Mandamás, rey sol, dictador o déspota - Joseph Blatter tiene muchos sobrenombres. Pero todos ellos tienen una cosa en común: sirven para describir a una persona, que goza de poder ilimitado. Tal como es el caso del Presidente de la FIFA. El suizo de 74 años de edad es cortejado por primeros ministros, reyes y secretarios de Estado en el mundo entero. Él, el jefe de la asociación deportiva más grande del mundo se puede dar el lujo de hacer todo lo que se le dé la gana, sin que nadie lo ponga en su lugar.

Blatter preside un imperio que gestiona el deporte más popular del mundo: el fútbol. En todo el mundo hay unas 270 millones de personas que juegan activamente al fútbol. Un número muchísimo mayor es conformado por fans de fútbol pasivos. Según datos de la FIFA, 715 millones de personas vieron la final de la Copa Mundial 2006 por televisión. La federación deportiva más grande del mundo cuenta con 208 países miembros - más que las Naciones Unidas.

¿Asociación de interés común?

En los 12 años que lleva de mandato, Blatter impulsó fuertemente la comercialización del campeonato mundial de fútbol. La FIFA es ahora una de las empresas más exitosas del mundo. Oficialmente, la FIFA está registrada en Suiza como una organización sin fines de lucro. Sin embargo, en su informe financiero del 2009 figura una ganancia de más de 157 millones de euros. El ingreso es por supuesto mucho mayor. Únicamente con los derechos de televisión de este mundial la FIFA recauda 1,6 mil millones de euros. A esta cifra se agrega una cantidad similar proveniente del área de marketing y hospitalidad.

El dinero “sobrante” se destina principalmente a los concursos, las asociaciones miembros y diversos proyectos. Pero mucho dinero – demasiado dinero – se convierte en excelentes sueldos, viáticos y otros privilegios para los funcionarios de la FIFA. O se invierte en la construcción de la nueva sede de la asociación en Zúrich, que costó alrededor de 130 millones de euros.

La FIFA se puede permitir un comportamiento tan lujoso, ya que tiene una posición de monopolio en el fútbol. Y pobre de aquel que cuestione esto – ya sea un país, una asociación, una compañía o un individuo.

La FIFA por encima de todo

Actualmente, por ejemplo, la FIFA amenazó a Francia con sanciones, porque la Asamblea Nacional de aquel país discutió sobre el futuro de la selección, luego de su temprana eliminación del torneo. Pero esto no va de acuerdo con la FIFA, que prohíbe la intervención de cualquier Estado. También hubo problemas en la Copa de África hace seis años cuando Camerún jugó vistiendo un conjunto nuevo de una sola pieza y pegado al cuerpo, previamente aprobado por la asociación organizadora. Pero, dado que la FIFA quiere que todos sus atletas porten camisetas le impuso a Camerún una multa de 150.000 euros y quería incluso descontarle seis puntos en la calificación para mundial 2006.

Cuando se trata de los derechos de comercialización, el manejo represivo de la FIFA se vuelve casi grotesco. Por ejemplo: una bebida que no pertenezca a la gama de los titulares exclusivos de los derechos, es decir, Coca-Cola o la cerveza Budweiser, no puede ser bebida dentro ni en los alrededores de los estadios. Durante la Copa Mundial en Sudáfrica, la FIFA llegó hasta el punto de registrar el número 2010 como marca protegida. Antes de haberse iniciado el campeonato actual, la “policía” de la FIFA ya había constatado más de 2.500 infracciones.

Fútbol - Economía - Televisión

En un campeonato mundial ya casi no se trata de fútbol, sino más bien de hacer negocios. Ya hace cuatro años Franz Beckenbauer, en aquel entonces presidente del Comité Organizador del mundial en Alemania, exigió una reforma profunda del negocio futbolístico: “El fútbol necesita una limpieza general. Habría que hablar sobre un límite en la comercialización y el lucro”, dijo Beckenbauer. A lo cual Blatter respondió que aquí no se trata de la comercialización del fútbol. Según el presidente de la FIFA “lo importante es lograr una buena cooperación entre fútbol, economía y televisión, que sea ventajosa para todos."

Blatter no se quiere retirar

Es ingenuo creer que estas discrepancias se van a disolver por sí mismas. A Blatter ya en varias ocasiones sus propios colaboradores le reprocharon haberse comprado la reelección, al beneficiar financieramente a algunas personas a expensas de la FIFA. No obstante estas acusaciones, el actual presidente ya anunció que en 2011 quiere postular para un cuarto mandato. Y amenazó al mismo tiempo con postular también por quinta vez.

"Ke Nako" es el lema de la Copa Mundial de Fútbol en Sudáfrica y significa: ya es hora. Y efectivamente, ya es hora. Ya es hora de que la FIFA vuelva a poner al fútbol en pirmer plano y de que la asociación se vea obligada a practicar más transparencia y democracia.

Autora: Sarah Faupel / Valeria Risi
Editor: Emilia Rojas-Sasse