Según una encuesta publicada el domingo, el 53% de los franceses apoya la huelga o expresa simpatía por sus demandas.
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Cientos de kilómetros de atascos y una pesadilla con el transporte público en París marcaron este lunes (09.12.2019) el quinto día de la huelga en Francia contra la reforma de las pensiones impulsada por el presidente Emmanuel Macron, que enfrenta una prueba de fuego para su proyecto.
Las escenas se repetían en toda la región parisina: pocos metros y trenes suburbanos repletos y estaciones colapsadas. Nueve de las 15 líneas del metro de la capital francesa estaban cerradas y sólo dos, automatizadas, funcionaban normalmente.
No se espera ninguna mejora para el martes, día en el que los sindicatos convocaron nuevas huelgas y manifestaciones, tras el éxito de la primera jornada de movilizaciones que el jueves pasado sacó a 800.000 personas a las calles.
La compañía nacional de ferrocarriles SNCF indicó de su lado que funcionarán "entre 15 y 20%" de su tráfico habitual, con un servicio internacional "muy perturbado", al igual que el lunes. Air France anuló para el martes alrededor del 25% de sus vuelos domésticos y 10% de los vuelos de media distancia.
Ante la falta de transportes públicos, y con una mañana de fuertes lluvias, muchos no tuvieron otra opción que tomar sus vehículos, lo que creó más de 600 kilómetros de atascos en la región parisina hacia las 08H30 locales, tres veces más de lo normal. Asimismo, siete de los 25 depósitos de autobuses parisinos amanecieron bloqueados por huelguistas, por lo que apenas un tercio de los buses que circulan en tiempo normal en París pudieron salir a las calles.
Por su parte, los sindicatos ya están "reflexionando" en convocar una nueva jornada de movilización el jueves.
Macron se juega mucho
Bajo presión máxima, el ejecutivo tiene previsto presentar el miércoles su reforma, de la que por el momento solo se conocen las grandes líneas. Antes de eso, el máximo responsable gubernamental de las jubilaciones, Jean-Paul Delevoye, quien redactó la reforma, se reunió con los sindicatos el lunes por la tarde para tratar de salir del estancamiento.
Pero los sindicatos están determinados a mantener el pulso. "No cederemos hasta que retiren" la reforma, en la que "no hay nada bueno", prometió Philippe Martinez, el secretario general de la CGT, una de las principales centrales del país.
El ejecutivo defiende la creación de un "sistema universal" de pensiones, por puntos, que remplazará a partir de 2025 a los 42 regímenes de pensiones actuales. Para el gobierno se trata de un sistema "más justo", pero quienes se oponen a él -casi la totalidad de los sindicatos y la oposición de izquierda- temen una mayor "precariedad" para los futuros jubilados.
Según una encuesta publicada el domingo, el 53% de los franceses apoya la huelga o expresa simpatía por sus demandas, lo que representa un aumento de seis puntos en una semana.
eal (afp, libe.fr, lemonde.fr)
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¿Por qué protestan los "chalecos amarillos" en Francia?
Las concesiones del presidente Emmanuel Macron no han logrado disipar las protestas, marcadas por la violencia. Acá revisamos una cronología de estas manifestaciones, que se han tomado las calles francesas.
Imagen: Reuters/G. Fuentes
Caída libre de Macron
Desde que fue elegido, en mayo de 2016, la popularidad de Emmanuel Macron no ha parado de caer, no solo por sus discutidas políticas financieras sino también por su actitud, que muchos consideran arrogante. Pero fue su propuesta de subir el impuesto a los combustibles, una medida ambientalista, la que desató los problemas. Un video que se volvió viral acusó a Macron de estar "cazando conductores".
