Fastuoso desfile: China busca cambiar las reglas del juego
3 de septiembre de 2025
12 000 soldados marchando al paso, sistemas de armas ultramodernos aptos para operaciones globales y, por encima de todo, el presidente, Xi Jinping , como hombre fuerte indiscutido en el balcón de la Puerta de Tiananmen, bajo el enorme retrato del fundador Mao Zedong. Estas imágenes dieron la vuelta al mundo el miércoles, 3 de septiembre de 2025.
Veintiséis jefes de Estado y de Gobierno procedentes de Asia, Oriente Medio, África y América Latina presenciaron el espectáculo. Desde Europa acudieron, además del presidente ruso, Vladimir Putin, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, y el presidente serbio, Aleksandar Vučić.
La señal es clara: en un futuro orden mundial, China quiere dictar las reglas. "Tales desfiles militares forman parte del instrumental de las autocracias para mostrar fuerza, sea esta real o supuesta", afirma Eberhard Sandschneider, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad Libre de Berlín y socio de la consultora Berlin Global Advisors. "Impulsado por su auge económico, China está ampliando su papel internacional. Bajo el presidente Xi Jinping, este proceso ha tomado un ritmo aún más acelerado".
El mandatario, de 72 años, tiene una visión clara. Para 2049, en el centenario de la fundación de la República Popular, deberán completarse los procesos de modernización. El PIB per cápita de los 1400 millones de habitantes deberá alcanzar el nivel de una nación industrial mediana. Según cálculos de diversas consultoras de renombre, el país del este asiático podría superar a EE.UU. como mayor economía mundial en cinco o, a más tardar, en quince años.
Dominio económico y político van de la mano
También en lo político China refuerza su liderazgo, tanto en organismos internacionales como los BRICS, la alianza de las mayores economías emergentes, y con la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). A través de su proyecto de infraestructura global "Iniciativa de la Franja y la Ruta", con 153 países firmantes, China atrae cada vez más apoyos frente a Occidente: con el corredor económico CPEC en Pakistán, los trenes de alta velocidad SGR en Kenia y más recientemente con el megapuerto de Chancay en la costa del Pacífico en Perú.
Esta interconexión entre economía y política la utiliza China para crear un orden paralelo del Sur Global. Los proyectos de infraestructura pública surgen de consultas gubernamentales. El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), creado por China, u otros bancos estatales conceden créditos cuando el Partido Comunista lo dispone, con el fin de alcanzar objetivos de política exterior. En la cumbre de la OCS del lunes (01.09.) se anunció un nuevo banco de la organización.
Las normativas sobre trabajo y medioambiente suelen quedar en el papel. Contratistas chinos reciben dinero chino y envían trabajadores chinos al mundo. La deuda la cargan los países socios, con consecuencias fatales: más deuda obliga a más obediencia hacia el acreedor en Pekín.
Y quien critica las graves violaciones a los derechos humanos en la región autónoma del Tíbet o contra la minoría musulmana uigur en Xinjiang, queda excluido. En cambio, quien reconoce a Taiwán como provincia china obtiene el contrato, con gestión eficiente en tiempo récord y con los fondos necesarios.
El "modelo chino" en ascenso
Este "modelo chino" es criticado en Occidente, pero gana cada vez más adeptos en el Sur Global. Así, Olusegun Obasanjo, quien fue presidente de Nigeria durante doce años, exhorta a los países africanos a aprender del "modelo chino". Los notables progresos de China en las últimas décadas son "una fuente de inspiración y de oportunidades para Nigeria y África", declaró Obasanjo a la agencia oficial china Xinhua.
EE.UU., hasta ahora el principal financiador internacional, ha recortado casi toda su ayuda exterior bajo el Gobierno de Donald Trump. Tras el cierre de la agencia USAID, Trump eliminó la semana pasada fondos por casi cinco mil millones de dólares del presupuesto en curso, que ya habían sido aprobados por el Congreso.
Reforma de la "gobernanza global"
El objetivo de Xi es "democratizar" las relaciones internacionales y oponerse a la "hegemonía", explica Claus Soong, investigador del centro de estudios MERICS en Berlín. "Este enfoque influye y moldea de manera continua la visión que China tiene del mundo. Sin embargo, no tiene sus raíces en un orden o ideas liberales. Su origen está únicamente en el estatismo y en los intereses nacionales."
Diplomáticos del ministerio de Exteriores chino elaboran actualmente un plan maestro con el objetivo de reformar la "gobernanza global". China pretende "asumir un papel líder en el cambio y en la creación de nuevas formas de gobierno internacional", se afirma. Esto sería necesario debido a la acumulación de crisis globales y a la transformación de los equilibrios internacionales de poder.
¿El centralismo chino como producto de exportación?
Que Pekín exporte su propio modelo de gobierno no lo ve probable el experto Sandschneider: "Un partido comunista que gobierna en solitario desde hace más de 70 años ha creado un sistema peculiar propio. Tampoco veo que China dé pasos concretos como los intentos occidentales de promover la exportación de la democracia." China no interfiere en los órdenes políticos de otros. "China quiere lo que necesita. Son sobre todo recursos y, cada vez más, acceso a mercados."
"La democracia debe ser defendida tanto de los desafíos internos como externos", afirma el experto de MERICS Soong en una entrevista con DW. "Está amenazada cuando regímenes autoritarios se expanden y exigen que renunciemos a la democracia en favor de la autocracia."
Europa, ocupada consigo misma
El margen de maniobra en Europa es hoy más limitado que nunca. Mientras la superpotencia EE.UU., con su impredecible presidente, genera gran revuelo con su guerra comercial global, Europa está demasiado ocupada consigo misma.
El viejo continente ha de defender primero la democracia en casa. Muchos países de la UE luchan por lograr mayorías de gobierno que impidan la llegada de la extrema derecha al poder. Ya son siete, de los 27 Estados miembros, los países que tienen gobiernos con participación de partidos populistas de derecha.
En Alemania se percibe claramente la reorientación hacia Oriente. Alemania mantiene fuertes lazos económicos con China. Pero: "Quien realmente quiera comprender nuestro desafío, que viaje a los países asiáticos, no solo a China", apeló el canciller federal Friedrich Merz en el congreso regional de la CDU en Baja Sajonia a finales de agosto. En Oriente se percibe una increíble dinámica, "donde también existe la ambición de llegar a ser líderes en el mundo, y eso incluye a China."
(gg/ms)