Francia abrió al público este 7 de abril archivos del expresidente François Mitterrand y su primer ministro, Edouard Balladur, sobre Ruanda entre 1990 y 1994, 27 años después del inicio del genocidio contra etnia tutsi.
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Varios de estos documentos, sobre todo telegramas diplomáticos y notas confidenciales, formaban parte de un informe demoledor sobre el papel de Francia en Ruanda en esta época, publicado por una comisión de historiadores en marzo.
El llamado informe Duclert trazó un balance sin concesiones de la implicación militar y política de París en el genocidio, que entre abril y julio de 1994 dejó al menos 800.000 muertos, mayoritariamente tutsis, exterminados en circunstancias abominables, según la ONU.
Mitterrand habría ignorado advertencias
El informe subrayaba sobre todo la responsabilidad de Mitterrand y sus colaboradores más cercanos, que ignoraron las informaciones y advertencias sobre los crímenes masivos que podrían llegar a cometerse.
Este miércoles, hay previstas diversas conmemoraciones y pequeños actos oficiales en Francia para recordar el 27º aniversario del inicio del genocidio. Aunque las relaciones entre los dos países mejoraron en los últimos años, sobre todo tras la llegada de Emmanuel Macron a la presidencia en 2017, el papel de Francia en este genocidio es un tema que sigue generando encendidas tensiones.
jov (afp, france24)
Mujeres yazidíes aprenden a boxear después de sobrevivir al Estado Islámico
En su larga recuperación, algunas mujeres y niñas yazidíes que sobrevivieron al genocidio y la esclavitud sexual del Estado Islámico se han volcado al boxeo para ayudar a sanarse y reconstruir la confianza en sí mismas.
Imagen: DW/F. Campana
El calentamiento
El programa Hermanas Boxeadoras fue lanzado en 2018 por Lotus Flower, una ONG británica en el Kurdistán iraquí. Mujeres y niñas yazidíes se reúnen cinco días a la semana para una sesión de entrenamiento de dos horas en el campamento de desplazados internos de Rwanga. Muchas de estas mujeres fueron sometidas a violencia física, emocional y sexual mientras eran prisioneras del Estado Islámico (EI).
Imagen: DW/F. Campana
Boxeo, la actividad física más popular
El boxeo no fue la primera actividad física que Lotus Flower llevó a las mujeres y niñas en el campamento de Rwanga, pero ha sido de lejos la más popular. "Pensamos que sería una muy buena manera para que las mujeres se empoderaran tanto física como internamente", dice Vian Ahmed, la directora regional del grupo.
Imagen: DW/F. Campana
¡Golpéame! ¡Más rápido y más duro!
"Muchas veces cuando boxeo, recuerdo los momentos en que tuve dolor y depresión y trato de deshacerme de ellos a través del boxeo", dice Husna Said Yusef. Ella y su familia han estado en el campamento de Rwanga desde que el EI atacó su aldea en Sinjar en 2014. Cuando su familia supo que el EI se acercaba, huyeron a las montañas y se escondieron una semana hasta que pudieron llegar al campamento.
Imagen: DW/F. Campana
Amor por los deportes
Said Yusef, que tiene 18 años, siempre ha amado los deportes. Desde temprana edad practicaba levantamiento de pesas con su tío en un improvisado gimnasio en casa, pero el boxeo, expresa, es algo especial. Y aunque a ella le gustaría ser doctora un día, "al mismo tiempo, no quiero dejar el boxeo", dice.
Imagen: DW/F. Campana
Esperando la pelea
Al principio, no muchas familias en el campamento estaban dispuestas a dejar que sus niñas asistieran a la clase de boxeo, pero después que el personal de Lotus Flower fuera por varias semanas de casa en casa para explicar los beneficios de esta actividad física, las cosas comenzaron a cambiar. "No creíamos que sería algo tan bien recibido en este corto período de tiempo", dice Vian Ahmed.
Imagen: DW/F. Campana
Entrenar a multiplicadoras
En abril, algunas de las mujeres de las clases de boxeo fueron entrenadas como entrenadoras para que fueran a enseñar boxeo a mujeres y niñas en otros campamentos en el área. Husna Said Yusef comenzó a enseñar en su propio campamento.
Imagen: DW/F. Campana
Boxeo y educación van de la mano
Cuando las jóvenes no están en la clase de boxeo, pueden asistir a clases de inglés o a a un taller de narración llamado Storytelling Sisters. Algunas van a la escuela secundaria. El ataque a sus aldeas en 2014 por parte del Estado Islámico había detenido sus estudios. Ahora tienen la posibilidad de reanudarlos.