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Francia, frustración y fútbol

Jürgen König desde París (ERC/ERS)10 de junio de 2016

La Eurocopa llegó a Francia, pero los problemas nacionales empañan el entusiasmo de los anfitriones por el balompié. Huelgas, protestas, el riesgo de atentados y las medidas antiterroristas exasperan a la población gala.

Frankreich Paris Atmosphäre vor Auftaktspiel EM 2016
Imagen: picture-alliance/abaca/JMP

En mala hora se inaugura el Campeonato Europeo de Fútbol en Francia: mientras su industria turística se esmera en mostrar la cara más amable del país, el resto de la nación apenas disimula su crispación. La población gala es presa de sentimientos encontrados; por un lado está entusiasmada con la Eurocopa y por otro, exasperada con sus problemas cotidianos: el paro de la empresa estatal de ferrocarriles SNCF va por su noveno día y los pilotos de Air France amenazan con empezar una huelga este sábado (11.6.2016).

¿Eso es todo? No, no es todo: tanto en París como en St. Etienne, donde se jugarán varios partidos del campeonato, los responsables del aseo urbano han suspendido sus actividades; el efecto se puede ver …y oler. Además, las marchas de protesta contra la reciente reforma del derecho laboral no parecen tener fin. Este viernes (10.6.2016), el acceso al famoso mercado de Rungis, en las afueras de la capital, fue bloqueado por el grupo sindical CGT, que tacha esa enmienda de “perjudicial para los trabajadores”.

Efectos de la huelga de recolectores de basura.Imagen: Reuters/C. Platiau

Espectadores cautivos

El Gobierno galo se niega enfáticamente a alterar sus planes. De ahí que los manifestantes prometan orquestar movilizaciones indefinidamente. Y no será la Eurocopa lo que los detenga. Con numerosos medios internacionales cubriendo el evento deportivo, más bien puede ocurrir lo contrario: lo más probable es que buena parte del planeta se convierta en espectador cautivo de las protestas, como ocurrió en Brasil durante la Copa Mundial de Fútbol… Luego está la inquietud general por el riesgo de atentados en los estadios.

El hecho de que la selección nacional francesa tenga probabilidades de ganar el torneo es comentado, pero no tanto como el tópico de la seguridad. “El peligro de ser objeto de ataques terroristas sigue siendo grande. Debemos tener mucha cautela y eso haremos, dentro de las posibilidades que nos ofrece el estado de excepción mientras esté vigente y, luego, apelando a las leyes de la República. La meta es proteger de la mejor manera tanto a nuestros huéspedes como a los franceses”, dijo el presidente François Hollande.

En nombre de la seguridad

El Ejecutivo, la policía local, la UEFA y las federaciones de balompié francesas insisten en que se ha hecho lo humanamente posible para garantizar el más alto nivel de seguridad. Más de 90.000 agentes estarán activos: 42.000 oficiales de policía, 10.000 soldados y cerca de 13.000 empleados de empresas privadas de seguridad. Los estadios estarán circundados por dos anillos de vigilancia. Cada espectador será registrado dos veces antes de acceder a las gradas. Las áreas de acceso gratuito para los hinchas también serán celosamente controladas.

Los partidos no podrán ser contemplados públicamente en ninguna otra zona: los bares y los bistrós franceses tienen prohibido mostrar los juegos en sus televisores por razones de seguridad… Está de más decir que la protección se agradece, pero, con medidas antiterroristas tan intrusivas, también es comprensible la exasperación que la población gala siente al inaugurarse la Eurocopa.

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