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Fascinación en Bayreuth: 99 festival de ópera Richard Wagner

23 de julio de 2010

Desde wagnerianos empedernidos hasta políticos prominentes, un público convencido de la singularidad del Teatro de los Festivales de Bayreuth oirá sonar la fanfarria inaugural este 25 de julio.

Alfombra roja frente al teatro sobre la "Colina Verde" en Bayreuth.Imagen: AP

El Festival de Bayreuth ejerce una fascinación única: no sólo es el punto culminante de los festivales de verano en Alemania, sino el más renombrado festival de ópera del mundo, sitio de peregrinación de wagnerianos de todas las latitudes: un mega evento.

Junto a prominentes de la política y el mundo del espectáculo habrá wagnerianos y otros interesados para los cuales se cumple un sueño. Christian Thielemann conduce la orquesta en la actual puesta en escena de la tetralogía de óperas “El anillo del nibelungo”. El también director de la Filarmónica de Múnich asegura que los artistas comparten el entusiasmo con su público: “Uno está completamente sumergido en esta obra de Wagner”.

Comenzó con un sueño: el “teatro del futuro”

Festspielhaus de Bayreuth, 1897.Imagen: ullstein bild - histopics

Este 25 de julio la edición 99 del festival abre con una nueva producción de “Lohengrin”, conocida ópera romántica de Wagner (que incluye una marcha nupcial que suele escucharse, junto a la de Mendelsohn, en bodas celebradas en países occidentales). Su director general, Hans Neuenfels, y el director de la orquesta, Andris Nelsons, debutan en Bayreuth este año. El programa incluye además “Parsifal”, “Los maestros cantores de Núremberg” y el ciclo de “El anillo del nibelungo” – obras de Richard Wagner que se presentan en producciones ya conocidas.

“Richard Wagner escribe óperas para un teatro que no existe”, se quejaba uno de sus contemporáneos. Pero, en vez de dejarse derrotar por la realidad, Wagner realizó su sueño: un teatro de festivales propio, sobre el “Grüner Hügel” o “Colina Verde” de Bayreuth. Debía ser provisional, indicar el camino para “el teatro del futuro”. Pero ocurrió exactamente lo contrario: el teatro de Richard Wagner sigue en pie y sigue siendo el único de su tipo.

Wagnermanía o Wagnerfobia

Tankred Dorst, con sentimientos encontrados.Imagen: AP

Los dramas musicales de Wagner son complejos, con múltiples dimensiones y se abren al oyente sólo después de atender repetidamente a su música y acción. Al escritor alemán de 84 años Tankred Dorst, como a muchos de su generación, el Festspielhaus o Teatro de Festivales wagneriano le provoca sentimientos encontrados:

“Esta Colina Verde es, por supuesto, un lugar muy especial. No sólo por razones artísticas, sino porque es, en sí misma, un mito que pertenece a la historia alemana en las buenas pero, sobre todo, en las malas. Cuando me dirijo a los ensayos en la mañana y veo ese edificio, recuerdo aquella parte de la historia alemana, cuando todo lo que hizo Wagner pasó más tarde, con el nazismo, a tener otro sentido”, confiesa Dorst.

La dinastía Wagner... y Hitler

Richard Wagner había muerto medio siglo antes. La entonces directora del festival, Winifred Wagner era miembro del partido nazi y amiga personal de Hitler. También eso pertenece a la historia del festival.

Katharina Wagner (der) y su medio hermana, Eva Wagner-Pasquier, actuales directoras del festival.Imagen: picture alliance / dpa

Desde su fundación, los festivales fueron dirigidos exclusivamente por miembros de la familia Wagner. Primero fue Richard, luego su viuda Cosima, su hijo Siegfried, su nuera Winifred, sus nietos Wieland y Wolfgang, y ahora – desde 2008 – sus tataranietas Eva y Katharina. Ningún otro festival tiene una historia dinástica similar.

Tradición y revolución

Flimm: ensayo de "Die Walküre" ("La Walkiria", en 2004)Imagen: AP/BAYREUTHER FESTSPIELE/ARVE DINDA

Otro escritor alemán, Thomas Mann, ha descrito a Richard Wagner como “probablemente el mayor talento artístico de la historia de la humanidad”. Pero Wagner polariza las opiniones. En el Festspielhaus, que el público grite “¡bravo!” o abuchee no depende sólo de las grandes expectativas o de la calidad de la puesta en escena.

“Es muy interesante que las personas en Bayreuth tienden a una militancia exacerbada, lo cual a veces es escalofriante. Lo que la gente hace sobre el escenario es teatro, subjetividad. Entonces uno puede decir ‘esto es diferente’, ‘esto no me gusta’, pero uno no puede decir ‘esto está mal, es incorrecto’. En el arte no existe lo correcto y lo incorrecto”, dice Jürgen Flimm, director de la producción de “El anillo” entre 2000 y 2005.

El hombre y el mito

Richard Wagner (1813-1883): el hombre y el mito.Imagen: ullstein bild - Granger Collection

La música de Richard Wagner y su influencia han alcanzado entretanto categoría de culto. El resultado, asegura Flimm: “Se producen en el teatro vibraciones irracionales. Y ellas producen, de alguna manera, raros campos de energía. Mucho más aquí que en cualquier otra parte. Y eso también es bueno. Eso también lo hace excitante, claro. La historia de esta familia es casi digna de Shakespeare”.

A pesar de la apertura mediática del festival en los últimos dos años, de los llamados “public viewing” o pantallas gigantes en el exterior, de las transmisiones por internet en “livestreams” y “podcasts”, las “vibraciones irracionales” sólo pueden compartirse en vivo. Probablemente ellas sostengan el interés en acudir al teatro. Por lo pronto, este 25 de julio, habrá fanáticos, curiosos, famosos y protección policial. Entonces, en las siguientes 29 funciones hasta el 28 de agosto, se tratará en serio de Richard Wagner y sus dramas musicales.

Autor: Rick Fulker / Rosa Muñoz Lima

Editor: Pablo Kummetz

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