En la reunión, que duró desde el 23 al 28 de enero, dominaron los debates sobre las alternativas al actual orden económico mundial, las posibilidades para combatir la pobreza en el mundo y cómo evitar conflictos bélicos.

El éxito del Foro Social Mundial está a la vista de todos. Decenas de miles de personas y representantes de más de 5.700 organizaciones de 156 países, se congregaron en torno a 1.700 talleres, charlas y debates. En sus inicios muchos dudaban del futuro de esta cita que congrega a los críticos de la globalización. Ahora se ha convertido, no sin ironía para algunos, en el evento globalizador más grande del mundo.

Los límites del crecimiento

El poder de convocatoria del Foro Social superó la capacidad logística, no sólo de los organizadores, sino también del país anfitrión. Así, por ejemplo, en Brasil hay un total de 17.000 audífonos aptos para eventos con traducción simultánea. Por ello las traducciones de numerosos foros tuvieron que ser transmitidas por radio. Tampoco los hoteles de Porto Alegre dieron abasto ante las decenas de miles de personas que asistieron.

Pero no sólo se trataba de llegar y hospedarse en Porto Alegre. Surgieron asimismo problemas para visitar eventos concretos. El programa ocupaba 130 páginas que había que controlar en Internet, y no todos los vínculos estaban siempre disponibles.

Descentralizar como alternativa

Para reducir esta presión sobre el encuentro, el comité organizador decidió llevar a a cabo, a lo largo de los últimos meses, foros regionales y temáticos en distintas partes del mundo. Un buen intento, aunque la regionalización del Foro, hasta ahora, sólo parece haber complicado áun más las cosas. Así, consta poca información sobre los resultados concretos, por ejemplo, del Foro celebrado en Hyderabat.

Según numerosos observadores, el Foro Social Mundial tendrá que redefinirse, si no quiere perder su papel vanguardista como "feria de referencia" mundial para el movimiento que mira con ojos críticos a la globalización. En este sentido, el enviado especial de DW-World a Porto Alegre señala, que se debería "romper con el tabú del acceso totalmente gratuito al Foro. El evento ya superó su capacidad acción".

Hay por lo tanto quienes temen, que el Foro Social Mundial se hunda en el caos y acabe como víctima de su propio éxito. Sería una lástima, ya que se perdería un foro creciente para el debate imprescindible de ideas y soluciones alternativas para encarar problemas como la deuda externa, la protección del medio ambiente, o la solución de conflictos armados.