Francisco, preocupado por la Amazonía, "pulmón del planeta"
25 de agosto de 2019
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El papa Francisco se declaró "preocupado" este domingo (25.08.2019) por los incendios que devastan la selva de la Amazonía, "ese pulmón vital para nuestro planeta". "Estamos preocupados por los grandes incendios que se producen en la Amazonía. Este pulmón forestal es vital para nuestro planeta", dijo el pontífice ante una muchedumbre de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
El papa argentino, que organizará en el otoño boreal una gran conferencia mundial sobre la Amazonía, exhortó a los 1.300 millones de católicos del planeta a "rezar para que, gracias al compromiso de todos, estos incendios se extingan lo más rápido posible".
Francisco se reunió el pasado mes de mayo de 2019 con el jefe indígena Raoni, que acudió a alertar a Europa sobre la deforestación en la Amazonía.
En su encíclica "Laudato si" (mayo 2015), texto con una tonalidad muy social sobre la ecología, el Papa denunció la explotación de la selva amazónica por parte de "enormes intereses económicos internacionales".
En enero de 2018, Francisco visitó Puerto Maldonado, una localidad del sudeste del Perú rodeada de jungla amazónica. El pontífice fustigó allí "la fuerte presión de grandes intereses económicos que codician el petroleo, el gas, la madera, el oro, los monocultivos agroindustriales".(afp)
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Descubriendo los corales de la Amazonía
Una misión científica recorre zona del Atlántico que alberga arrecifes de una área equivalente al estado de Río de Janeiro. Las empresas petroleras Total y BP esperan licencia para explotar petróleo en la región.
Imagen: Greenpeace
Un arrecife inesperado
Una misión científica recorre la coste norte de Brasil, hasta la Guyana Francesa. Científicos brasileños de diversas universidades (UFPA, UFRJ, USP y UENF) investigan sobre los corales de la Amazonía, practicamente desconocidos por la ciencia. Se trata del mayor arrecife de Brasil, se encuentran entre 70 y 220 metros de profundidad y tienen el potencial de albergar nuevas especies.
Imagen: Greenpeace
Esperanza en misión científica
Los científicos están a bordo de la embarcación Esperanza de Greenpeace. Con 72 metros de longitud, viajó de Burdeos (Francia), hasta Belén, en el estado brasileño de Pará. La embarcación salió del puerto brasileño para una misión científica a principios de abril, y hasta mayo, recorre el área del Atlántico que soporta la influencia del río Amazonas.
Imagen: DW/N. Pontes
Tecnología a bordo
La misión actual investiga el llamado sector norte del arrecife de la Amazonía, donde las empresas Total y BP esperan una licencia para explotar petróleo. Un equipo 'side-scan sonar' hace una "lectura" del fondo del océano que emite ondas acústicas. Éstas se transforman en imágenes que se analizan simultaneámente con la ayuda de la investigadora Mirella Borba Costa de la Universidad de São Paulo.
Imagen: DW/N. Pontes
Robot en acción
Cuando los investigadores localizan un punto interesante para usar el sonar, es hora de que el robot haga imágenes y recolecte datos. Se trata de un ROV (Remotely Operated Vehicle). El equipo puede llegar a 2.000 metros de profundidad y está equipado con tres cámaras que transmiten imágenes en tiempo real. Las botellas especiales acopladas recogen agua y los brazos mecánicos el material.
Imagen: DW/N. Pontes
El secreto de las bacterias
Paralelamente, el trabajo de investigación se lleva a cabo en la embarcación. En la fotografía, una preparación de un medio de cultivo que va a permitir que solo los vibrios, un tipo de bacteria, crezca. El secuenciamiento genético se hará en el laboratorio de la universidad y los investigadores van a intentar entender el papel de esa bacteria en los corales de la Amazonía.
Imagen: DW/N. Pontes
Visitantes
Durante la expedición, se avistaron delfines nadando cerca del barco. Son los llamados delfines pintados del Atlántico (Stnella frontalis). En esta región del oceáno, en el norte de Brasil, todavía se encuentran tortugas, ballenas, diversos tipos de crustáceos y peces. En la región de los corales de la Amazonía, por ejemplo, el mero, una especie en extinción, aún vive.