El arzobispo salvadoreño Óscar Romero, alguna vez tachado de comunista, asesinado a tiros en el altar, ahora es canonizado. Es un importante hito para Latinoamérica. Y un acontecimiento especial para el papa Francisco.
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De repente todo va muy rápido. Durante años fracasaron los intentos de reconocer a Óscar Romero como mártir. Desde que en 2013 el latinoamericano Jorge Bergoglio se convirtió en el papa Francisco, el proceso recibió un nuevo impulso. En 2015, el arzobispo salvadoreño Romero, asesinado en 1980, fue beatificado. Tres años después, la canonización tiene lugar en la Plaza de San Pedro.
En su nativo El Salvador, Romero ha sido venerado durante mucho tiempo como un héroe nacional y un defensor de la paz y la justicia. Su tumba en la catedral de San Salvador es para muchos un lugar de peregrinación. E incluso en el momento de la beatificación, el jefe de Estado de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, lo dejó claro: "¡América Latina tiene finalmente un santo! Que su ejemplo contribuya a la transformación del país".
Modelo a seguir para Barack Obama
Internacionalmente, el clérigo, que hizo campaña por la población rural empobrecida en su tierra natal y predicó contra la violencia de los militares, goza de gran reconocimiento. En 2011, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se arrodilló ante la lápida del "Obispo de los pobres". Las Naciones Unidas dedicaron un día de honor a Romero. El Parlamento de El Salvador lo nombró en el 2000 "hijo predilecto".
En El Vaticano, sin embargo, Romero tuvo hasta la elección del Papa Francisco en marzo de 2013, pocos defensores. Los sacerdotes y obispos que pedían una revolución social, que no aceptaban la pobreza de sus fieles como un castigo divino, sino que querían aliviarla con ayuda de Dios, no tenían opciones de ser beatificados o canonizados. Pero "mucho antes de la canonización eclesiástica, los fieles, los católicos de Latinoamérica, ya hablaban de 'San Romero de América' al referirse a él", explica a DW Michael Huhn, experto en el tema de Adveniat, la organización de ayuda para Latinoamérica de la Iglesia católica en Alemania.
Cambio de sentido
El primer latinoamericano en el trono papal inició un giro en la política de la Iglesia. Gracias a él, Romero ya no es considerado un revolucionario o un comunista, sino un defensor de los derechos humanos. Un francotirador de los paramilitares escuadrones de la muerte le disparó al arzobispo, que entonces tenía 62 años, el 24 de marzo de 1980 durante una misa, convirtiéndolo en un mártir.
Óscar Romero, Dom Hélder Câmara, Gustavo Gutiérrez, Jon Sobrino, Leonardo Boff y Erwin Kräutler, los mayores exponentes de la teología de la liberación en América Latina no solo se resistieron a las dictaduras militares en la región y exigieron justicia social. También hicieron una pregunta que todavía hoy debe ser respondida una y otra vez: ¿puede la fe cristiana cambiar a la sociedad? Para el arzobispo de la curia romana Vincenzo Paglia, impulsor de la canonización de Romero, la respuesta es claramente que sí. "La decisión de amar a los pobres para cambiar el mundo es la misma que tomó Jesús".
Romero es el primero en la larga lista de mártires latinoamericanos olvidados. "Lo que impresionó al Papa Francisco es esta inclinación de Óscar Romero hacia la gente humilde. Su mensaje: los humildes cuentan. Esto lo entendió Francisco durante su trabajo como jesuita, como arzobispo de Buenos Aires y ahora como Papa", afirma Huhn. Y entre las conmemoraciones habituales del actual pontífice se cuentan los recordatorios hacia los mártires asesinados por su fe. "Como ejemplo de lo que puede significar el cristianismo vivido, un cristianismo radicalmente vivido".
Romero junto al Papa
El tema del martirio conecta con el papa Pablo VI (1897-1978), canonizado junto con Romero este domingo. Michael Huhn encuentra muy positiva la coincidencia. Pablo VI había hecho "cosas tremendas" para América Latina y fue el primer Papa en viajar a la región. Para los latinoamericanos Pablo VI no es el papa de la polémica encíclica contra la píldora anticonceptiva "Humanae Vitae", sino el "Papa de la Justicia".
Huhn recuerda el último encuentro de los dos. "Cuando Romero era hostigado por los oligarcas de su país y también por sus obispos afines, se dirigió a Pablo VI, que de inmediato le abrió las puertas. Romero no necesitaba audiencia ni cita. Y le trajo fotos de mártires. Eso impactó mucho a Pablo VI, pues vio que él era muy consciente de su posición en este conflicto".
Autora: Astrid Prange (LGC/CT)
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Óscar Romero, el santo de los pobres y las víctimas de la violencia en América Latina
El salvadoreño Óscar Romero, asesinado en 1980, fue canonizado en octubre de 2018 en El Vaticano. Romero es un ícono de la teología de la liberación, insultada como “comunista”, pero movida por el servicio a los pobres.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Lo mataron, pero no pudieron callar sus denuncias
Romero, beatificado en 2015, denunciaba en sus homilías los ataques de los cuerpos de seguridad contra la población civil. Fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un escuadrón de la extrema derecha mientras oficiaba misa en el hospital Divina Providencia de San Salvador, en días previos al estallido de la guerra civil (1980-1992). Su muerte no acalló las denuncias, las hizo más fuertes.