Imagen: Reuters/C. Platiau
Protestas a nivel nacional
El malestar, aireado primero en redes sociales, pasó a las calles: más de 290.000 personas protestaron, el 17 de noviembre de 2018, usando los fosforescentes chalecos amarillos que los conductores galos deben tener en sus vehículos por ley. Al menos una persona murió y más de 150 fueron detenidas. Coordinados a través de redes sociales, los "chalecos amarillos" carecen de estructura y liderazgos.
Imagen: Reuters/E. Gaillard
Choques y destrucción
El Gobierno de Macron dijo que mantendría su curso, y las marchas continuaron. El 24 de noviembre, unas 100.000 personas protestaron en todo el país, de ellas, 8.000 en París, donde se desató la violencia. La Policía se enfrentó con manifestantes en los Campos Elíseos (foto) usando gases lacrimógenos y cañones de agua. Los daños a la propiedad fueron estimados en más de un millón de euros.
Imagen: Reuters/B. Tessier
Concesiones ante la presión
Los "chalecos amarillos" se convirtieron en un problema para Macron. Si bien al comienzo se negó a ceder, luego propuso ajustar la medida según el precio del petróleo. Los manifestantes no se mostraron satisfechos y volvieron a las calles el 1 de diciembre, desatando el caos. Macron convocó un comité de crisis y el 5 de diciembre, en medio de amenazas de más protestas, descartó el impuesto.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Guay
París bloqueado
Macron, sin embargo, se negó a restituir el impuesto a la riqueza y rechazó otros pedidos de los manifestantes, que exigen su renuncia. Es difícil clasificar a los "chalecos amarillos", toda vez que tienen apoyo de extremistas de derecha e izquierda. El 8 de diciembre hubo protestas a nivel nacional. Vehículos blindados tomaron las calles de París cuando buena parte de la ciudad quedó bloqueada.
El 10 de diciembre, Macron respondió con un discurso televisado desde el Palacio del Elíseo. Más de 21 millones de personas vieron el tono conciliatorio que adoptó el mandatario, quien aceptó su parte de la responsabilidad en la crisis. Introdujo nuevas medidas, incluyendo un alza del salario mínimo, pago de horas extraordinarias libres de impuestos y exenciones fiscales a los jubilados.
Imagen: Reuters/L. Marin
Descontento en el vecindario
Mientras tanto, las protestas de los "chalecos amarillos" traspasaron las fronteras y llegaron a Bélgica, donde los manifestantes expresaron su malestar por los altos impuestos y los precios de los alimentos, así como los bajos salarios y pensiones. Agentes antidisturbios respondieron con cañones de agua, luego de que los manifestantes lanzaran piedras contra la oficina del primer ministro.
Imagen: Reuters/Y. Herman
Calma de fin de año
Las protestas siguieron hasta fines de diciembre en Francia, aunque la masividad disminuyó visiblemente. Eso no desalentó a los líderes oficiosos del movimiento, que usaron las redes sociales para llamar a continuar con las movilizaciones. En la víspera del Año Nuevo, varias celebraciones parisinas contaron con personas que, en ánimo festivo, se unieron a la fiesta con "chalecos amarillos".
Imagen: Reuters/C. Hartmann
Prometen seguir en 2019
Cualquier esperanza de que el cambio de año calmaría las aguas se disiparon cuando, el 5 de enero, una nueva ronda de protestas congregó a unas 50.000 personas, más que las últimas de 2018, aunque menos que en los inicios del movimiento. En París, algunos manifestantes se enfrentaron con la Policía, incendiaron vehículos y atacaron edificios gubernamentales. Macron condenó la violencia.
Imagen: Reuters/G. Fuentes
También puede haber protestas pacíficas
Vistiendo chalecos amarillos, varios cientos de mujeres marcharon por París este 6 de enero, en un esfuerzo por restaurar la imagen pacífica de las protestas. En un momento de la manifestación, las mujeres se pusieron de rodillas para recordar con un minuto de silencio a las diez personas muertas y a aquellos que han resultado heridos desde que comenzó el movimiento.