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Exportación de armas: las exigencias de iglesias a Berlín

16 de diciembre de 2021

El nuevo gobierno alemán quiere reforzar los controles sobre la exportación de armamento. Las iglesias saludan la decisión, pero en un informe exponen sus exigencias.

Deutschland Marine - Schiffbau
Imagen: Carsten Rehder/dpa/picture alliance

En octubre de 2021, poco después de las elecciones federales alemanas, en las que el partido de gobierno perdió, se aprobaron rápidamente acuerdos de armas con Egipto, uno de los principales clientes de los fabricantes de armas de guerra alemanes, pero que participa en la guerra de Yemen junto a Arabia Saudí.

Martin Dutzmann, presidente de la Conferencia Conjunta Iglesia y Desarrollo (GKKE, por sus siglas en alemán), no logra entender este tipo de acuerdos. Las normas para los controles de exportación son "inadecuadas", criticó durante la presentación del informe anual sobre exportación de armas del grupo de trabajo protestante-católico. "Esta insuficiencia se refleja en una práctica de aprobación sin cambios, generosa, sin restricciones legales y tampoco se restringe fáctica o políticamente".

Exportar a terceros países es ahora la norma

En 2020, el gobierno federal concedió las denominadas licencias individuales de exportación de equipos militares por 5.820 millones de euros. La mitad de esta suma corresponde a los permisos para los llamados terceros países fuera de la UE y la OTAN. En los diez primeros meses de este año, las licencias ascendieron a 3.780 millones de euros.

Con las licencias de exportación, no se registran las exportaciones reales de armamento, sino el permiso para futuras transacciones de armas. Para la GKKE, sin embargo, las licencias son de especial interés, ya que pueden tomarse como un indicador del curso fundamental de la política de armas. En vista del número continuamente alto de permisos para la exportación de equipos militares y armas de guerra a terceros países, "ya no se puede hablar de casos excepcionales", subraya Simone Wisotzki, de la Fundación para la Investigación de la Paz y los Conflictos. Más bien, las exportaciones a terceros países "se han convertido en la norma", asegura.

Martin Dutzmann (izq.) con Karl Jüsten en la presentación del informe sobre exportación de armas 2021.Imagen: Jens Krick/Flashpic/picture alliance

Críticas también a la UE

Una conclusión que también traza a nivel europeo el presidente católico de la GKKE, Karl Jüsten. Los principales destinatarios de las armas de guerra y otros armamentos europeos en 2020 fueron los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. "Quien quiera tomarse en serio la política exterior, de seguridad y de defensa común en Europa debe perseguir también una política restrictiva coherente en materia de exportación de armas, por ejemplo en un reglamento de la UE jurídicamente vinculante sobre el control de las exportaciones de armas", sostiene Jüsten.

Por ese motivo, Jüsten saluda el anuncio del nuevo gobierno federal de endurecer los controles para la exportación de armas. En el acuerdo de la coalición de gobierno, entre los partidos SPD, los Verdes y los liberales, se habla de una "política restrictiva de exportación de armas" con "normas más vinculantes": "No emitiremos licencias de exportación de armamento a los Estados mientras se demuestre que están directamente involucrados en la guerra de Yemen".

¿Qué debe decir la ley?

En su informe sobre la exportación de armas las iglesias dan inmediatamente indicaciones concretas sobre qué puntos claves no deberían faltar en una nueva ley. En primer lugar, "se deben establecer criterios vinculantes, eficaces, verificables y eficientes para la concesión de licencias de exportación de armas, basados en los criterios de la Unión Europea", señala Martin Dutzmann.

Un submarino de Egipto es cliente de la empresa alemana de armamento ThyssenKrupp Marine Systems.Imagen: Joerg Waterstraat/SULUPRESS.DE/picture alliance

"Deben denegarse las licencias de todo el material militar si con esas armas se pueden cometer graves violaciones a los derechos humanos, al derecho internacional humanitario o a la represión interna en los países receptores", agrega. Lo mismo se debería aplicar si el armamento puede desencadenar o exacerbar la violencia armada o de género, el terrorismo o el crimen organizado en el país de destino.

Ampliar el control al extranjero

Pero, ¿qué pasa si las empresas armamentísticas alemanas crean filiales en el extranjero y hacen negocios con ellas fuera de Alemania? En este caso, la GKKE pide la ampliación del actual requisito de autorización a terceros países. Sin embargo, esto tendría que ser controlado de manera efectiva, por ejemplo, por un "controlador de la participación" en las empresas de armas extranjeras.

Para las iglesias es muy importante que el control de la exportación de armas no permanezca en el ministerio de Economía, sino que se transfiera al ministerio de Asuntos Exteriores. Esta sería la única manera de eliminar la presión de la política económica a la hora de tomar decisiones. "Los armamentos no son cualquier bien de consumo, sino armas letales que pueden matar personas", insiste Dutzmann.

(ct/ms)

 

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