La industria automotriz alemana ha sido la fuerza pionera que ha llevado a sus propios proveedores y a otros sectores industriales a buscar establecerse en México. Más de 20 ensambladoras de las principales marcas alemanas se han establecido en el país, que se ha convertido en el 7° productor automotriz a nivel global con 3,8 millones de automóviles producidos al año, que son exportados sobre todo al mercado norteamericano.

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La gran incertidumbre sigue siendo el vecino del norte que amenaza con anular el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA). Sin embargo, pese a la retórica del presidente estadounidense, se percibe optimismo en Hannover. Uno de los principales atractivos que ofrece México son sus bajos salarios. Mientras que en Estados Unidos un ingeniero gana unos 70.000 dólares al año, en México el mismo ingeniero percibe apenas 15.000 dólares.

La experta Sigrid Zierbel, de la poderosa Confederación de la Industria Alemana (BDI), techo de 40 asociaciones industriales y más de 100.000 empresas con unos 8 millones de trabajadores, considera que la situación para los trabajadores mexicanos irá mejorando paulatinamente.

México y Alemania sondean la cooperación en la industria 4.0

DW: ¿Cómo se ha desarrollado la cooperación, el intercambio comercial entre México y Alemania en los últimos años?

Sigrid Zirbel: Hemos visto un desarrollo muy dinámico, el año pasado se registró un volumen comercial de unos 21.000 millones de euros, en ambas direcciones. Nuestras exportaciones fueron de un orden de 13.000 millones. También respecto a las inversiones hay una actividad muy fuerte por parte de las empresas alemanas, sobre todo en el ámbito automotriz y la industria proveedora del sector. Las relaciones económicas bilaterales van por muy buen camino y veo muy buenas perspectivas.

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¿Dónde ve usted el mayor potencial de crecimiento y desarrollo?

Por supuesto en el sector automotriz. México tiene fuertes ambiciones. Actualmente es el 7° productor automotriz a nivel mundial y quiere convertirse en el 5° mayor fabricante del mundo en 2020. Me parece que, de momento, hay buenas señales de que lo logrará. También hay potencial en otras áreas, como en el sector energético, en la construcción de maquinaria, en donde hay buena disposición a invertir más, así como en el sector salud, por ejemplo, en tecnología médica. Ahí hay muy buenas posibilidades. También por supuesto el gran tema que se menciona aquí en la feria, que es la digitalización, la industria 4.0, esto teniendo en cuenta una mayor actividad industrial, pero las posibilidades de crecimiento y de cooperación se ven incluso en otros sectores como la agroindustria.

¿Considera usted realista que México se convierta en el quinto productor automotriz a nivel mundial?

Es difícil predecir el futuro, sobre todo cuando mucho depende de las decisiones políticas. No sólo respecto a las decisiones del gobierno mismo, sino de terceros, en esto dependerá mucho de cómo se desarrolla la política comercial en el plano internacional.

Es decir, si NAFTA fracasa. En ese caso, ¿que situación podríamos esperar?

Es difícil pronosticarlo. Hoy escuchamos que las empresas declararon su compromiso de seguir en México, no solo por el NAFTA. Porque las condiciones marco en el país son atractivas, porque el mercado interno tiene también un gran potencial. Estamos hablando de alrededor de 130 millones de habitantes y también porque México está entrelazado con otras regiones y países; ahora con su ingreso al nuevo acuerdo TTP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica), pero también de cara a las negociaciones que tienen que realizarse con Brasil, así como con otros países latinoamericanos (miembros del Mercosur). Creo que México como polo de inversion seguirá siendo interesante, además, el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México, cuya modernización ha sido pactada ya, fomentará más el desarrollo de las relaciones económicas entre Europa y México.

Se tiene la impresion de que México será interesante mientras mantenga bajos salarios….

Todo depende de en qué dirección se encamine el país. Es por cierto un desarrollo normal que se comience con salarios bajos, que van aumentando en la medida en que hay un aumento en el valor agregado, de manera que los aumentos salariales se justifiquen. Por supuesto que es una gran ventaja tener bajos salarios. Pero a la par de una mayor creación de valor y de una mayor cualificación de la fuerza laboral, me parece que el país tiene muchas posibilidades.

Eva Usi (VT) 

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