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Felipe Calderón y Genaro García Luna: un vínculo indisoluble

6 de mayo de 2020

La realidad es que lo que ha unido a Calderón y García Luna es un vínculo personal y profesional indisoluble. Una amalgama hecha de complicidad personal y en el ámbito público de México.

Felipe Calderón (der), ex presidente de México y Genaro García Luna (izq.), ex secretario de Seguridad Pública de México.
Felipe Calderón (der), ex presidente de México y Genaro García Luna (izq.), ex secretario de Seguridad Pública de México.

Estaba regresando con mi hijo de dar un pequeño paseo en el primer día de la reapertura de la cuarentena en el lugar en donde ahora me encuentro, cuando a mi teléfono comenzaron a llegar varias solicitudes de entrevista de medios de comunicación en México, a raíz de las fuertes declaraciones de la exembajadora de USA en México (2016-2018), Roberta Jacobson, al periodista Jesús Esquivel de la revista Procesosobre el  Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Lunadurante el gobierno del presidente Felipe Calderón . 

Jacobson dijo a Esquivel que el gobierno estadounidense había escuchado información sobre la corrupción y otros "problemas” de García Luna,  detenido a fines del año pasado en USA, encarcelado en New York, acusado de traficar drogas desde 2001 a 2019, y de trabajar para el Cartel de Sinaloa. Afirmó que incluso parte de la información que el gobierno de Washington había recibido venía de autoridades mexicanas.  "El gobierno de México sabía tanto como nosotros (de García Luna), si no es que más y nunca tomó acciones en su momento”, dijo textualmente la ex embajadora refiriéndose al gobierno de Calderón. Este reaccionó de forma virulenta afirmando en su cuenta de Twitter que él nunca supo nada de las actividades ilegales de García Luna.

Desde hace quince años investigo al Cartel de Sinaloa, la organización de tráfico de drogas mexicana más poderosa del mundo, con presencia en más de 60 por ciento del planeta. He hablado con sus integrantes, me han escrito cartas, he entrevistado a sus familiares, abogados, socios, amigos y enemigos, funcionarios públicos vinculados y limpios.

Anabel Hernández, columnista de DW.

Y justamente en esa larga y dolorosa ruta de investigación que me llevó hasta las entrañas del cartel en 2006  aparecieron en el camino los nombres del entonces presidente de México Felipe Calderón, de su Secretario de Gobernación Juan Camilio Mouriño - muerto en 2008 cuando el avión donde viajaba explotó en el aire - y el del Secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna. El inmenso poder que los tres reunían no desalentó mi interés de conocer, de investigar, de indagar si los señalamientos de que estaban pactando con el Cartel de Sinaloa eran ciertos o no. Lo que comenzó como hipótesis se fue confirmando.

Hoy, García Luna está preso en una fría celda en NY esperando el juicio histórico donde por primera vez un ex secretario de estado mexicano es juzgado en USA por tráfico de drogas y relación con el cartel. Mientras que su ex jefe, Calderón, ha creado un partido político "México libre” a través del cual quiere regresar al poder en México a través de la candidatura presidencial de su esposa Margarita Zavala. Ahora, Calderón se deslinda de García Luna. Dice que nunca supo de sus vínculos con el narcotráfico. Y el gobierno de ‘abrazos y no balazos' de Andrés Manuel López Obrador dice que solo investigará a Calderón si la ‘voluntad popular' se lo pide, como si la aplicación de la ley estuviera por debajo del capricho colectivo del momento.

La realidad es que lo que ha unido a Calderón y García Luna es un vínculo personal y profesional  indisoluble. Una amalgama hecha de complicidad personal y en el ámbito público.

De der. a izquierda: Felipe Calderón (México), Lilian Tintori (Venezuela), Andrés Pastrana (Colombia) y José Ma Aznar (España). Aquí, durante la Cumbre de las Américas, en Ciudad de Panamá el 9 de abril de 2015. Imagen: picture-alliance/dpa/A. Ernesto

La primera vez que escuché el nombre de García Luna y sus nexos con el Cartel de Sinaloa fue a inicios del sexenio de Calderón. Un grupo de militares le había advertido a Calderón en los tiempos de transición de la administración del presidente  Vicente Fox a la suya, que el entonces titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) tenía nexos con el Cartel de Sinaloa.  Los militares entregaron videos e interceptaciones telefónicas de miembros del equipo muy cercano de García Luna dialogando y negociando con narcotraficantes. Juan Camilo Mouriño, amigo entrañable de Calderón, un joven dueño de toda la confianza del presidente electo e integrante de su partido político de derecha, PAN, era entonces el responsable de integrar lo que sería el nuevo gabinete.

