Aceptar la muerte como parte de la vida. Este es el mensaje que Fritz Roth quiere transmitir. Más que un empresario de pompas fúnebres, Fritz Roth es más bien un “terapeuta de almas”.
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Este domingo, como a menudo, Fritz Roth celebra las exequias de alguien. Sólo que esta vez es diferente. La persona fallecida era muy cercana a él. Para este enérgico renano, de 60 años de edad, ser empresario de pompas fúnebres es una vocación. Desde hace más de 25 años dirige la casa de velaciones y exequias Pütz-Roth, en Bergisch Gladbach. Su idea de recuperar el manejo natural de la muerte y el duelo lo ha convertido en el empresario de pompas fúnebres más famoso de Alemania. Su lema: “Tómate la muerte como algo personal“.
Esta casa de velaciones que da la impresión de ser más bien un “hotel campestre” refleja lo que Fritz Roth quiere expresar de corazón: acompañar a los dolientes más allá del entierro de un ser querido; darles valor para comprender la muerte.
Una piscina puede decidir una carrera
El que Roth tenga un ligero tono clerical no es ninguna coincidencia... Cuando Roth tenía 10 años de edad misionarios católicos lo convencieron de ingresar a un seminario. Lo conquistaron con la promesa de que podría disfrutar de campo de fútbol y piscina.
Nueve años de su vida pasó entonces Roth en un claustro en la ciudad holandesa de Steyl, en la frontera con Alemania. Pero aunque a Fritz Roth siempre le han fascinado las novedades, no quería prescindir de una vida en pareja, por eso declinó convertirse en un sacerdote supeditado al celibato.
Luto por una persona muy especial
Así que después de abandonar el convento Roth estudió administración de empresas en Colonia, lo que lo llevó a estar muy cerca de realizar su sueño: ser gerente de un consorcio energético. Pero su suegro le habría de deparar una sorpresa: asumir la funeraria de un amigo que buscaba urgente sucesión. Justamente su suegro, la persona que lo hizo empresario de pompas fúnebres, es la persona que este domingo Fritz Roth lleva a la tumba en su singular casa de velaciones con cementerio adjunto: “Este es un día especial para mí porque todo lo que yo he querido cambiar en la cultura del duelo, lo he visto puesto en práctica en el luto por un ser querido de mi propia familia”, dice Roth con voz lacónica pero llena de orgullo.
La sincera sabiduría de los niños
Fritz Roth nació en 1949 en una granja en la localidad de Eikamp, en Bergisch Gladbach. Para él, haber sido el único hombre y hermano menor de cuatro hermanas fue como haberse "ganado la lotería". Todos lo mimaron, especialmente su abuela que murió cuando él tenía apenas 6 años. Una experiencia decisiva e inolvidable para el pequeño Fritz: “Yo pude acariciar las manos de mi abuela muerta, pensando en esos momentos que nadie me volvería a hacer chocolate, nadie me volvería a hacer mi postre favorito”, cuenta Roth con profunda emoción. Fue así como Fritz Roth, muy temprano, entendió la diferencia entre estar vivo y estar muerto.
Justamente para Roth, los niños son los mejores acompañantes de un duelo porque expresan sus sentimientos sin falsas reservas: lloran y gritan que quieren permanecer para siempre junto a su mamá muerta. Luego se voltean y, de un momento a otro, dicen: ¡Ahora quiero un helado!
En esta tarde son empero los padres de una niña los que ponen a su hija en un ataúd construido por ellos mismos.
Ya en su niñez, para Fritz Roth el tema “muerte” se convirtió en una experiencia para toda la vida: cuatro de sus hermanos murieron en el momento de nacer o poco después.
Felicidad y amor por la familia, el arte y la cultura
Aún así, en la granja donde creció, entre gallinas, cerdos y vacas, Fritz Roth vivió lo que él llama felicidad: “La felicidad de sentirse querido. La felicidad de poder sentarse a la acogedora mesa junto a su familia”, cuenta Roth, que en las tardes acostumbraba a subirse a los hombros de su papá - tan calvo como es hoy él mismo - para escuchar más de cerca sus fantasiosas historias de valles y bosques.
Su padre tenía una vena especial para el arte y la cultura. Durante las caminatas domingueras por las montañas le describía con detalle la vida en castillos y personajes encantados. “Mi padre me dio su inagotable fantasía y me despertó el amor por el arte”, cuenta Roth quien agrega que “el arte nos regala imágenes con las que podemos expresar los sentimientos que nos cuesta comprender.” ...Como la vida... y la muerte.
Fritz Roth es un convencido de que las sociedades modernas necesitan más espiritualidad. Su credo: ¡Tomaos la muerte de nuevo como algo personal! Y cuando se le pregunta qué quiere decir con eso, cita una estrofa de la poesía Memento Mori de la poetisa germano-judía Mascha Kaléko: “Sólo se muere la muerte propia. La de los demás se tiene que vivir.”
