Académicos, diplomáticos, jueces y jefes policiales de Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania deliberan durante cuatro días en la Universidad de Leipzig sobre las causas de la violencia criminal en Centroamérica y buscan posibles estrategias para detener la tendencia.

“El Salvador tiene una tasa de 56,2 homicidios por cada cien mil habitantes. La OMS ya considera una epidemia cuando hay una tasa de 10 homicidios. Tal vez con la excepción de Irak y Afganistán, el Salvador se encuentra en el primer lugar del ranking entre los países de América Latina, sino es que del mundo”, afirma la organizadora del encuentro, la profesora Heidrun Zinecker, catedrática del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Leipzig.

Con 689 asesinatos entre enero y febrero, el país centroamericano comenzó el 2009 con la ola de violencia más intensa de los últimos años. Los jefes policiales atribuyen la mayoría de los homicidios a las bandas maras, pandillas juveniles que se han expandido en Centroamérica retomando el ejemplo de las bandas estadounidenses. Otros, como el Procurador Oscar Luna, afirman que la razón de la violencia en El Salvador se debe a que las políticas han fallado y no se ha hecho un verdadero diagnóstico. El país implementó la ley anti-maras, con la que se hicieron capturas masivas de jóvenes e incluso niños, pero no atacó el problema de fondo, dice Luna.

La migración y las remesas

Zinecker opina que la migración y las remesas están vinculadas con la violencia. “La gente que recibe remesas tiene una vida mejor que sus vecinos que no reciben, o que reciben menos. Quien se siente en desventaja busca una compensación a través de las pandillas callejeras, a través del crimen”, afirma. La experta señala, sin embargo que las instituciones estatales de seguridad juegan un papel importante, así como si hay o no un comportamiento democrático en la sociedad civil. “Esos son los factores a considerar, y lo que produce en un país un nivel de violencia alto o no”, afirma.

Guatemala muestra niveles de violencia homicida más cercanos a los de Venezuela y Brasil, que a los de Colombia, con una tasa promedio anual (1990-2000) de 24 homicidios por cada cien mil habitantes. En dicho país, según los reportes de prensa, diariamente los ciudadanos despiertan horrorizados ante las noticias de nuevos asesinatos, cuerpos sin vida de hombres, mujeres e incluso niños, que aparecen a diario, algunos torturados y mutilados.

Los países mas violentos

“Según las cifras de homicidio, los países más violentos son el Salvador, Honduras y Guatemala y hay otros dos países que tienen un nivel de violencia bajo: Costa Rica, la llamada Suiza de Centroamérica y también Nicaragua”, sostiene. La experta afirma que las causas de la violencia son percibidas de manera diferente. “Algunos participantes de la conferencia afirman que hay una cultura de violencia que tiene sus raíces en los conflictos armados que se han vivido en la región”. Sin embargo la académica alemana discrepa. “Si eso fuera así, entonces no podríamos explicarnos las bajas tasas de violencia en Nicaragua, un país que ha tenido dos guerras civiles con muchas muertes, ni podríamos explicarnos el caso de Honduras, que no vivió una guerra civil en el contexto del conflicto centroamericano pero ahora tiene altos niveles de violencia”, explica.

Zinecker insiste en que, aunque sorprenda, la pobreza no es una causa de violencia. Hay otros países en África e incluso la India, en donde se registra mucha pobreza, pero niveles relativamente bajos de violencia. Las razones se encuentran más bien en la polarización social, la inequitativa distribución de la riqueza. El que haya diferencias entre los vecinos.

La experta considera que los mismos países ofrecen estrategias. “Una es el camino costarricense, que significa establecer un régimen democrático con un buen funcionamiento de la seguridad y una economía de mercado funcional, no de rentas, acompañado con un empoderamiento del trabajo. El otro camino es el de Nicaragüa y eso significa un buen funcionamiento de la policía y una sociedad civil alerta en el aspecto de seguridad”, concluye.

Autora: Eva Usi

Editor: Pablo Kummetz