Lo hicieron no solo para que García Luna no tuviera ningún tipo de espacio en la nueva administración, sino para que se le investigara. Además, sobre García Luna pesaban gruesas acusaciones acumuladas en expedientes judiciales por sus vínculos con bandas de secuestro, y su ineficacia como servidor público frente a la AFI.

Para su sorpresa, Calderón no investigó a García Luna sino que lo nombró responsable de la seguridad de todo el país, le dio mas poder, mas elementos y más presupuesto. Lo que los militares no sabían es que la AFI había ayudado a la campaña presidencial de Calderón a espiar a sus enemigos dentro de su partido político y a su contrincante Andrés Manuel López Obrador quien iba adelante en las encuestas de preferencia electoral. Espionaje ilegal, claro.

Mouriño fue un factor muy importante en la decisión, pero además de él hubo otras dos personas que recomendaron ampliamente a García Luna con Calderón: Jorge Enrique Tello Peón, quien trabajaba entonces para CEMEX, una de las empresas de cemento más importantes de América Latina, el ‘padrino' de García Luna en el ámbito del sector público. Fue Tello Peón su primer jefe en la carrera profesional del policía corrupto en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari cuando entró a trabajar al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).

Calderón habría ofrecido el cargo de titular de la SSP a Tello Peón, pero como éste estaba enfermo recomendó amplísimamente a su pupilo García Luna. Años después en una conversación entre el general Mario Arturo Acosta Chaparro con Joaquín Guzmán Loera "El Chapo”, miembro de la cúpula del Cartel de Sinaloa, este habría contado que Tello Peón fue uno de los funcionarios públicos que le facilitó el escape de la prisión de máxima seguridad en Puente Grande Jalisco en enero de 2001, con la ayuda de García Luna. Al general lo conocí personalmente.

Y otro hombre clave, cuya amistad con García Luna era profunda, larga, importante: Héctor Slim Seade, entonces director de la compañía telefónica más importante de México, TELMEX, sobrino de quien entonces era el segundo hombre más  rico del mundo: Carlos Slim. Héctor era hijo de Julián Slim, quien había sido policía - como García Luna - en la históricamente corrupta Dirección Federal de Seguridad (DFS). Era tal el vínculo entre el poderoso sobrino de Slim y García Luna que éste último le dedicó un libro que publicó en 2006 titulado "¿Por qué 1661 corporaciones de policía no bastan?”

"Al licenciado Héctor Slim Seade, por su amistad, su apoyo; por todos los conocimientos, experiencias profesionales y personales compartidas”, dice textualmente la dedicatoria.

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De 2010 a 2013, Carlos Slim ostentó el título del ‘hombre más rico del mundo'. ¿Qué pensará de que su sobrino tenía esa amistad personal con quien ahora esta sometido a proceso penal en NY por tráfico de drogas y complicidad con el Cartel de Sinaloa? Luego de la detención de García Luna, ninguno de los dos empresarios ha emitido alguna opinión, como si no lo hubieran conocido nunca, cuando TELMEX fue uno de los principales proveedores de la SSP en los tiempos del ahora detenido.

Además García Luna comenzó a contratar gente de TELMEX en su equipo más cercano en la SSP, dependencia que de acuerdo a la información que tiene el gobierno de la Casa Blanca trabajaba prolíficamente con el Cartel de Sinaloa, al menos los funcionarios de más alto rango y los más cercanos a García Luna.

En poco tiempo los tres, Calderón, Mouriño y García Luna, establecieron una relación muy personal. Intima. El Presidente mandó a hacer una remodelación en la casa presidencial conocida como Los Pinos e hizo un bar solo para hombres de su equipo. Ahí se reunían los tres, de acuerdo a testigos presenciales. En los jardines de Los Pinos los tres participaban en informales partidos de futbol e incluso jugaban Gotcha escondiéndose juguetones entre la foresta. 

No. Calderón no puede borrar esas horas retozando con García Luna, su amistad, su cercanía. No puede decir que no notó el veloz e injustificable cambio patrimonial de su amigo y secretario de estado.  Calderón no solamente sabía, y hay decenas de elementos que se acumularon durante los años de mi investigación que lo prueban. Continúo la próxima semana.

El Presidente López Obrador hizo el 5 de mayo hizo un reconocimiento público a mis investigaciones e integridad como periodista y mexicana. Y me invitó a colaborar con la Fiscalía de Estados Unidos en la investigación contra García Luna y Felipe Calderón. Yo invito a la Fiscalía General de México encabezada por el fiscal que se supone es independiente, Alejandro Gertz Manero a hacer su trabajo. Soy periodista, no policía ni ministerio público.

(jov)

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