Franz Beckenbauer, una figura luminosa del fútbol alemán, murió a los 78 años. Todo lo que tocaba se convertía en oro. Solo en sus últimos años cayeron algunas sombras sobre su historia de éxitos.
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"Para el fútbol alemán, fue y es una gran suerte. Nunca hubo uno mejor. Nunca habrá uno mejor". Eso escribió su colega Günter Netzer cuando Franz Beckenbauer cumplió 65 años, en 2010. En ese entonces, nadie intuía que en 2015 algunas sombras empañarían su brillo.
Como jugador, Beckenbauer, nacido en 1945 en Múnich, era el que dominaba indiscutiblemente la cancha. No en vano le llamaban el "Kaiser" (emperador). Él mismo contaba que el apodo nació cuando, en 1971, en el marco de un partido amistoso de los muniqueses en Viena, lo fotografiaron junto a un busto del emperador austriaco Franz I.
"El mejor jugador alemán del siglo XX"
No hubo otro que marcara tanto el papel del líbero moderno, delante de la defensa. Desde allí, organizaba el juego, y le daba velocidad con sus pases largos y precisos. Su lenguaje corporal parecía casi altanero, distanciado, al estilo de un "emperador". Los hinchas reconocían que Beckenbauer era en su tiempo uno de los mejores jugadores del mundo, pero nunca fue el favorito del público. "Me consideraban arrogante, con una forma de jugar arrogante", recordó una vez el "Kaiser".
A la edad de 13 años, se unió a las filas del FC Bayern, con el que en la década de 1970 celebró sus mayores éxitos a nivel de club. Desde 1970, hasta su despedida de Múnich en 1977, fue también capitán del equipo, con el que ganó un título tras otro.
Desde 1971, llevó igualmente la banda de capitán de la selección nacional alemana. Fue el primer jugador en superar la marca de los 100 partidos con la camiseta germana. En total, fueron 103. Con el "Kaiser" jugando en la cancha, Alemania ganó el campeonato europeo en 1972 y el Mundial de 1974, disputado en casa.
En el otoño de su carrera como futbolista, participó en la liga estadounidense, donde jugó junto a Pelé y conquistó tres veces el título de campeón. Luego regresó a Alemania, donde en 1982 obtuvo su quinto título de campeón con el Hamburgo SV, aunque en esa temporada jugó poco. La última temporada de su carrera la jugó nuevamente en el Cosmos de Nueva York.
La lista de sus distinciones es larga: cinco veces fue elegido "futbolista del año" en Alemania, y dos en Europa. El "Kaiser" fue incluso designado el mejor "jugador alemán del sigo XX".
Talla mundial como entrenador y funcionario
En realidad, en su época de jugador, ya era una especie de entrenador, escribió una vez un periodista deportivo alemán. No sorprendió por eso que, en 1984, solo un año después de terminar su carrera, asumiera el cargo de jefe del equipo nacional alemán. La DFB tuvo que inventarle el puesto, porque Beckenbauer no había hecho cursos de entrenador ni tenia la correspondiente licencia. Posteriormente la obtuvo en forma honoraria.
En 1986, en el mundial de México, Alemania resultó vicecampeona, pero hubo fuertes roces entre el jefe y su equipo. Cuatro años más tarde, todo eso quedó en el olvido, con la victoria por 1 a 0 en la final mundialista contra Argentina.
Parecía que todo lo que tocaban las manos de Beckenbauer se convertía en oro. En dos oportunidades, más tarde, asumió como entrenador provisional del Bayern de Múnich y también cosechó éxitos: en 1994 ganó el campeonato alemán, y en 1996, la Copa UEFA. En esa época, Beckenbauer ya era presidente del FC Bayern, cargo que tuvo durante 15 años.
También la DFB contó con sus servicios como funcionario. Desde 1998, integró su cúpula. Poco después, encabezó el comité de la candidatura alemana a organizar el Mundial de 2006. No sorprendió que lograra el objetivo. La revista "Der Spiegel" lo describió entonces como un "ministro de Exteriores sustituto de Alemania" que "puede hacer política con la misma facilidad con la que jugaba al fútbol".
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Sospechas y dolencias
Pero, en 2015, fue también la revista "Der Spiegel" la que lo derribó de su imaginario pedestal, al revelar un millonario pago hecho por el comité de la candidatura mundialista alemana, antes de que se le adjudicara el Mundial de 2006. La sospecha: con ese dinero se habrían comprado votos. La DFB lo negó, pero admitió los pagos.
Tras un tiempo, Beckenbauer rompió el silencio: "Como presidente del comité organizador de entonces tengo la responsabilidad por ese error", dijo. Afirmó que no hubo compra de votos. Y lo repitió siempre. Pero la justicia investigó. Algunos documentos comprometedores llevaban su firma. "Siempre firmé a ciegas, incluso en blanco", aseguró Beckenbauer.
Tras este escándalo, se retiró en gran medida de la vida pública. Últimamente, vivía la mayor parte de tiempo con su tercera mujer, en Salzburgo.
En los últimos años, aumentaron sus problemas de salud. En 2016 y 2017 tuvo que ser operado del corazón. Según Uli Hoeneß, entonces presidente del Bayern, le afectó también el revuelo por la concesión del Mundial a Alemania. "Tuvo logros increíbles y no se embolsó nada", dijo, agregando que se le debería "dejar vivir en paz".
En el funeral del jugador Uwe Seelers, en agosto de 2022, Beckenbauer no estuvo presente; y tampoco en el de Pelé, en enero de 2023. "Acompañaré a mi amigo con el corazón en su último camino", dijo Beckenbauer. Cuando se le preguntó si lamentaba algo, respondió: "¿Lamentar? ¿Qué habría de lamentar? ¡No!"
