Bajo el lema "Otro mundo es posible" se cuenta en los próximos días con la presencia en Caracas de unos 100.000 participantes, en su mayoría jóvenes. El FSM es una conferencia alternativa al Foro Económico Mundial, que se desarrolla actualmente en Davos. Este año, el FSM se realiza en tres partes, la primera la semana pasada en Bamako, África, ésta en Caracas y la próxima, para Asia, en Pakistán.

El FSM, creado hace seis años en la cresta de la ola de protestas contra la globalización, ofrece este año un escenario ideal para la izquierda en auge. Políticos como el recientemente investido presidente de Bolivia, Evo Morales, se hallarán en el centro de la atención del movimiento antiglobalización.

También se espera la presencia de intelectuales de izquierda, como el escritor uruguayo Eduardo Galeano, el Nobel argentino de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, y la activista antibélica norteamericana Cindy Sheenan, que perdió a su hijo en Irak.

Hugo Chávez, la estrella

Pero la estrella del Foro será seguramente el presidente de Venezuela y anfitrión, Hugo Chávez. Ya el año pasado en Porto Alegre el carismático líder venezolano atrapó a los concurrentes con su discurso. Este año tiene más que ofrecer, forjando alianzas a lo largo y ancho de la región, sobre todo sobre la base del petróleo y el gas.

El compromiso de Chávez y las sucesivas victorias de la izquierda en América Latina darán seguramente también un impulso complementario al FSM. El año pasado, el foro había perdido fuerza, en gran parte debido a las críticas cerradas con las que se vio confrontado Luiz Inacio Lula da Silva. Festejado como un héroe en 2003, hoy los propios adversarios de la globalización lo acusan de haberse transformado en herramienta del neoliberalismo.

Lula no logró transformar efectivamente en realidad sus altisonantes promesas. Luego de descubrirse serios casos de corrupción en sus filas de gobierno, fue incluso abucheado en el foro de 2005. Esta vez prefirió curarse en salud y no asistir.

No subestimar lo logrado

Luis Alberto Moreno, por su parte, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha advertido, sin embargo, de no subestimar todo lo que se ha alcanzado en la región en los últimos años. Pero también dijo ante periodistas en Berlín "la gente está cansada de reformas. Ahora lo que hay que ofrecer son alternativas".

Moreno agregó que "si bien muchos latinoamericanos no se han beneficiado con el crecimiento, son muy pocos los que rechazan la globalización. Nadie quiere volver a la economía dirigida".

Por su parte, Enrique Iglesias, ex presidente del BID y actual director de la Secretaría General Iberoamericana, con sede en Madrid, dijo en declaraciones al diario Financial Times de Alemania que la economía totalmente liberalizada, de acuerdo con el modelo norteamericano, no es viable en América Latina. "Necesitamos un Estado activo, no para ahogar al mercado, pero sí para controlarlo y asumir responsabilidad allí donde el mercado no lo hace".

Desencanto por el fracaso del mercado

"El éxito de la izquierda en América Latina es la expresión del desencanto por el fracaso del mercado. No se registran dividendos sociales rápidos y eso es lo que la gente rechaza", agregó.

No obstante, precisó, la región se caracteriza hoy por "una política presupuestaria dirigida hacia la estabilidad y una política monetaria ortodoxa, que también son asumidas por los presidentes de izquierda, por ejemplo de Brasil y Bolivia. La izquierda de hoy apoya la economía de mercado". Por ello Iglesias no ve en peligro actualmente la estabilidad política y económica en América Latina.

El Foro Social Mundial deberá realizar un delicado acto de equilibrio entre un discurso incendiario y un manejo pragmático de las variables económicas. Que ello no siempre ha sido logrado en los últimos tiempos lo revela el sube y baja de las preferencias y simpatías.

Lo que sí es constatable es que América Latina ha madurado en las últimas décadas, alcanzando un notable grado de calibración de sus verdaderos límites y posibilidades. Quizás el foro sea una nueva oportunidad de compatibilizar los sueños con la realidad. Al fin y al cabo, los adversarios de la globalización ya están en casi todos los países en el gobierno.