La Fiesta de la Cerveza de Múnich cerró con una caída del número de asistentes, que los organizadores atribuyeron a las amenazas de islamistas de perpetrar atentados terroristas en Alemania y a la crisis económica.

Cerca de 5,7 millones de personas acudieron a las celebraciones de Múnich, unas 300.000 menos que el año pasado. Según la jefa del comité organizador, Gabriele Weishäupl, un video aparecido en septiembre en el que islamistas amenazaban con atentar contra la Oktoberfest ahuyentó a muchos visitantes, mientras que la recesión frustró los planes de otros de viajar a Múnich. Los festejos de este año contaron con una nutrida presencia policial. Se erigierion cordones en torno a los prados donde están asentadas las carpas y se controlaron bolsos y mochilas. También se prohibió sobrevolar el lugar.

Felizmente no se produjeron los temidos ataques, pero las borracheras dejaron un saldo de varios heridos y un muerto.

La caída en la asistencia no hizo mella en el consumo de cerveza de los visitantes, que bebieron unos 6,6 millones de jarros, unos 100.000 más que en 2008. Como todos los años, largas colas se formaron delante de las carpas y los jardines cerveceros en los que tienen cabida cerca de unas 100.000 pesonas.

El festival, que se precia de ser el mayor evento popular del mundo, es un ejemplo de organización. Equipos de rescate se encargan de los heridos y los ebrios y un departamento computarizado de objetos perdidos ayuda a localizarlos y recuperarlos. dpa