Franz Beckenbauer: la muerte de un "Kaiser"
Fue campeón del mundo como jugador y como entrenador. Muchos vieron en Franz Beckenbauer una figura de culto, aunque su brillo se opacó por presuntas irregularidades en la concesión del Mundial 2006 a Alemania.
Imagen: Getty Images/A. Rentz
Adiós al "Kaiser"
Franz Beckenbauer, conocido como el "Kaiser" (emperador) en Alemania y en el extranjero, murió el domingo 7 de enero de 2024, a los 78 años. "Fue definitivamente el futbolista alemán más grande de todos los tiempos, y, además, una de las personas más magníficas que he conocido", dijo el vicepresidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Hans-Joachim Watzke, al conocer la noticia este lunes.
Imagen: Getty Images/A. Rentz
Colección de trofeos
Beckenbauer nació poco después del fin de la II Guerra Mundial, el 11 de septiembre de 1945, en Múnich. Entre 1965 y 1983 sentó las bases de su carrera futbolística: con el FC Bayern München ganó cuatro veces el campeonato alemán y la copa. Además, fue campeón una vez con el Hamburgo. Le siguieron tres títulos con el Cosmos de Nueva York. También ganó cuatro títulos europeos y una Copa Mundial.
Imagen: imago/WEREK
Fuera de la cancha
Los agentes publicitarios y sellos musicales descubrieron rápidamente el potencial del futbolista: durante décadas, Franz Beckenbauer hizo publicidad para diversos productos, desde sopas preparadas hasta telefonía móvil. Y también sacó un disco. Su típico acento bávaro lo hacía inconfundible.
La cúspide deportiva
El juego de Beckenbauer tenía elegancia. Su forma de anticipar jugadas y sus pases precisos y geniales le dieron fama mundial. Su mayor triunfo lo celebró en 1974, cuando condujo a la victoria, como capitán, a la selección nacional alemana de fútbol, en el Mundial que jugó de local.
Imagen: AP
Un balance ideal
Como jefe del equipo, Beckenbauer condujo a la selección alemana a su tercer título mundial, ante Argentina, en 1990. Cuatro años antes, había sido derrotado por ese mismo rival, resultando vicecampeón. Tras la jugada final en Roma, disfrutó en silencio la victoria, antes de celebrar. El "Kaiser" fue el segundo, tras Mario Zagallo, en ganar un Mundial primero como jugador y luego como entrenador.
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Entrenador y funcionario
Tras el triunfo en el Mundial, Beckenbauer volvió a dedicarse al fútbol de clubes, primero en el Olympique Marseille. A partir de 1991, asumió un cargo directivo en el Bayern de Múnich. Como entrenador interino, ganó el campeonato alemán y la Copa de la UEFA. Entre 1994 y 2009, contribuyó, como presidente, a forjar los logros del Bayern, que se convirtió en uno de los mejores equipos del mundo.
Imagen: Paul Mazurek/Getty Images
El Mundial de Alemania
Desde 1998 hasta 2010, fue uno de los vicepresidentes de la Federación Alemana de Fútbol (DFB). También lideró el comité encargado de promocionar la candidatura de Alemania para organizar el Mundial 2006. Beckenbauer lo consiguió, y Alemania vivió su cuento de hadas de ese verano. Pero esa historia también incluyó un capítulo sombrío.
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Millones inexplicables
Antes del Mundial 2006, fluyó dinero de modo que nadie pudo explicar. Seis millones de francos suizos fueron transferidos de una cuenta de Beckenbauer y su antiguo gerente, a través de un bufete de abogados, al entonces vicepresidente de la FIFA, Mohammed bin Hammam. Una transferencia que alimentó en la Fiscalía suiza la sospecha de fraude, lavado de dinero y malversación de fondos.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Müller
El balón fue su mundo
Durante un buen tiempo evitó las apariciones públicas. Pero se manejaba ante los medios de prensa tan bien como en la cancha y en la mesa de negociaciones, entre los funcionarios del fútbol. El nombre de Franz Beckenbauer llegó a convertirse en una marca, que impuso su sello al fútbol alemán.
Imagen: picture-alliance/dpa/Peer Grimm
El "Kaiser" y las mujeres
El atractivo de Franz Beckenbauer también surtió efecto en las mujeres. Con cuatro parejas tuvo cinco hijos. En medio del trajín del Mundial de Fútbol en Alemania, contrajo matrimonio en junio de 2006 con Heidi Burmester, su tercera esposa. Con ella, tuvo dos hijos.
Imagen: Imago/GEPA pictures
Tragedia familiar
Stephan fue el único de sus hijos que siguió las huellas del padre y se volvió futbolista profesional, en el FC Saarbrücken. Más tarde, trabajó con éxito como entrenador de la división juvenil del Bayern. A fines de julio de 2015, murió debido a un tumor cerebral, con solo 46 años de edad.
Antes del escándalo por el Mundial 2006, Beckenbauer recibió críticas por fijar su residencia principal en Austria desde 1982, presuntamente por razones tributarias. También se le criticó por dejarse convencer por los productores de gas rusos de convertirse en "Global Ambassador" en 2012, así como por votar a favor de Rusia para que organizara el Mundial 2018.
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Mirada retrospectiva
Finalmente, el proceso por el Mundial 2006 celebrado en Alemania fue cerrado porque los cargos prescribieron, y también por los problemas de salud de Beckenbauer, que se convirtió en presidente honorario del Bayern de Múnich. Desde 2016, fue sometido a dos operaciones cardíacas. Tras su muerte, múltiples figuras han rendido homenaje a un hombre que marcó como pocos el fútbol alemán.