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DW Freedom of Speech Award 2022 para periodistas ucranianos

Konstantin Goncharov
2 de mayo de 2022

Los periodistas Evgeniy Maloletka y Mstyslav Chernov informaron desde Mariúpol, sitiada por las tropas rusas. Documentaron el comienzo de la guerra en Ucrania, los combates y las consecuencias de los intensos bombardeos.

Freedom of Speech Award 2022, Evgeniy Maloletka und Mstyslav Chernov, Ukraine
Imagen: Evgeniy Maloletka

El Premio DW a la Libertad de Expresión 2022 fue otorgado este lunes al fotoperiodista Evgeniy Maloletka, que trabaja con distintas agencias, y al videoperiodista Mstyslav Chernov, de la agencia AP (Associated Press). La cadena internacional de noticias de Alemania Deutsche Welle entrega desde 2015 el DW Freedom Speech Award, que puede concederse a una persona o iniciativa que haya desempeñado un papel importante en la protección de los derechos humanos y la libertad de expresión.

Los dos periodistas se encontraban en Mariúpol al comienzo de la guerra en Ucrania, donde habían llegado el 24 de febrero, día en que empezó el ataque ruso. Los hombres de prensa mostraron al mundo la vida en la ciudad ucraniana cuando fue asediada por las tropas rusas. Chernov y Maloletka fotografiaron la destrucción, a médicos trabajando y numerosas víctimas civiles. El 15 de marzo pudieron ser evacuados de Mariúpol. 

Comienzo de los combates

En conversación con DW, Maloletka admite que él y su colega Chernov esperaban ataques de las tropas rusas después de que Rusia reconociera la independencia de las llamadas "Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk". "Nos quedó claro que habría guerra. Lo único que no estaba claro era cuándo. Sabíamos que intentarían crear un corredor hacia la Crimea anexada a través de Mariúpol y, por lo tanto, atacarían Mariúpol", afirma Maloletka. Pero ambos no esperaban que "los rusos rompieran todas las líneas de defensa y sitiaran la ciudad tan rápido".

Al principio de la guerra, el este de la ciudad portuaria fue bombardeado, recuerda Maloletka: "Filmamos cuando bombas impactaban en edificios residenciales".

Ataques en Mariúpol. Foto de Evgeniy Maloletka.Imagen: Evgeniy Maloletka/AP/dpa/picture alliance

Un suburbio también estaba bajo un ataque constante. Cuando en algunos barrios la situación estaba relativamente tranquila, la gente podía moverse y trabajar en la ciudad con un poco de normalidad, según Maloletka. Los ataques aéreos vinieron después. 

Defensa de Mariúpol

El Ejército ucraniano era empujado cada vez más hacia Mariúpol. "Todo el ejército vino a la ciudad porque ya no era posible mantener posiciones en los campos", cuenta Maloletka. Después de eso, agrega, el bombardeo de Mariúpol se hizo más intenso y era difícil moverse por la ciudad. El centro también estaba siendo bombardeado, mientras los grupos de sabotaje y reconocimiento se movilizaban hacia la ciudad.

Evgeniy Maloletka y u paramédico dayudan a una mujer en Marúpol. Foto de Mstyslav Chernov.Imagen: Mstyslav Chernov/AP/picture alliance

La situación en Mariúpol se complicaba cada vez más y se veían menos personas y coches en las calles. Tampoco había prácticamente comunicación telefónica. "La gente entraba en pánico y nos preguntaba qué estaba pasando. Estaban tratando de conseguir cualquier información. Pedían corredores humanitarios. Había uno o dos lugares de la ciudad en los que todavía había conexión telefónica, pero ésta también se interrumpió el 10 de marzo", explica Maloletka.

Entierros en patios traseros

"Las víctimas de los bombardeos fueron enterradas en los patios traseros. Pero al principio no eran tantas", comenta el fotoperiodista. Añade que él y Chernov también documentaron el trabajo de los enterradores que acudían a uno de los hospitales de la ciudad para recoger los cadáveres.

