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Festival “Centroamérica cuenta": una locura contagiosa

Amir Valle (jov) 25 de mayo de 2016

El evento "ha sido muy importante para reunir el gremio de escritores del área con sus pares latinoamericanos y españoles y poner la literatura de Centroamérica en el mapa", dice la escritora nicaragüense Gioconda Belli.

La escritora nicaraguense Gioconda Belli
La escritora nicaraguense Gioconda BelliImagen: DW/N. Naumann

"Memoria que nos une" es el lema que reúne a más de sesenta intelectuales en la cuarta edición de este festival, que ya desde el primer encuentro se consagró como uno de los espacios más importantes que necesitan las letras centroamericanas para romper las barreras que aún impiden la promoción regional, continental y universal de la literatura que se produce en esos países. A propósito de este encuentro anual, ideado y fundado en 2013 por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, y con la intención de abordar también otros temas trascendentales para la cultura en la región, DW conversa con la escritora internacionalmente más conocida de Nicaragua: Gioconda Belli.

DW: Un Festival de Literatura, en los tiempos que corren, tiene mucho de locura, y especialmente si se realizan en países donde los problemas económicos asfixian la cultura. ¿En qué sentido consideras que ha beneficiado "Centroamérica cuenta" a las letras nicaragüenses y centroamericanas?

Gioconda Belli: Pero es una locura buena y además contagiosa. Han proliferado en América Latina. Y creo que la razón es que son exitosos, que llenan un vacío muy grande de contacto entre las culturas que va más allá de comercio o la diplomacia. Son contactos de persona a persona, alrededor de libros, de poesía, de narrativa. La gente tiene la oportunidad de oír charlas interesantes, de aprender cosas. Centroamérica Cuenta ha sido muy importante como un espacio para reunir el gremio de escritores del área con sus pares Latinoamericanos y españoles y poner la literatura de Centroamérica en el mapa. Por otro lado, los países pobres por lo mismo de serlos, tienden a ser insulares. Un evento como éste, abierto al público, les da la oportunidad de asomarse por una ventana a lo que piensa esa extraña profesión que se dedica a la imaginación.

Cuando se habla de literatura, los nombres de los escritores y las obras de Centroamérica suelen ser relegados, cuando no olvidados. ¿Razones para esa "marginación"?

Precisamente una de los objetivos de Centroamérica Cuenta es llamar la atención de editoriales y periodistas del mundo cultural sobre autores poco conocidos fuera del área. En América Latina se está escribiendo mucho y bien, pero en cada país sólo dos o tres nombres se vuelven conocidos. Las editoriales, las secciones culturales de los diarios se han visto reducidas en presupuestos o números de páginas en los últimos años; se relega a la cultura del arte para que predomine la cultura de masas, los artistas, las celebridades. Por lo mismo quizás los creadores hemos tenido que inventarnos espacios y complicidades para evitar esta marginación de que hablas.

Feminismo y literatura: un gran debate en estos tiempos. ¿Qué piensas sobre tan polémico tema?

Tal vez el error ha sido considerar el feminismo como un pensamiento redondo. Para mí, más que feminismo, hay feministas, y cada una expresa una manera de pensar que tiene que ver con su propia experiencia. Creo que hay puntos de partida comunes, experiencias comunes, pero no hay recetas iguales para todas. En mi novela El Intenso Calor de la Luna, Emma, la protagonista, descubre que llegar a la madurez puede ser el comienzo de una aventura y de una revolución individual. Lavinia, de otra de mis novelas, La Mujer Habitada, descubre que no sólo basta una revolución individual, sino que se requiere una revolución colectiva. Pero Emma vive después de esa Revolución en la que Lavinia participa y que no logra todo lo que se proponía. Emma es más escéptica pero encuentra a fin de cuentas su propia respuesta liberadora, igual que, en otro contexto, la encuentra Lavinia.

Según las circunstancias socio-políticas actuales, parece que los escritores latinoamericanos seguiremos siendo abatidos por esa polaridad "compromiso social – escritor", casi como una condicionante de la existencia. ¿Cuál es tu posición ante este “dilema”?

Creo que hemos aprendido a respetar las opciones y a juzgar menos duramente a nuestros colegas. Ser comprometido o no dejó de ser una medida que se aplica a cada escritor latinoamericano. El compromiso que hoy más se exige es el del escritor con su propia obra y con sus lectores. El mundo antes era blanco y negro y había lugar para esas discusiones; hoy cuando el mundo es tan gris y a menudo indescifrable, creo que uno juzga la ética, la nobleza, los valores humanos de las personas más que sus posiciones políticas.

Finalmente, ¿qué le duele hoy a Gioconda Belli de esa Nicaragua por la que tanto ha luchado?

Me duele que siga siendo el país más pobre de la América continental. Y tantas cosas más, pero esa es la más dura de todas.

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