Santurrón en medio de la sociedad

Frankfurter Rundschau, Fráncfort del Meno: “Paradójico, pero cierto: todas las personas que participaron en el juicio a Josef F. tienen un bien fundamentado desinterés por el caso. ¡Incluida la Fiscalía! Naturalmente, podría preguntarse por qué, por ejemplo, los funcionarios de una autoridad pública –el juzgado de St. Pölten– no querían amargarles la vida a los funcionarios de otra autoridad pública –la Oficina de Protección Juvenil– y por qué en una Austria que siempre obedece lo que dicen los funcionarios y las autoridades, tiene que ser así. Pero en realidad el fatal desinterés en aclarar a fondo el caso responde exactamente a la forma como lo tratamos. Ya sólo la mención de lo monstruoso del caso, que se escucha y lee por todos lados, tuvo como objetivo sobre toda una cosa: echar a Josef F., que vivía en medio de la sociedad, justamente de nuestro entorno. Pero a todas las luces el orden cultural que se dice defender posibilita justamente la existencia de vidas tan desmesuradas y santurronas como la de Josef F.”

¿Satisfacer el sensacionalismo?

Der Standard, Viena: “La crítica, particularmente de medios de comunicación alemanes, a lo breve del proceso no es comprensible. ¿Por qué extenderlo si las cosas están claras? Probablemente, las declaraciones de la hija en vídeo fueron lo suficientemente horrorosas, de tal forma que sólo unos pocos pasajes bastaron para arribar a una decisión, que, de cualquier forma, luego de la confesión estaba clara. Una prolongación sin razón sólo hubiera satisfecho el sensacionalismo, sin beneficios para el proceso. (…) En St. Pölten no puede surgir la sospecha de que hubo arreglos con mal tufillo porque el proceso se llevó a cabo en forma transparente y fue anunciado con mucha anticipación.”

Nepotismo, secreteo e incompetencia

The Times, Londres: “Cuando Josef F. pase a cumplir su condena en un hospital-cárcel psiquiátrico, Austria debe plantearse las cuestiones que no fueron planteadas durante el juicio. Entre ellas se cuenta la pregunta básica de si el nepotismo, el secreteo y la incompetencia no protegieron a la Policía y los Servicios Sociales de las reformas que ambas urgentemente necesitan. Analizando los casos (de la secuestrada) Natascha K. y Josef F., la respuesta no puede ser más que positiva. Y ello significa que ese tipo de crímenes se repetirán, más tarde o más temprano.”