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Factura al presidente del Bundesbank

Mirra Banchón8 de abril de 2004

7661,20 euros son poco para un ejecutivo que gana 350.000 al año. Sin embargo, Ernst Welteke hizo que los pagaran otros. Si esto no le cuesta definitivamente su cargo en el Bundesbank, le costará su credibilidad.

Ernst Welteke frente al Bundesbank.Imagen: AP

Para Ernst Welteke el precio de la suite que tomó en el Hotel Adlon de Berlín fue muy alto: le ha costado la suspensión de su cargo como presidente del Bundesbank, el banco central alemán. Así lo decidió la mayoría del Consejo Ejecutivo del mayor organismo financiero de Alemania, también bajo presión del Gobierno alemán. Si bien el Consejo no encontró en la falta cometida un motivo suficiente para despedir al alto funcionario, le aconsejaron que "cesara en sus funciones". Lo que ello significa exactamente, se verá en los próximos días. Cierto es que el vicepresidente del banco emisor, Jürgen Stark, ocupará sus funciones en el Banco Central Europeo.

¿Qué significa suspensión de funciones?

Las reglas de la institución prevén un despido sólo cuando se ha cometido una falta muy grave, y ésta, en su opinión no lo es. Sin embargo, la presión del Gobierno y, no por último, de la opinión pública han logrado que el Consejo sugiera que Ernst Welteke suspenda sus funciones, hasta que la Fiscalía haya terminado con el caso. El acusado, a todas luces, se aferra a su puesto. Si bien acogió la propuesta del Consejo, no dimitió. Por otro lado, si bien pagó lo que proporcionalmente le correspondía de la cuenta, declaró no creer que el error haya sido tan grande como para dimitir, a menos que el Consejo del Banco y el Gobierno lo crean conveniente. Y hay quienes lo creen: ya se barajan sus sucesores, e incluso se habla de un favorito: Caio Koch-Weser. En todo caso, quien asuma el cargo deberá ser competente y demostrar integridad, así las fuentes oficiales.

El precio de una noche vieja

La punta de la madeja se halla en la noche vieja del 2001/2002, la noche de nacimiento del euro. El presidente del Bundebank fue a la celebración que ofrecía el Dresdner Bank, como invitado de honor. En realidad, hasta ahí, se trataba de un viaje de trabajo, cuyos costos corren a cuenta del Bundesbank. Sin embargo, Welteke viajó con su esposa, hijos y nuera, y se quedó cuatro días. Los gastos, 7661,20 euros, los pagó por entero el Dresdner Bank. Ésa es la suma por la que la Fiscalía de la Nación enjuicia a Welteke, quien con sus emolumentos de 350.000 euros anuales es el servidor público mejor pagado del país. Con el escándalo del Adlon han surgido otras cuentas que él ha dejado que otros paguen.

Mientras que el reo hace aún gala de desenfado declarando "si hubiera sabido en qué condiciones me alojaba en el Adlon hubiese escogido otro hotel" -añadiendo que no se perdona el haber creído que ahí se concedía grandes descuentos a las empresas-, tanto el Gobierno como el Consejo del Bundesbank y, no por último, la opinión pública no verían con malos ojos su dimisión. Es inaceptable, así dicen algunos analistas levantando el dedo acusador, que mientras que al hombre de a pie le exigen hasta el último centavo, a un altísimo funcionario se le permita gastar el dinero de los otros. Y no es la suma, dicen los entendidos en códigos de comportamiento público, pues en comparación con otros escándalos financieros, ésta es irrisoria. Se trata más bien de la postura que delatan los hechos: si las cuentas las pagan los otros, mejor. A todo eso se añade que Welteke no ha hecho un acto público de contrición. Y la moralidad pública alemana, en cuanto a finanzas, es implacable.

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