Las autoridades rusas bloquearon las cuentas del Instituto Goethe como contramedida al bloqueo de cuentas de la Casa Rusa de la Ciencia y la Cultura, en Berlín.
Publicidad
Huevos lanzados contra las ventanas, palabras de odio en la fachada, amenazas a los empleados. Tras la invasión de Rusia a Ucrania, el edificio gris en la Friedrichstraße de Berlín fue, en las últimas semanas, objeto de ataques por parte de desconocidos que manifestaron así su desacuerdo con la guerra. Construido a mediados de los 80, alberga a la Casa Rusa de la Ciencia y la Cultura, un centro cultural que, al contrario de la embajada rusa, apenas está vigilado. Fue cerrado a principios de 2022 por motivos de seguridad, hasta septiembre de 2022, cuando reabrió con el programa usual: películas, exposiciones y cursos de idioma. Como si nada hubiera sucedido.
Investigaciones contra la Casa Rusa en Berlín
Pero los activistas ucranianos en Berlín no pararon hasta celebrar, en octubre de 2022, un "referéndum” satírico sobre la "anexión” de la casa, y su entrega a Ucrania. Como era de esperar, la mayoría votó por el sí. Pero ahí termino la broma. La Fiscalía de Berlín inició una investigación contra la Casa Rusa por presunto incumplimiento de sanciones: las cuentas del centro cultural ruso fueron bloqueadas.
Ya a fines de enero de 2023, el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores amenazó con contramedidas al Instituto Goethe, en caso de que no se liberaran las cuentas de la Casa Rusa. Hasta que, a fines de marzo, finalmente las cuentas del Instituto Goethe en Rusia fueron bloqueadas.
Publicidad
El mayor centro cultural ruso en Europa
El Instituto Goethe no fue elegido porque sí para las contramedidas. Es el centro cultural que representa a Alemania en todo el mundo, y está financiado principalmente por el gobierno alemán. En Rusia tiene tres centrales: Moscú, San Petersburgo y Novosibirsk.
La Casa Rusa, en Berlín, tiene una importancia similar. El edificio de siete pisos se fundó en una época en la que nadie hubiera previsto el fin de la Unión Soviética. Es el mayor centro cultural ruso en Europa, si no en el mundo.
Hace cinco años, Rusia se presentó allí, en su rol de anfitrión del Mundial de Fútbol, como un país moderno, abierto, hospitalario, y liberado de los clichés del pasado. Un país al que nadie tenía que temer.
Pero la invasión de Ucrania cambió las relaciones con Rusia, y también contaminó la cultura rusa, aparentemente apolítica. En el verano boreal de 2022, la Unión Europea resolvió aplicar sanciones contra la Agencia Federal para Asuntos de Colaboración con la Comunidad de Estados Independientes, Compatriotas en el Extranjero y Cooperación Humanitaria Internacional (Rossotrudnichestvo), responsable de los programas culturales internacionales del gobierno ruso, y propietaria de la Casa Rusa en Berlín.
Sin embargo, la institución cultural continuó con su tarea, reforzando sus medidas de seguridad y manteniéndose visiblemente al margen de la guerra en Ucrania. El centro cultural pasó cada vez más a ser el centro de la prensa internacional. Según un dossier de la agencia Reuters de 2023, la casa donó, entre otras cosas, los vuelos de dos activistas prorrusos a Moscú, que, según ese informe, habrían organizado manifestaciones prorrusas en Alemania.
La Fiscalía de Berlín no quiso dar información sobre el estado de las investigaciones contra la Casa Rusa. El director de esa institución prefiere no hablar con los medios. Y la central del Instituto Goethe dijo muy poco al respecto: que se confirma el bloqueo de cuentas y que se está trabajando en una solución. Pero no hizo ningún otro comentario.
Según el diputado socialdemócrata alemán Helge Lindh, miembro del Consejo de Cultura, el cierre de las cuentas del Goethe Institut es "otra escalada que, lamentablemente, casi no sorprende”. "Evidentemente se trata de una represalia por las investigaciones contra la Casa Rusa en Berlín. Aquí el gobierno ruso muestra su faceta dictatorial”, señala. Y añade que hay fundadas sospechas de que la Casa Rusa no es una institución de intercambio cultural, sino que está estrechamente vinculada a la estrategia política del gobierno ruso, que lleva a cabo una agresión bélica.
Pero subraya que esa politización plantea un dilema, ya que no se debe ver a cada representante de la cultura rusa como a un colaborador del régimen. Por otro lado, aclara, los que entienden su tarea como propaganda deben saber que se les rescindirá su contrato. "No se puede ignorar que esta es una guerra criminal y que todo en esta situación se vuelve político”, dice Lindh.
(cp/ers)
Instituto Goethe: 70 años de diálogo cultural
El 9 de agosto de 1951 se fundó el Instituto Goethe. Este rápidamente se convirtó en un embajador del idioma y la cultura de Alemania en el mundo entero.
