El ministro francés del Interior, Matthias Fekl, indicó en un comunicado que ciertos rezos, "abiertamente hostiles a las leyes republicanas, incitaban al odio hacia otras comunidades religiosas", principalmente los musulmanes chiíes y los judíos.

Sus mensajes, que rechazaban la autoridad del Estado, el laicismo y la democracia, eran susceptibles de constituir un caldo de cultivo contra la seguridad y el orden público, añadió el departamento de Interior.

El cierre de este tipo de establecimientos se inscribe dentro del estado de emergencia decretado tras los atentados de noviembre de 2015 en París, que prevé la clausura de centros religiosos que promuevan el odio, la violencia o la comisión de actos terroristas. "Es responsabilidad de las autoridades permitir el ejercicio apacible del culto respetando las leyes de la República", concluyó Fekl.

El último cierre remonta al pasado 5 de abril en Sète, localidad de unos 40.000 habitantes cercana a Montpellier, de un lugar desde el que, según el ministro, se promovía "la discriminación, el odio y la animosidad" entre las personas y constituía un espacio de reunión de seguidores del islamismo radical.

JOV  (efe)