(el)
Que descanse en paz: ritos funerarios en Alemania
Alemania tiene estrictas leyes de entierro y muchas tradiciones funerarias, incluyendo el "ágape fúnebre". DW le da detalles sobre las convenciones populares y las últimas tendencias.
Imagen: Imago/W. Otto
Cuando la vida llega a su fin
Unas 954.900 personas murieron en Alemania en 2018, según la oficina federal de estadísticas. A pesar de que el entierro en cementerios es obligatorio en casi todo el país, las prácticas están cambiando, y es común ver grandes áreas de hierba entre las tradicionales parcelas de entierro, que no son permanentes, sino alquiladas por un período de 15 a 20 años. Los alquileres a menudo no se renuevan.
Imagen: Imago/W. Otto
Menos entierros tradicionales
Con altos costos de entierro y un interés decreciente en invertir y atender tumbas, los alemanes eligen cada vez más una opción menos costosa, particularmente en zonas urbanas: la cremación. Pero un ataúd u otro contenedor es un requisito. No se puede simplemente dispersar los restos cremados en el patio. En general, deben sellarse en una urna y enterrarse en un cementerio o bosque designado.
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El recipiente correcto
Las cenizas se colocan en una cápsula, que luego se inserta, a menudo por motivos decorativos, en urnas de cerámica, metal, madera o biodegradables. En 2015, el estado más pequeño de Alemania, Bremen, se convirtió en el único en liberalizar la regla que estipula el entierro en un cementerio y comenzó a permitir que las cenizas de un ser querido fueran esparcidas o enterradas en terrenos privados.
Una alternativa a la tumba tradicional es el entierro de una urna biodegradable o de madera en las raíces de un árbol en el cementerio o en un bosque declarado expresamente como un cementerio. No se permiten velas, flores o fotos, porque no se requiere un cuidado individual: es solo naturaleza, paz y tranquilidad. Y está abierto todo el año. Este tipo de entierro existe en Alemania desde 2001.
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Hágalo usted mismo
Un ataúd ya hecho cuesta mínimo 1.000 euros. Pero algunas funerarias y expertos ofrecen talleres de construcción de ataúdes. Un ataúd de madera de cuatro metros cuadrados hecho a mano cuesta unos pocos cientos de euros, definitivamente más barato. Construir su propio atáud puede ser una experiencia terapéutica, aunque la idea todavía no ha calado mucho en Alemania.
Imagen: Christian Lohse
Sin capillas ardientes
Los funerales públicos o privados en funerarias en los que se expone el ataúd abierto o cerrado son comunes en muchos países, pero no tanto en Alemania. Otra opción es el embalsamamiento realizado por un experto, llamado tanatopractor. Sin embargo, esta no es una práctica habitual.
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Mi más sentido pésame
El servicio postal emite sellos especiales para cartas de condolencia tradicionales y avisos de defunción. La fecha del funeral o memorial se anuncia en obituarios en el periódico, a veces muy personales y creativos, y a menudo con una foto, o a través de una carta personal. Los deudos también indican si prefieren un arreglo floral o una donación a una obra de beneficencia.
Imagen: Dagmar Breitenbach/DW
Afligirse, socializar y comer
Después de un funeral o servicio conmemorativo, familiares, amigos, vecinos y colegas, generalmente por invitación personal de los deudos, van a un lugar cercano para el "Leichenschmaus". Tradicionalmente hay café, té, sopa, bocadillos y pastel.
Imagen: Daniel Karmann/picture alliance/dpa
Aprendiendo el oficio
En 2005, Alemania abrió un centro de capacitación para futuros directores funerarios en la ciudad bávara de Münnerstadt. En práctica y teoría, los alumnos pasan tres años aprendiendo el oficio, incluyendo cómo aconsejar a las familias, hacer arreglos funerarios y preparar los cuerpos para el entierro. Personas de lugares tan lejanos como China y Rusia han tomado clases avanzadas en esta academia.
Imagen: C. Löwinger
Aspectos prácticos
En el único cementerio de práctica en Alemania, creado en 1994 también en Münnerstadt, los futuros expertos funerarios aprenden cómo operar excavadoras especiales para cavar las tumbas y cómo enterrar las urnas. Según la asociación que creó el recinto, la profesión requiere "un alto grado de responsabilidad hacia las personas, tanto fallecidas como dolientes".
Imagen: Rosina Eckert
Cultura sepulcral
Alemania tiene un museo dedicado por completo a la muerte "en todas sus facetas": el Museo de Cultura Sepulcral, en Kassel, exhibe ataúdes, carrozas fúnebres y diseño de productos tradicionales que abarcan siglos. Un carruaje funerario de 1880 y un vehículo fúnebre de 1978 se pueden ver en el patio del museo.