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Colombia y la difícil lucha por la paz total

Isabella Escobedo
21 de marzo de 2023

Con la orden de actuar contra el grupo narcoparamilitar Clan del Golfo, el presidente colombiano, Gustavo Petro, da un giro en su estrategia de seguridad pública, basada en negociar. ¿Está siguiendo los pasos de México?

Un soldado colombiano sujeta un arma.
La organización narcoterrorista Clan del Golfo tiene el control territorial en 11 de 32 departamentos colombianos. Imagen: Juancho Torres/AA/picture alliance

El anuncio de Petro del pasado domingo (19.03.2023) de suspender el cese al fuego acordado con el Clan del Golfo, entre otros actores, supone un giro en su política de negociar o intentar someter de forma simultánea a todos los grupos armados del país para alcanzar una paz total.

El alto al fuego con el grupo armado organizado narcoparamilitar fue acordado el 31 de diciembre del 2022 y también incluía a disidencias de las FARC, así como al Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupo que, días después, desmintió que formara parte del acuerdo. Ahora, tras un ataque del ELN contra la Policía, y con la sospecha de que ese grupo armado ha continuado dedicándose al negocio ilegal del oro y de drogas, y que está detrás de un violento paro minero en el Bajo Cauca antioqueño, el mandatario ha anunciado que la fuerza pública debe actuar de inmediato contra las estructuras de esa organización emafiosa.

¿Sigue Colombia los pasos de México?

Este desarrollo de la estrategia de seguridad pública contra el narcotráfico puede parecer similar a la situación en México, donde, a pesar de que el presidente López Obrador sigue acogiéndose a la narrativa de "Abrazos, no balazos", la estrategia parece haber cambiado a una forma más ofensiva, según afirman expertos.

Algunos datos que podrían indicar ese nuevo rumbo son, por ejemplo, la detención de Rafael Caro Quintero, o la extradición de Juan Gerardo "N", alías "El Huevo" en 2022, pese que, al inicio de su administración y hasta hace algunos meses, la prioridad para el gobierno de López Obrador no era la captura de perpetradores de violencia o líderes del cárteles. También cabe resaltar que con la reforma de la Guardia Nacional, AMLO ha reemplazado a la Policía Federal por una fuerza policial controlada por militares. De esa forma ha militarizado aún más la lucha contra el crimen organizado, y, al mismo tiempo, ha otorgado a los militares nuevas funciones, como, por ejemplo, la construcción de infraestructura y el control de la migración.

La Guardia Nacional, encargada de cuidar la seguridad pública en México, pertenecería al Ejército tras la reforma de ley.Imagen: Artur Widak/NurPhoto/picture alliance

"La guerra contra las drogas no se puede abandonar"

Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, una consultora de riesgos políticos y de seguridad que opera en Colombia, asegura, sin embargo, que las situaciones no son comparables, sobre todo porque en Colombia hay muchos actores involucrados. "Yo creo que cada una de estas situaciones obedece a características propias de cada conflicto. Pero es evidente que ambos casos sugieren que la guerra contra las drogas no se puede ganar". También López Obrador como Petro habrían llegado a la conclusión de que no se puede ganar, pero que tampoco se puede abandonar, señala Guzmán.

Duncan Wood, experto del Mexico Institute del Wilson Center, en Washington D.C., coincide con ese análisis: "Es muy fácil criticar desde la oposición todo lo que está pasando en cuanto a la política del gobierno y la estrategia contra el crimen organizado. Pero cuando se está en el cargo, un mandatario se da cuenta de que, en realidad, tiene una gama bastante limitada de opciones". Wood dice que, por ese motivo, la vuelta a estrategias parecidas es un fenómeno recurrente en diferentes gobernantes y en diferentes países. "Peña Nieto dijo que iba a adoptar una nueva estrategia y terminó haciendo exactamente lo mismo que Calderón. AMLO ha acabado, básicamente, continuando esa estrategia, yo diría que con menos eficacia que Peña Nieto".

¿Puede existir la paz total?

Además, Duncan Wood sostiene que, aunque muchos políticos coinciden en que, a largo plazo, para poder desarrollar esas estrategias es necesario crear oportunidades para los jóvenes, construir instituciones y una cultura del Estado de Derecho, concretar eso puede demorar años. y requiere miles y miles de millones de dólares. E incluso contando con esos recursos, esos pasos están lejos de poder garantizarse. Por eso, a corto plazo se acaban encontrando otras soluciones para mantener la legitimidad como gobierno y no ceder el control del territorio a los grupos armados.

Analistas colombianos habrían advertido que era ingenuo pensar que un grupo como el Clan del Golfo tendría una voluntad de negociación con el Estado, dice Sergio Guzmán, aunque "había incentivos alineados para que eso se diera". Los expertos afirmaron que hubo "más un cese al fuego unilateral que un cese al fuego bilateral". Por eso, para el analista, el paso que ha dado Petro es correcto. Sin embargo, es difícil predecir cómo continuará la situación. "No sabemos exactamente cómo reaccionará el Clan del Golfo a esto. Por un lado, podría simplemente asumir lo que el Gobierno ha dicho y continuar. Y por otro, podría pasar a la ofensiva. La pregunta es si el Gobierno de Colombia y la opinión pública están preparados para enfrentar las consecuencias".

(cp)

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