Imagen: Adveniat
Naciones Unidas: "Día Internacional del Derecho a la Verdad"
En El Salvador, Óscar Arnulfo Romero es venerado como héroe nacional y paladín de la paz y la Justicia. En 2011, el entonces presidente estadounidense Barack Obama se arrodilló ante la tumba del "obispo de los pobres". La ONU declaró el 24 de marzo, fecha del asesinato de Romero, como "Día Internacional del Derecho a la Verdad".
Imagen: Getty Images/Bettmann Archive
El Vaticano dejó de verlo como a un “comunista”
Tras el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, a fines de 2014, Francisco emitió una señal de reconciliación: monseñor Romero dejó de ser considerado un “revolucionario” o “comunista” y pasó a ser visto como un adalid de los derechos humanos. “También alguien que defiende a los pobres con su vida es un santo”, comentó en esa ocasión el teólogo de la liberación Leonardo Boff a DW.
Imagen: Museo de la Palabra y la Imagen, El Salvador
El mensaje de Romero sigue calando
Con Óscar Romero “pasa una cosa curiosa, y es que cuanto más tiempo transcurre, más gente se entusiasma con él, más gente lo sigue, lo ama, se emociona con su historia, con su figura”, decía el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa. En toda Centroamérica Romero ya es visto como “un santo de las Américas”.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Un mensaje irrefutable: “La Iglesia tiene que vivir para los pobres”
También en Alemania dejó sus huellas, inspirando la creación de organizaciones como la Iniciativa Cristiana Romero (ICR). “Es un ejemplo de solidaridad con los pobres. Ser solidario con los pobres significa darles una voz y apoyar las demandas de los países del sur”, explica a DW Anne Nibbenhagen, de la asociación civil alemana Iniciativa Cristiana Romero.
Imagen: Adveniat
Peregrinos, prelados y juventud
Miles de salvadoreños viajaron al Vaticano para presenciar el acto de canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero. El beato Romero fue canonizado junto a Pablo VI durante un Sínodo de Obispos.
Imagen: Adveniat
Reconciliando a la sociedad
Óscar Romero ha sido una figura reconciliadora de la sociedad salvadoreña. Por un lado, Anne Nibbenhagen, de la Iniciativa Cristiana Romero (ICR), celebra la decisión del Vaticano de canonizar al arzobispo. Por otro, teme que al presentar a Romero como el santo "unificador", se acabe la cuestión de la culpabilidad, en lugar de seguir investigando a los responsables de la violencia y sus causas.
Imagen: Adveniat
Una historia de impunidad
Una Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas ha señalado como autor intelectual del asesinato al fundador del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto D'Aubuisson. No obstante, la Ley de Amnistía, aprobada en 1993, ha impedido que sea juzgado por el crimen. Romero representa a las más de 70.000 víctimas de la guerra civil salvadoreña.
Imagen: Adveniat
Difamaciones en El Salvador, ataques desde El Vaticano
“Él no quería ser político, no le interesaban las ideologías. Solo quería acabar con la violencia y abogar por la justicia. Un mensaje muy actual”, dice el biógrafo Giuseppe Morozzo Della Rocca. “Romero fue difamado como "suversivo" por la oligarquía salvadoreña que informaba a Roma. El prefecto de la Congregación de la época, el cardenal Sebastiano Baggio, lo atacó hasta su asesinato en 1980.
Imagen: picture-alliance
Morir, para convertirse en semilla
Óscar Romero fue asesinado a tiros en el altar, por orden de poderosos políticos. Un crimen que antecedió a la guerra civil entre fuerzas de seguridad, escuadrones de la muerte de ultraderecha y grupos guerrilleros de izquierda. Romero sabía del peligro. Justo antes de su muerte había dicho en su sermón: “El que no asume los peligros de la vida, como la historia nos exige, perderá la vida”.
Imagen: Adveniat
Saludo del Papa, impulsor de la canonización
"A los jóvenes reunidos en días felices por la canonización de monseñor Romero, un saludo grande y mi bendición. Y por favor no se olviden de rezar por mí", pide Francisco. La petición del Papa permite intuir las grandes dificultades para lograr la canonización de un religioso como Romero, cuya misión por los pobres generó un fuerte rechazo en las más altas esferas de la jerarquía católica.
Imagen: pictrue-alliance/dpa/AP/M. Kulbis
Origen modesto
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez había nacido en Ciudad Barrios (El Salvador) el 15 de agosto de 1917 y fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador. Su padre se llamaba Santos y su madre Guadalupe. Una familia modesta. Su padre era telegrafista; su madre ama de casa. Romero vivió la II Guerra Mundial. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942. En la imagen, su tumba en San Salvador.