La banda de rock británica condenó el ataque del viernes por la noche contra la tienda que lanzaba su último disco y que se presume fue perpetrado por islamistas radicales.
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El viernes por la noche (17.06.2016) se lanzó en Estambul el último disco de la banda de rock británica Radiohead, titulado A Moon Shaped Pool. La pequeña tienda de discos de la ciudad turca terminó siendo atacada presuntamente por islamistas radicales que denunciaron que en el lugar se estaba consumiendo alcohol mientras se celebra el Ramadán.
El ataque a la tienda de discos se registró en el vecindario liberal de Cihangir, cerca de la plaza Taksim, y fue grabado en video, ya que la fiesta era transmitida por Internet en streaming. En las imágenes se ve a un grupo de hombres armados con palos que grita, empuja a la gente e intenta dañar la tienda, enojado por la música y por el alcohol que se consumía en el lugar.
El altercado podría haber terminado ahí, pero no, hoy sábado (18.06.2016) los fans de Radiohead se manifestaron para protestar contra la acción violenta que padecieron el día anterior. A los que la policía turca respondió con gases lacrimógenos y carros lanza aguas para reprimir a los cientos de manifestantes que se habían congregado en la plaza del barrio de Cihangir.
Durante las protestas del sábado, los manifestantes entonaron cánticos contra el partido conservador islámico AKP, del presidente Recep Tayyip Erdogan, al que calificaron de fascista y asesino. Varias personas fueron detenidas durante las aglomeraciones que duraron varias horas a pesar de la represión policial.
“Esperamos que algún día podamos ver estos actos violentos de intolerancia como algo del pasado lejano”, señaló la banda en un comunicado publicado en la revista Rolling Stone. “Por ahora sólo podemos ofrecer nuestro amor y apoyo a nuestros fans en Estambul”, añadieron los integrantes de la banda musical.
MN (dpa, efe)
La primavera turca
Enfrentamientos en las calles, heridos y muertos: desde hace dos semanas, miles de turcos se han manifestado en contra del régimen del primer ministro Recep Tayyip Erdogan. Y la historia no tiene un final a la vista.
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Alzados contra la violencia del Estado
Al menos cuatro muertos, miles de heridos y cientos de detenidos. Desde fines de mayo se acabó la tranquilidad en Turquía. Desde entonces se producen casi a diario choques entre los manifestantes y la policía: gases lacrimógenos y carros lanzaaguas, contra piedras y bombas molotov. Por momentos, las ciudades parecen zona de guerra.
Imagen: Adem Altan/AFP/Getty Images
Manifestaciones masivas
"Estas protestas han mancillado la reputación de nuestro país". Eso declaró el gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu, defendiendo la dura represión policial. Incluso se refirió a los manifestantes como "marginados sociales". En esa ciudad han salido, a diario, más de 100.000 personas a expresar su descontento. Las protestas se han extendido también a otras localidades.
Imagen: Adem Altan/AFP/Getty Images
Lucha contra la tala de árboles
Las protestas comenzaron como un movimiento de resistencia a un proyecto de construcción de un centro comercial en el Parque Gezi, que alberga a docenas de añosos árboles y se encuentra justo al lado de la plaza Taksim. Ese parque es uno de los últimos espacios verdes del centro de Estambul. Cuando comenzó la tala, los manifestantes levantaron un campamento para proteger el parque.
Imagen: Aris Messinis/AFP/Getty Images
Dura represión
Una dura respuesta ofrecieron las autoridades al campamento, que fue desalojado en un polémico operativo policial a finales de mayo. Las fuerzas de seguridad expulsaron a los pacíficos manifestantes con carros lanzaagua y gas pimienta. Esto generó un enorme malestar en la población.
Imagen: Reuters
Cientos de heridos
La policía intentó impedir que los manifestantes entraran a la plaza Taksim. Médicos turcos informaron que solo el 31 de mayo cientos de personas quedaron heridas, algunas de las cuales incluso perdieron la vista. Eso enardeció aún más a los ciudadanos, que comenzaron a ver cómo cada vez eran más quienes llegaban a protestar contra el gobierno.
Imagen: Reuters
Gobierno en la mira
El régimen de Erdogan está en el centro de las críticas. Su partido de corte islamista-conservador aplica políticas cada vez más autoritarias, en las cuales los manifestantes ven mayores restricciones legales a su libertad individual. Erdogan apoyó los planes de construcción en Estambul e ignoró las demandas de quienes estaban en las calles.
Imagen: Reuters
La chica de rojo
En una foto que circula en las redes sociales se ve a Ceyda Sungur, una funcionaria de la Universidad Técnica de Estambul, quien con su vestido rojo se ha convertido en un símbolo de las manifestaciones. En la escena, un policía le rocía, a corta distancia, su carga de gas lacrimógeno. Así como los expulsan, al día siguiente los manifestantes vuelven al mismo lugar, una y otra vez.
Imagen: Reuters
Policías en la niebla
La policía ha utilizado su arsenal más moderno para combatir el alzamiento ciudadano. Su accionar en distintas ciudades turcas ha sido cuestionado por el excesivo uso de la violencia, mientras funcionarios del régimen han detenido a personas acusadas de llamar a través de Twitter a participar en las marchas.
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Partidarios de Erdogan a la calle
A su regreso de un viaje por el norte de África, el primer ministro Erdogan recibió un contundente respaldo de sus partidarios, que lo fueron a esperar al aeropuerto de Ankara. En un discurso improvisado en el lugar, Erdogan advirtió que la paciencia se le estaba acabando. A su juicio, quienes protestan en su contra estarían trabajando "codo a codo con el terrorismo".
Imagen: Adem Altan/AFP/Getty Images
Final abierto
Lo que comenzó como un movimiento para evitar la tala de árboles en un parque ha llevado a Turquía a sumarse a la lista de países de su región donde la ciudadanía ha salido a la calle a expresar su malestar. Por ahora no se ve un final para las manifestaciones.