Agua potable, mantas, medicamentos: una semana después del peor tifón de la historia de Filipinas que dejó miles de muertos a su paso, la ayuda internacional llega a los damnificados.

Allí, donde los helicópteros depositaban paquetes de ayuda, en pocos minutos se agolpaba una gran multitud. En la devastada Tacloban con una población de más de 200.000 personas, la gente hacía colas durante horas para conseguir un par de botellas de agua potable.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) rebajó la cifra de muertos por el tifón a 3.600 personas, frente al número de 4.460 muertos dado a conocer el jueves. Mientras, 1.179 personas permanecen aún desparecidas.

"El número de 4.460 muertos fue una estimación hecha por el gobierno filipino", aseguró John Ging, de la oficina de coordinación de ayuda en emergencias OCHA de la ONU.

Un total de 10.000 supervivientes de la catástrofe recibieron por primera vez un paquete con alimentos. El puente aéreo de los helicópteros estadounidenses intentó mitigar las necesidades de la población.

Los helicópteros vuelan sin descanso llevando ayuda a las regiones afectadas por el tifón "Haiyan". También la ayuda médica a los heridos está ya en funcionamiento. Entre otros, un hospital de campaña alemán está ya en activo en la isla de Leyte.

La ayuda extranjera a Filipinas suma ya casi 150 millones de dólares, informó el Ministerio de Exteriores de Filipinas.

Fortalecen ayuda

Cada vez más organizaciones internacionales consiguen llegar a los damnificados por el peor tifón de la historia del país, donde casi siete millones de personas resultaron afectadas, destruyendo casas con vientos récord de hasta 315 kilómetros por hora.

La mayoría de las víctimas se registraron en Leyte y la cercana provincia de Samar, donde "Haiyan" levantó olas similares a un tsunami de hasta cinco metros que arrasaron pueblos y ciudades.

"Los 91 trabajadores de la organización Médicos Sin Fronteras consiguió llegar a las islas de Cebu, Samar, Panay y Bantayan", informó la ONG en Berlín.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) fortaleció su ayuda. Hasta ahora, los trabajadores se ocupan de manera conjunta con los organismos locales de distribuir la ayuda a cerca de 7.000 personas.

La ayuda llega en contenedores a las zonas de la catástrofe portando bidones, lonas de plástico, mantas y esterillas.

"Las condiciones en la zona de la catástrofe siguen siendo extremadamente difíciles", explicó un portavoz de ACNUR. "Debido a la falta de combustible los camiones no pueden llevar la ayuda o sólo a muy contadas regiones, además de a Tacloban", agregó.

Ayuda alemana

La red de laorganización internacional Caritas ha conseguido llegar hasta el momento a 68.000 familias.

Por su parte, Acción de Ayuda Alemana ha servido de apoyo en Cebu para el reparto de los recursos. Desde allí el trabajador Moritz Wohlrab de Núremberg ayuda para que los alimentos lleguen a todo el mundo.

Wohlrab critica la organización filipina. "Por desgracia, falta una imagen de conjunto", declaró a dpa. "Es evidente que el gobierno se ha visto desbordado por esta catástrofe", agregó.

El ministro de Interior, Mar Roxas, admitió que actuaron en muchas cosas demasiado lento. "Cada día transcurre todo mucho mejor que el día anterior.

No se puede ir más rápido en una situación como ésta, donde se han visto afectadas tantas personas y donde tantas infraestructuras han quedado dañadas", afirmó en Tacloban.

El gobierno informó que los daños y las pérdidas de producción a causa del tifón "Haiyan" lastrarán el crecimiento económico de Filipinas este año en entre 0,3 y 0,8 puntos porcentuales y esperan un crecimiento anual estimado de un 6,5 por ciento.

EL(dpa,reuters)