Imagen: Michael Friedel/Goethe-Institut
Fundación en Múnich
Pasados solo seis años del fin de la II Guerra Mundial, se fundó en Múnich el Instituto Goethe, como sucesor de la Academia Alemana (Deutsche Akademie). Al comienzo, el instituto se ocupó principalmente de la capacitación de profesores de alemán extranjeros. En la foto, estudiantes de Ghana pasean en 1969 por la localidad bávara de Murnau.
Imagen: Michael Friedel/Goethe-Institut
Imagen positiva de Alemania
En los primeros tiempos, un objetivo central era también volver a transmitir una imagen positiva de Alemania, después de la guerra. El instituto Goethe ofrecía cursos de alemán en el país y el extranjero. En 1952 se abrió su primera sede en el exterior, en Atenas. La siguieron otras en diversas ciudades, como Mumbai, en India. (Foto de 1973).
Imagen: Michael Friedel/Goethe-Institut
"Propaganda y central de espionaje"
Políticamente, fue un nuevo comienzo. El instituto Goethe fue sucesor de la "Deutsche Akademie", que, desde 1941, se había convertido cada vez más en instrumento de los nazis. Las fuerzas de ocupación estadounidenses disolvieron en 1945 la academia, que consideraron "una central de propaganda y espionaje de los nazis en Europa". En la foto, estudiantes en Schwäbisch Hall, en la década del 70.
Imagen: Goethe-Institut
Klaus Doldinger en Pakistán
Con el tiempo se abrieron cada vez más sedes del Instituto Goethe en diversos países, varios de ellos en África y Asia. El instituto y sus representantes fueron bien recibidos en todos esos lugares: por ejemplo, el músico Klaus Doldinger (dcha.) viajó en nombre del instituto a Pakistán, donde tocó jazz con músicos locales.
Imagen: Goethe-Institut
Una red mundial
Los laboratorios de idiomas, como éste de 1984 en Múnich, eran el último grito en esa época. El Instituto Goethe ya había sido para ese entonces objeto de una reestructuración: desde 1960 se incorporaron a él instituciones culturales alemanas que operaban en el exterior, configurándose una red a nivel global. En la actualidad, 157 institutos promueven la cultura y el idioma alemán en 98 países.
Imagen: Michael Friedel/Goethe-Institut
Tensiones diplomáticas
En 1987, el humorista holandés Rudi Carrell causó polémica con un sketch transmitido en la TV alemana, en el que le lanzaban prendas de ropa interior al ayatola Jomeini, líder de la revolución iraní. Teherán reaccionó expulsando a diplomáticos alemanes y cerrando el Instituto Goethe.
Imagen: Dieter Klar/dpa/picture alliance
Nuevos institutos en el este
Cuando cayó la Cortina de Hierro, el Instituto Goethe expandió su labor hacia el este. En 1992, el entonces ministro de Relaciones Exteriores germano Klaus Kinkel inauguró una sede en Moscú. Tambén se extendió la red en territorio de lo que había sido la República Democrática Alemana (RDA).
Imagen: Goethe-Institut
Diálogo intercultural
Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 también tuvieron impacto en la labor del Instituto Goethe. El diálogo intercultural pasó al tope de la agenda. El instituto orientó su trabajo al fortalecimiento de la sociedad civil y la prevención de conflictos. La foto muestra una presentación del proyecto musical "Kunstdisco", en el Instituto Goethe de Seúl, Corea del Sur.
Imagen: Goethe-Institut
Bailando con un robot
En 2016, el Instituto Goethe inauguró su Simposio Cultural Weimar. En ese foro de debate, pensadores de todo el mundo abordan desde entonces los temas más acuciantes de nuestro tiempo. En 2019, por ejemplo, se trató el tema del vertiginoso cambio tecnológico y sus consecuencias para la humanidad. En la foto, el inventor taiwanés Huang Yi baila en 2019 con el robot industrial KUKA.
Imagen: Goethe-Institut
Año de Alemania
Con regularidad, el Instituto Goethe celebra eventos especiales en los que, en colaboración con el Ministerio de Relaciones Exteriores, se busca transmitir una amplia imagen de Alemania. Más de dos millones de personas tomaron parte en 2.800 eventos del "Deutschlandjahr" celebrado en EE.UU. en 2018/19. En 2017, el "Año de Alemania" tuvo lugar en México, y acudió la canciller Angela Merkel.
Imagen: Goethe-Institut
70 años de cultura
La ola de la digitalización también se impuso en el Instituto Goethe en tiempos de la pandemia. Con Carola Lentz como presidenta y Johannes Ebert como secretario general, el Instituto Goethe se propone celebrar en grande su septuagésimo aniversario en noviembre de 2021. Una página web interactiva repasará la historia de estos intensos años.