.

Narvis Álvarez, publicista de 38 años de la ciudad de Barquisimeto, vivió dos años y medio en Colombia. Como muchos venezolanos se desplazó al país hermano escapando de la crisis. Pero, como otros, optó por regresar.

Sin hijos y sin padres, y debido a la difícil situación económica en Venezuela, decidió iniciar su recorrido sola hacia Bogotá.

Narvis atravesó la frontera con Colombia en enero de 2016 luego de esperar por años un pasaporte. Después de cuatro días por tierra llegó a Bogotá, en donde trabajó en un restaurante realizando distintas tareas. "Afortunadamente la mayoría del tiempo trabajé en ese sitio ya que me brindaban el techo, pero era mal pagada. Luego me retiré y me contrataron para cuidar a una adulta mayor”, explica.

Álvarez cuenta a DW que regresó a Venezuela por temor a que su casa fuera expropiada.

Así mismo agrega que lo más difícil de volver a su país fue ver cómo había cambiado Venezuela: "Ver a mis familiares que aunque les enviaba casi todo lo que ganaba, habían perdido casi 20 kilos. Sus ropas desgastadas, sus zapatos rotos, la casa deteriorada, los carros desarmados, así como las largas e interminables colas para comprar un pan”.

Tras haber regresado a Venezuela, Narvis cuenta que están "sin gas doméstico, sin agua por tubería. Una pastilla para el dolor de cabeza puede costar un sueldo mínimo”.

Luego de permanecer cerca de cuatro meses en su ciudad natal dice que piensa "regresar a Colombia sin importar tener que pasar por trochas, ríos o lo que sea, pero esta situación no es fácil de vivir”. Y agrega que para ella "Colombia es y será una segunda casa, una oportunidad de ayudar a mis familiares”.

"No cambiaría la tranquilidad que me ha dado Bogotá”

Para muchos, la capital colombiana es una urbe caótica e insegura. Para Carlos Arteaga, un músico autodidacta, procedente del estado de Falcón en Venezuela, Bogotá es una ciudad que le brinda tranquilidad.

A sus 23 años, en febrero de 2017, Arteaga emprendió, junto con su familia -su esposa, en ese entonces de 22, y su hijo, todavía de brazos-, una travesía de casi 40 horas hacia Bogotá.

Conseguir trabajo le fue bastante difícil "pues no contaba con ningún tipo de visa, ni permiso, ni dinero”. Dice que los primeros empleadores que tuvo le recordaban a menudo que no podía exigir nada porque ellos eran su única opción. "Aún así, me mantuve positivo, reuní dinero y salí de allí a mejores ofertas laborales que me han hecho crecer y demostrarles que se equivocaban”, relata.

Carlos, quien ahora trabaja en un call center, señala que "no regresaría a Venezuela porque las oportunidades laborales bien remuneradas no existen y la inseguridad es mucha. No cambiaría la tranquilidad que me ha dado Bogotá”.

En su ciudad en Venezuela la situación es complicada. Hay desabastecimiento y muchas personas están "sin electricidad, sin comida, sin agua, sin medicamentos”.

Lo que más extraña es "el calor humano que hay en Venezuela, que no existe en ningún otro lugar", afirma. "Colombia solía ser solo un país vecino al que quería visitar y ahora es mi hogar.”

De Colombia hacia Chile

Trino Medina, ingeniero eléctrico y caraqueño de 30 años, llegó a Colombia en enero de 2015 con una visa Mercosur. "En esos momentos otorgaban fácilmente una visa Mercosur por dos años, que permitía trabajar sin ningún problema”. Una de las razones para emigrar hacia Colombia fue la cercanía, explica.

A sus 26 años y sin conocer a nadie en Bogotá, empacó maletas y viajó junto con un amigo de la universidad. Según cuenta Medina a DW, conseguir trabajo en ese entonces fue fácil y rápido. En cuatro años cambió una vez de empresa.

Actualmente trabaja como ingeniero eléctrico y a pesar de que asegura que "siempre estaré agradecido con Colombia”, su próximo destino es Chile ya que, en búsqueda de mayores oportunidades, la mayoría de su familia está emigrando hacia ese país.

Trino asegura que no cree que regrese a Venezuela ya que "la situación económica de allá, en caso de que haya democracia, tardaría mucho tiempo en recuperarse”.

Medina califica su situación en Colombia como "buena, aunque no excelente. Será excelente cuando tenga mi familia cerca, por ese motivo planeo irme a Chile”.

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