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Fischer e Irak: ¿nadar sin mojarse la ropa?

29 de diciembre de 2002

El que el voto alemán en el Consejo de Seguridad sea aún impredecible ha abierto la puerta a un sí a la guerra contra Irak, a la indignación en las filas Verdes, y a que la oposición vea reforzada su posición.

El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer.Imagen: AP

La entrevista que diera el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, al semanario "Der Spiegel" ha causado revuelo en la política alemana. "Nadie puede predecir cuál será el voto de Alemania en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas", declaró Fischer, causando con ello un resquebrajamiento de la postura de la coalición gubernamental verde-socialdemócrata.

Un no rotundo a la guerra del Irak propagaban Verdes y SPD durante la campaña electoral; hoy –a vísperas de entrar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas-, Joschka Fischer pone un pie en cada orilla: no mandará soldados, pero deja abierta la puerta a un sí a la guerra contra el Irak. Con su nueva postura, por un lado, se suma a los que van abandonando paulatinamente sus reticencias, como es el caso de Arabia Saudita -que después de haber negado cualquier tipo de apoyo, permitirá finalmente que Estados Unidos use sus bases aéreas - ; por otro, va allanando el camino en caso de que Alemania vote, efectivamente, a favor de la guerra. Además, de este modo, el Gobierno alemán no falta del todo a su promesa electoral, puesto que no enviará vidas alemanas a la guerra.

En realidad, no sorprende

Desde hace algunas semanas estaba claro que al Gobierno alemán le sería muy difícil mantener su no rotundo a la guerra contra Irak. Ya a finales de noviembre declaraba que Alemania no tomaría parte activa en una acción militar, pero que pondría a disposición espacio aéreo y bases.. "Nadie sabe en qué condiciones tratará el Consejo de Seguridad el tema de Irak [...] Hemos dejado claro que no enviaremos soldados, pero que sin embargo estamos del lado de los Estados Unidos en su lucha contra el terrorismo, y que tenemos un interés fundamental en que esta relación se mantenga", esta declaración de Fischer no hace más que afirmar lo que ya se veía venir.

Reacciones

Las protestas de sus correligionarios no se hicieron esperar. Hans-Christian Ströbele, parlamentario Verde, exigió que Alemania se mantuviera en su posición y declaró: "rechazamos la guerra y decimos No, y también en el Consejo de Seguridad debemos decirlo". Otro parlamentario de las mismas filas, Winfried Hermann, criticó duramente la nueva posición del Ministro: "Quien está convencido de la sinrazón e inutilidad de una guerra contra Irak tiene que votar en contra de ella en el Consejo de Seguridad, y no sumarse a la mayoría". La oposición, en cambio, se ve ratificada en la posición que asumiera ya durante la campaña electoral. Wolfgang Schäuble, el vice presidente de la fracción cristianodemócrata en el Parlamento, criticaba la inconsistencia del Gobierno, y se felicitaba por haber predicho este cambio de dirección. Sin embargo, opinaba que "aprobar la guerra en el Consejo de Seguridad y luego no apoyarla, no es una postura responsable hacia las Naciones Unidas".

Alemania y el Consejo de Seguridad

El primero de enero de 2003, Alemania – junto con España, Angola, Chile y Pakistán- será por dos años miembro no-permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y aunque no tiene el poder de veto que ostentan los cinco miembros permanentes –Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia- su peso no es de subestimar: cada resolución requiere de nueve de los diez votos. Es más, en febrero Alemania tendrá por un mes la presidencia del Consejo de Seguridad, es decir, le tocaría enunciar la resolución a la opinión pública mundial. En este contexto, el político liberal de la oposición Wolfgang Gerhardt añadía que, en caso de que los inspectores de las Naciones Unidas constatasen la fabricación de armamento en Iraq, "a Alemania no le quedaría otra opción que votar lo mismo que sus aliados en el Consejo de Seguridad".