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Extremismo: ¿debe el Estado alemán vigilar a la AfD?

3 de septiembre de 2018

Cada vez más políticos y ciudadanos de a pie exigen que el partido Alternativa para Alemania sea vigilado por su cercanía con el movimiento xenófobo Europeos Patrióticos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA).

Symbolfoto: AFD vor Deutschlandflagge
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Kahnert

Por ley, el servicio secreto alemán conocido como Oficina Federal para la Protección de la Constitución (“Verfassungsschutz”, BfV) tiene como tarea recopilar y evaluar información sobre:

• esfuerzos o actividades de individuos o grupos que atenten contra el orden liberal-democrático, la existencia o la seguridad de la República Federal de Alemania o de alguno de sus Estados federados.

• actividades de inteligencia o actos que pongan en peligro la seguridad pública en Alemania realizados por encargo de una fuerza extranjera.

• esfuerzos que ponen en peligro los intereses de Alemania en el extranjero mediante el uso de la violencia o preparativos alusivos.

• actos contra la comprensión de los pueblos, sobre todo contra la convivencia pacífica de los pueblos.

Las informaciones son recopiladas y evaluadas por la “Verfassungsschutz” de las siguientes maneras:

• mediante el análisis de fuentes públicas de libre acceso, como los periódicos, los volantes, los folletos programáticos y los avisos clasificados, y también mediante la visita de eventos públicos.

• mediante métodos de inteligencia, como reclutar a personas de círculos extremistas, observaciones encubiertas o vigilancia de comunicación electrónica con autorización de un juez.

Desde la perspectiva del Gobierno alemán, las condiciones no están dadas para poner al partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD) bajo vigilancia de la BfV. Y esa posición no ha cambiado después de los sucesos recientes en Chemnitz, donde la formación exhibió cercanía con el movimiento xenófobo Europeos Patrióticos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA) durante las protestas contra el asesinato de un ciudadano alemán, atribuido a dos extranjeros. En el marco de las mismas se registraron agresiones verbales y físicas contra personas percibidas por los manifestantes como migrantes, refugiados, activistas antifascistas y periodistas.

El líder de AfD Björn Höcke (centro) marchó con PEGIDA el 1 de septiembre.Imagen: picture-alliance/dpa/R. Hirschberger

Joven Alternativa, en la mira

En las manifestaciones callejeras suelen desdibujarse las líneas que separan a la AfD de grupos abiertamente xenófobos como PEGIDA. El 1 de septiembre, el jefe de AfD en Turingia, Björn Höcke, participó en una marcha de los islamófobos. A juicio del socialdemócrata Thomas Oppermann, vicepresidente del Bundestag, episodios como ese evidencian que “existe cooperación entre AfD y los neonazis”. De hecho, en los Länder de Bremen y Baja Sajonia se decidió recientemente vigilar a Joven Alternativa, el grupo al que pertenecen quienes se consideran la generación de relevo de los actuales dirigentes de AfD. La decisión no estuvo basada en los hechos de Chemnitz. Según el ministro del Interior de baja Sajonia, el socialdemócrata Boris Pistorius, la Joven Alternativa es una organización reñida con la Constitución alemana y adversa a ella.

La izquierda, bajo lupa

No se ha hecho público que líderes puntuales de la AfD estén siendo vigilados por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución. En cambio, es bien sabido que desde hace muchos años las autoridades tienen en la mira a ciertas “estructuras abiertamente extremistas” del partido La Izquierda, como el Foro Marxista (MF), la Izquierda Anticapitalista (AKL) y la Plataforma Comunista (KPF). En el pasado, muchos políticos de izquierda –como el célebre Gregor Gysi, la vicepresidenta del Bundestag Petra Pau y el ministro presidente de Turinga, Bodo Ramelow– fueron vigilados. Ramelow llegó hasta las últimas instancias para dejar de ser investigado y ganó su causa ante el Tribunal Constitucional de Alemania. No obstante, se desconoce qué información recopiló la “Verfassungsschutz” sobre Ramelow y sus camaradas.

El NPD sigue siendo vigilado

En lo que respecta al extremismo de derecha, el Partido Nacional Demócrata de Alemania (NPD) y los movimientos Die Rechte (Los de Derecha) y Der III. Weg (El Tercer Camino) siguen bajo observación. El caso NPD ha dejado en evidencia más de una vez los límites de los servicios secretos alemanes y del Estado de derecho. Dos intentos de prohibir el partido fracasaron: en 2003, porque había demasiados informantes de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución en la cima de la jerarquía del NPD y, en 2016, debido a su falta de relevancia; y es que el partido no estaba representado en el Parlamento de ningún Estado federado alemán.

Marcel Fürstenau (ERC/ERS)

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