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Expedición usará xenón para escalar el Everest en una semana

23 de enero de 2025

Escalar el Everest podría reducirse a una semana de viaje si el concepto del alpinista austriaco Lukas Furtenbach funciona. ¿Es realmente tan seguro como afirma?

Una de las caras del Everest.
La cara sur nepalí del Everest.Imagen: Radek Kucharski/Zoonar/picture alliance

Parece una broma, pero no lo es. La próxima primavera, cuatro clientes británicos de la empresa austriaca Furtenbach Adventures escalarán el Everest y regresarán a casa en sólo una semana. ¿Cómo lo harán? La clave reside en la inhalación de xenón.

Este gas noble es uno de los elementos más raros de la Tierra. Está en el aire que respiramos, pero sólo en una proporción de 87 milmillonésimas. Para obtener xenón, hay que extraerlo del aire mediante un complejo proceso, lo que lo convierte en un gas caro.

Los cuatro británicos, que se han preaclimatado en casa practicando la hipoxia, van a inhalar una mezcla de xenón y oxígeno bajo supervisión médica a su llegada a la capital nepalí, Katmandú. A continuación, serán trasladados en helicóptero al campamento base, situado a unos 5.300 metros de altitud. Una vez allí, partirán a la cumbre con sus sherpas de escalada y con suficiente oxígeno embotellado.

Furtenbach calcula tres días para el ascenso y uno para el descenso. A continuación, los clientes regresarían a Katmandú en helicóptero y, desde allí, viajarían a casa. Una semana después de la salida, podrían estar de vuelta en sus casas.

Escalar el Everest cada vez en menos tiempo

Lukas Furtenbach está especializado en agilizar los ascensos comerciales. Desde hace varios años, su empresa ofrece las llamadas "expediciones flash” al Everest por unos 100.000 euros por persona. El viaje dura unas tres semanas.

En comparación, se calcula que una expedición comercial convencional a la montaña más alta del planeta dura entre seis y diez semanas. La expedición británica de 1953, en la que el neozelandés Edmund Hillary y el nepalí Tenzing Norgay fueron los primeros en alcanzar la cumbre de 8849 metros, llegó a durar cuatro meses. ¿Será posible lograrlo ahora, por 150.000 euros por escalador, todo en una semana?

Preaclimatación en tienda de hipoxia

El concepto mismo de las "expediciones flash” se basa esencialmente en el hecho de que los clientes de Furtenbach se preaclimatan en casa en tiendas de hipoxia. En una tienda de este tipo, un generador extrae cierta cantidad de oxígeno del aire que respiran. Así se simula el aire "enrarecido” de las grandes altitudes. En la cima del Everest, el oxígeno sólo llega a los pulmones a un tercio de la presión que a nivel del mar. 

En la aclimatación clásica, el cuerpo se acostumbra lentamente a estas condiciones pasando periodos cada vez más largos a gran altitud. Comienza a producir glóbulos rojos adicionales y el poco oxígeno se transporta mejor. Este efecto también se consigue con las tiendas de hipoxia.

Cola de aspirantes a alcanzar la cumbre del Everest durante el ascenso.Imagen: Rizza Alee/AP/dpa/picture alliance

Furtenbach: "No hay riesgo para la salud”

"No existe ningún riesgo para la salud”, afirma el empresario Furtenbach. "Es más, no se conocen efectos adversos del xenón para la salud. Al fin y al cabo, se utiliza como anestésico desde los años 50 y ha sido intensamente investigado y aprobado médicamente”.

El xenón hace que los riñones produzcan más eritropoyetina. Esta hormona garantiza un aumento considerable de glóbulos rojos, necesarios a gran altitud para hacer frente a la hipoxia, la falta de oxígeno en el organismo.

Los alpinistas deben inhalar una mezcla con una proporción de xenón significativamente menor que durante la anestesia. "La proporción de la mezcla se controla mediante el dispositivo utilizado, y su uso también está garantizado por un especialista. Ambos componentes son esenciales”, afirma Michael Fries.

Fries es anestesista jefe del hospital St. Vincenz de Limburg an der Lahn. Él fue quien aconsejó a Furtenbach sobre el xenón hace unos años. Si se dispone del equipo adecuado y un médico formado en la materia supervisa la inhalación, "en mi opinión, su uso es seguro”, afirma Fries.

También hay voces que alertan de todo lo contrario. Por ejemplo, un rápido aumento de glóbulos rojos como consecuencia del xenón podría provocar el espesamiento de la sangre, "ya que el hematocrito (Nota de la R: la proporción de células sanguíneas en relación con el volumen total de sangre) puede aumentar de forma incontrolada, lo que significa que las trombosis y las embolias pulmonares son inevitables”, afirma Ulf Gieseler, internista y cardiólogo de Heidelberg. Para él, también alpinista, "es más que cuestionable emprender este tipo de experimentos sin ninguna experiencia”.

¿Dopaje o no?

El xenón figura en la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) desde 2014. Furtenbach rechaza la acusación de apoyar el dopaje en la montaña con el uso del xenón: "Hay muchas sustancias y prácticas en la lista de la AMA que son consumidas o practicadas regularmente por muchos alpinistas".

"Utilizamos este tratamiento con xenón para prevenir el mal de altura, el edema pulmonar de altura y el edema cerebral de altura. Como aclimatación adicional. No para mejorar el rendimiento. Tampoco practicamos deporte de competición. Por tanto, por definición, no hay dopaje”, zanja Furtenbach. 

(mn/ms)

 

 

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