Una multitudinaria misa realizó este domingo (20.09.2015) el papa Francisco en La Habana, donde hizo un llamado a servir a las personas, ayudar a los más desfavorecidos y a evitar dinámicas de “exclusión”, que suelen surgir cuando se habla de los “míos” y de los “nuestros”, dejando fuera a los “otros”. El acto contó con la presencia del mandatario cubano, Raúl Castro, y de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, quien viajó a Cuba especialmente para reunirse con el pontífice.

En la homilía, de poco más de 90 minutos, Francisco afirmó que el pueblo cubano tiene “vocación de grandeza” e instó a los ciudadanos a demostrarla mediante el servicio a los más débiles de la sociedad. En una frase que podría ser leída en clave política, añadió que “el servicio nunca es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas”. Agregó que “todos estamos invitados a hacernos cargo los unos de los otros por amor”.

Francisco, quien lució agotado durante la ceremonia, sostuvo que “el santo pueblo fiel de Dios que camina en Cuba es un pueblo que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas”, aunque recordó que también “tiene heridas”. Jorge Mario Bergoglio señaló ante unos 100.000 fieles que “lejos de todo tipo de elitismo, el horizonte de Jesús no es para unos pocos privilegiados capaces de llegar al ‘conocimiento deseado' o a distintos niveles de espiritualidad”.

Referencia a Colombia

Aprovechando el hecho de que las negociaciones se llevan a cabo en La Habana, el líder religioso hizo referencia al proceso de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno de Colombia, señalando que tras años de sufrimiento y miles de víctimas, el país sudamericano no se puede permitir “otro fracaso más”. Francisco mostró su apoyo a “todos los esfuerzos que se están haciendo, incluso en esta bella isla, para una definitiva reconciliación” entre los colombianos.

En tanto, el cardenal Jaime Ortega, máxima autoridad católica en Cuba, agradeció al Papa su papel en el diálogo entre Cuba y EE.UU. y abogó por que el proceso de renovación de relaciones entre ambos países traiga la “anhelada” reconciliación entre todos los cubanos, de fuera y dentro del país, en la referencia más notoria a la actualidad política. “Solo el amor y el perdón entre nosotros será un medio válido para una verdadera y pacífica renovación de nuestra nación”, señaló Ortega, que también es el arzobispo de La Habana.

Francisco circuló entre los fieles para saludarlos de cerca a bordo de un papamóvil abierto de fabricación cubana y como es usual en sus misas, cerró su alocución pidiendo a los presentes que “recen por mí”. El jesuita argentino viajará el martes 22 de septiembre directamente desde la isla a Estados Unidos como parte de un simbólico itinerario de nueve días que une a ambos países.

DZC (EFE, dpa, Reuters)