"Como no se podía acceder a los cementerios normales, se cavó una zanja de unos 30 metros de largo y unos tres metros de profundidad. Los cuerpos de los hospitales fueron llevados allí. Las pequeñas funerarias también recogían los cuerpos en los patios traseros y los llevaban a la fosa común", informa Maloletka.

Además, los periodistas fotografiaron a niños. "Es muy difícil olvidar la muerte de los niños. Todos los menores que fueron llevados al hospital y que fotografiamos han muerto. Entre ellos hay jóvenes de 15 años, pero también bebés de tres meses. Todos murieron a causa del bombardeo", recuerda Maloletka.

Destrucción de la ciudad

El fotoperiodista señala que casi toda la infraestructura de la ciudad ha sido destruida. "No solo bombardearon hospitales, sino también una estación de bomberos, con todos sus camiones de bomberos. Al menos una bomba aérea impactó allí. Destruyeron el cuerpo de bomberos, probablemente para imposibilitar la extinción de incendios en la ciudad y el rescate de personas de los escombros, y para sembrar el miedo entre la población", cuenta.

El 9 de marzo, cuando una bomba cayó sobre un hospital que albergaba una clínica de maternidad, los dos periodistas se encontraban cerca. Las imágenes de la destrucción dieron la vuelta al mundo y se convirtieron en un símbolo de esta guerra.

Tras el ataque contra una maternidad en Mariúpol. Foto de Evgeniy Maloletka.Imagen: Evgeniy Maloletka/AP/picture alliance

"Por casualidad, estábamos cerca, oímos un avión y también hubo una explosión. No era uno, sino varios. Hubo una onda expansiva muy fuerte y las ventanas de las casas de los alrededores se hicieron añicos. Vimos que todo allí estaba destrozado. La gente salió corriendo del sótano en estado de shock. Vimos que bajaban a mujeres embarazadas. Eran imágenes muy fuertes", cuenta Maloletka. 

Peligro con los soldados rusos

Los dos periodistas fueron al hospital, que estaba muy dañado, para hablar con las mujeres de la clínica de maternidad. "Luego llegaron los tanques rusos. Nos escondimos en el hospital durante casi un día, fingiendo ser médicos. Llevamos batas blancas y filmamos a los tanques rusos atravesando la ciudad", afirma Maloletka.

Una sobreviviente del ataque a la maternidad de Mariúpol. Foto de Mstyslav Chernov.Imagen: Mstyslav Chernov/AP Photo/picture alliance

En la mañana del 12 de marzo, una unidad especial ucraniana consiguió llevar a los dos periodistas a un lugar más seguro. "Ya no teníamos coche y solo podíamos movernos por la ciudad de forma muy restringida. Más tarde, los policías nos ayudaron a acceder a Internet por satélite. Tenían una conexión y pudimos transmitir datos a través de ellos", sostiene.

Maloletka dice que finalmente se les aconsejó que evacuaran: "Nos dijeron que si nos capturaban los rusos, nos obligarían a decir lo que querían que dijéramos a la cámara. Si hubiéramos caído en manos de ellos, habría sido realmente difícil. No quiero experimentar cómo tratan los servicios secretos rusos a las personas que son detenidas".

Evacuación de Mariúpol

El 14 de marzo, un convoy de unos cien autos pudo salir de Mariúpol. Al día siguiente, había atascos de siete kilómetros en la ciudad. Todos querían irse. "Todo el mundo estaba atrapado en los atascos, conducíamos muy despacio. Nosotros también queríamos alejarnos y dejamos la ciudad el 15 de marzo. En la ruta entre Mariúpol y Orikhov hacia Zaporiyia, había al menos un puesto de control en cada pueblo. En ese momento no había controles estrictos. Pero teníamos miedo de que nos quitaran los teléfonos. En total, pasamos por unos 15 o 16 puestos de control rusos", cuenta Maloletka.

Según la Fiscalía General de Ucrania, un total de 18 representantes de los medios de comunicación de distintos países han sido asesinados desde el comienzo de la guerra en Ucrania, entre ellos 15 hombres y tres mujeres. 

(ctl/ers)

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