Frontex: “Casi la mitad de ilegales no son expulsados de UE”
5 de enero de 2017
El director de la agencia encargada del control de las fronteras exteriores (Frontex), Fabrice Leggeri, advirtió este 5 de enero de que el 43 % de los extranjeros irregulares no son expulsados de los países de la UE.
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El directivo de Frontex cuestionó la actuación de Grecia y, por el contrario, elogió a Turquía. Según explicó, en el marco del acuerdo suscrito entre Bruselas y Ankara para la devolución de refugiados, la agencia europea se preparó para enviar a Turquía a 500 personas al día desde Grecia.
Pero desde que comenzó su aplicación, en marzo de 2016, sólo alrededor de mil personas han sido devueltas a Turquía, apuntó Leggeri, quien achacó la situación a los largos procedimientos que se llevan a cabo en Grecia.
La canciller alemana, Angela Merkel, fue una de las principales promotoras del acuerdo con Turquía y, aunque ha reconocido las dificultades para aplicarlo, sigue defendiendo el modelo, criticado por las organizaciones defensoras de derechos humanos.
Conservadores bávaros reinciden en "límite a solicitantes de asilo”
La crisis de los refugiados, los problemas de las deportaciones y las lagunas en la cooperación europea frente a la criminalidad y el terrorismo centran el congreso de la CSU, a la bávara de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que lidera Merkel y especialmente crítica con su política de asilo.
Los conservadores bávaros reclamaron de nuevo la necesidad de poner un límite a la entrada de nuevos solicitantes de asilo y abogaron por que el intercambio de datos entre las autoridades de los distintos países europeos tenga carácter obligatorio,
Bajo la sombra del atentado cometido en Berlín el pasado 19 de diciembre por un tunecino cuya solicitud de asilo había sido rechazada en verano, la CSU reclamó también que se pueda mantener detenidos a los extranjeros potencialmente peligrosos a la espera de deportación.
JOV (efe, faz)
Día Mundial del Migrante: El campamento de refugiados Kakuma o "la nada"
Cada 18 de diciembre se recuerda a millones de migrantes. Kakuma, en Kenia, es uno de los campamentos más grandes del mundo, que acoge a desterrados por las guerras y el hambre desde hace 25 años. DW visitó dicho campo.
Imagen: DW/R. Klein
Cientos de miles de humanos en "la nada"
"Kakuma" quiere decir en kiswahili algo así como "la nada". Ubicado a unos 100 kilómetros de la frontera con Sudán del Sur está en medio de una zona seca y cálida. Aquí viven, más mal que bien, unas 180.000 personas en cabañas o casas de adobe. Sus residentes huyen de la guerra o el hambre en Sudán y Sudán del Sur, Somalia, Uganda y otros países vecinos.
Imagen: Johanniter/Fassio
No paran de llegar refugiados, todos los días
Kakuma fue construido para albergar a 125.000 personas, pero desde su apertura no han parado de llegar personas en busca de refugio. Cada mes se suman unas mil o dos mil personas. Teresa Akong Anthony, en la imagen, vino desde el sur de Sudán hace dos semanas. Ahora espera a la sombra de una choza que ella y sus tres hijos sean registrados como refugiados. La temperatura hoy es de 37 grados.
Imagen: DW/R. Klein
¿Nacionalidad? Refugiado
Kakuma está lleno de jóvenes: más del 60 por ciento de los habitantes tienen menos de 17 años de edad. Muchos han nacido o se han criado en el campo. Para ellos, la palabra "casa" es difícil de definir. A menudo, no tienen ninguna relación con su país de origen, pero tampoco son kenianos. Se trata de jóvenes nacidos como refugiados.
Imagen: DW/R. Klein
Madre malnutrida, bebé malnutrido
Kandida Nibigira huyó de la violencia en Burundi hace tres años. Aquí vive con sus ocho hijos en una choza de barro. La vida para toda la familia es un inmenso reto diario: temperaturas alrededor de los 40 grados, suelo muy seco y poca comida. "Comemos sólo una vez al día", dice esta mujer de 38 años de edad, que intenta dar pecho a su hijo, a pesar de su propia malnutrición.
Imagen: DW/R. Klein
No hay suficiente dinero para la comida
En este campo de refugiados operado por ACNUR se distribuyen alimentos unas dos veces al mes. Si los residentes muestran su tarjeta de racionamiento, reciben aceite, mijo, frijoles, maíz fortificado y jabón. Debido a que no hay suficiente dinero disponible, las raciones de diciembre se redujeron a la mitad. La comida debe ahora alcanzar para todo un mes.
Imagen: DW/R. Klein
El hambre desespera
Hacer colas para recibir las respectivas raciones demora hasta cinco horas. Los trabajadores son aislados por una malla de alambre para protegerlos de la violencia que puede surgir ante la desesperación de la escasez y el hambre.
Imagen: DW/R. Klein
Un campamento convertido en “ciudad”
Además de las tarjetas de racionamiento, los residentes del campo obtienen vales que pueden canjear en ciertas tiendas. En los últimos 25 años, Kakuma se ha convertido en una pequeña ciudad. En el mercado se compran y venden cosas de uso cotidiano: alimentos, herramientas, artículos eléctricos o tarjetas SIM.
Imagen: DW/R. Klein
Mucha gente, poco trabajo
Los refugiados en Kakuma sólo pueden trabajar con un permiso especial, pero hay poco trabajo. Algunos trabajan para organizaciones benéficas. Para aumentar sus posibilidades laborales, hay proyectos individuales de formación. Aquí, tanto los refugiados como la población local pueden formarse en carpintería, electricidad y costura.
Imagen: DW/R. Klein
Sin familia ni educación
"Quiero ser una enfermera," dice Kamuka Ismali Ali, quien huyó de la guerra en el sur de Sudán. "Todavía no sé si mi familia vive”. Kamuka, de 20 años de edad, asiste a una escuela en Kakuma y quiere graduarse. "Cuando la guerra termine, ansío poder volver a ver a mi familia y ayudarla".
Imagen: DW/R. Klein
Integración: auto-sustento y convivencia
Gracias a la ayuda internacional, los habitantes de este campo de refugiados pueden recibir la atención más urgente. Debido a que Kakuma crece todos días y los refugiados son separados de la población local, unas 60.000 personas serán reubicadas en otro nuevo campo, a unos 20 kilómetros de distancia. La idea es promover el auto-sustento de los refugiados y la convivencia con locales.