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Sociedad

Ferdinand Piëch: la muerte del patriarca de VW

Henrik Böhme
27 de agosto de 2019

Apasionado de los coches, patriarca y legendario director de VW: la muerte de Ferdinand Piëch marca el final de una era en la historia económica alemana. La historia de su vida es única.

Ferdinand Piëch, presidente del Consejo de Supervisión de Volkswagen, en 2012.
Ferdinand Piëch, presidente del Consejo de Supervisión de Volkswagen, en 2012.Imagen: Getty Images/S. Gallup

Ferdinand Piëch hizo de Volkswagen lo que es hoy: un grupo automotriz activo a nivel mundial y de gran éxito. Cuando asumió el cargo de jefe de VW, a principios de 1993, la empresa se encontraba por los suelos. Ni siquiera sabía con seguridad qué tan posible sería cubrir el salario de dos meses de los trabajadores.

Piëch ordena, pone el negocio de cabeza, y altos directivos son despedidos por docenas. Introduce la llamada "estrategia de plataforma", en la que los diferentes modelos de la marca comparten una base técnica. También implementa la semana de cuatro días sin compensación salarial, además de horarios de trabajo flexibles, y salva así miles de puestos de trabajo. El resultado final es una compañía de automóviles que ofrece todo lo que puede rodar: desde motocicletas hasta camiones pesados. Desde el coche de tres litros hasta el Bugatti de 1000 CV. Doce marcas bajo un mismo techo.  

Cuando llegó a la dirección del Consejo de Supervisión en 2002, duplicó el volumen de negocios del grupo y logró beneficios nunca antes vistos. 

Ferdinand Piëch (der.), Ferdinand Alexander Porsche (izq.) y su abuelo Ferdinand Porsche.Imagen: Dr. Ing. h.c. F.Porsche AG

Rigor en el internado

Nacido en Viena en 1937, en el clan Porsche-Piëch lo llaman "Burli": un niño sin talento que lleva malas notas a casa y finalmente es enviado al internado por su madre, muy estricta. Un "internado endurecedor", que más tarde describe en su autobiografía como la "época oscura de su educación". Allí se dio cuenta de que "mucho es posible haciéndolo solo, porque uno no se puede confiar". Un lema que lo acompañaría a lo largo de su vida.

Piëch estudió ingeniería mecánica y completó su formación como ingeniero con una tesis sobre tecnología de motores de competencia. Comenzó su carrera automovilística en los años 70 en Porsche. En Zuffenhausen, en el norte de la ciudad de Stuttgart, desarrolló el legendario Porsche 917, que más adelante ganaría las 24 Horas de Le Mans.

El Porsche 917, ganador de las 24 Horas de Le Mans en 1970.Imagen: picture-alliance/ASA

Sin embargo, su familia le negó el sueño de convertirse en el director de Porsche: el entonces jefe, Ferry Porsche, había decretado que no aceptaría a nadie que no fuera portador del apellido. Entonces, en 1972, Piëch se mueve a Audi en Ingolstadt, haciendo allí carrera hasta ocupar la silla ejecutiva.

Nada ni nadie puede frenar a Piëch

Veinte años más tarde, de ser una polvorienta marca, favorita de los jubilados, Piëch convirtió a Audi en un fabricante de primera calidad, y se mudó de Ingolstadt a Wolfsburgo. Allí ya nada podía detenerlo: ni el escándalo de espionaje sobre José Ingnacio López, a quien trajo de General Motors y que fue descubierto con documentos confidenciales, ni los casos de corrupción relacionados a fiestas sexuales y viajes de lujo de los miembros del comité de la empresa. Después de varios años como director general de VW (1993-2002), comenzó la gloriosa era del Prof. Dr. Ferdinand Karl Piëch al frente del Consejo de Supervisión de VW.

Ferdinand Piëch como miembro del Consejo Administrativo de Audi, en 1982.Imagen: picture alliance/dpa/Audi

"Aquel que no esté de mi lado, o me contradiga, se puede marchar", menciona en su autobiografía. Lo cual le valió el descontento de muchos. Por ejemplo, de Bernd Pischetsrieder, a quien Piech trajo de BMW para nombrarlo jefe de VW en 2002, y sobre quien, cuatro años más tarde, declararía: "Demasiado tarde me di cuenta de que había elegido al hombre equivocado". O el jefe de Porsche, Wendelin Wiedeking. Cuando le preguntaron, en mayo de 2009, si aún tenía confianza en él, Piëch respondió: "Por el momento. Pero solo por ahora."

Piëch acababa de dar un golpe maestro: ya un año atrás, Porsche había intentado tragarse a VW. Piëch mueve bien los hilos y logra revertirlo. La orgullosa empresa Porsche pasa a ser una marca más del grupo VW. Una humillación para el clan Porsche: "Burli" lo había conseguido.

Wendelin Wiedeking (centro) persiguió la dirección de Volkswagen, lo cual no sucedió.Imagen: dapd

El caso Winterkorn

En 2014, Piech está en la cima de su poder. Por primera vez, la empresa vende más de 10 millones de coches, las ventas anuales ascienden a 200.000 millones de euros y los ingresos a 12.000 millones de euros. Pero Piëch quiere más: hasta 2018 busca superar a su eterno rival, Toyota, y así convertirse en el número uno del mundo. VW logra su objetivo dos años antes, pero Piëch ya se había ido. La razón: el patriarca cometió un error. "Estoy distanciado de Winterkorn", fue su frase legendaria en una entrevista con "Der Spiegel", en abril de 2015. Es el comienzo de una lucha de poder entre Piech y quien fuera su protegido, Martin Winterkorn. Al igual que Piëch, Winterkorn es un técnico muy capaz, pero también un hombre al que le gusta el poder, y además, extravagante: pagó 50.000 euros por una carpa Koi japonesa para su finca en Wolfsburgo con dinero de la empresa.

Pero Piëch pierde la lucha de poder contra Winterkorn, quien tiene más simpatizantes en la Junta de Supervisión. El 25 de abril de 2015, Piëch dimite como presidente del Consejo de Supervisión. Unos meses después, estalla el escándalo por emisiones de diésel que aún sigue aquejando a Volkswagen. Sus actas de testimonio ante los fiscales del Tribunal Regional de Braunschweig, a finales de 2016, muestran que es probable que Piëch haya sido informado sobre la situación ya en febrero de 2015.

Piëch, su esposa Úrsula y Martin Winterkorn en el año 2000.Imagen: Getty Images/S. Gallup

En la vida de Ferdinand Piëch, tal como escribió el Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung en 2015, hubo tres cosas importantes: Volkswagen, la familia y el dinero. En ese orden, según lo dijo él mismo. Aunque es probable que Piëch, padre de 13 hijos, haya sido algo más que un patriarca sin escrúpulos. La invitación a su 75 cumpleaños decía: "En realidad, soy muy diferente, pero pocas veces puedo demostrarlo."

(ee/cp)

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