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Frutas amargas

Martin Reischke (ER)19 de julio de 2016

Según un estudio de Oxfam, los bananos y piñas que se venden en algunos grandes supermercados alemanes son producidos en condiciones deplorables. Incluso en plantaciones certificadas con el sello de Rainforest Alliance.

Imagen: Fotolia/Santiago Cornejo

El banano siempre ha sido la fruta tropical favorita de los alemanes. En promedio, cada alemán consume alrededor de un kilo por mes, según datos del portal Statista de 2013/2014. Alemania importa más de un millón de toneladas de banano cada año, principalmente de Ecuador, Costa Rica y Colombia. Lo que queda en el olvido es la situación de los trabajadores de las plantaciones de banano.

Según un nuevo estudio, grandes empresas alemanas de comercio al por menor compran su banano a proveedores que violan sistemáticamente los derechos laborales y humanos de sus trabajadores. Incluso en plantaciones certificadas con el sello de Rainforest Alliance, que pretende garantizar el cumplimiento de altos estándares ecológicos y laborales, la situación al parecer no es mejor. Este es el resultado del estudio “Frutas dulces, verdad amarga”, publicado por Oxfam-Alemania. Para su informe, la organización investigó la situación de los trabajadores en diferentes fincas de banano en Ecuador. En una segunda parte, investigó plantaciones de piñas en Costa Rica, con resultados parecidos.

Críticas principales

Hay tres temas centrales que critica el estudio: la violación de la libertad sindical, la intoxicación de los trabajadores con pesticidas, y el todavía alto nivel de informalidad en el trabajo. Según Frank Braßel, co-autor del estudio, las empresas alemanas tienen que asumir una corresponsabilidad por la situación de explotación de los trabajadores, ya que son ellas las que compran las frutas. “Nos da la impresión de que las empresas ni se interesan lo suficiente por buenos estándares laborales y ecológicos ni pagan adecuadamente por estos esfuerzos“, dice Frank Braßel, de Oxfam. En otras palabras: las empresas sí les exigen a sus proveedores que usen certificados, pero no asumen los costos ni controlan su cumplimiento. “Sólo estamos exigiendo lo más básico: el cumplimiento de leyes nacionales y acuerdos internacionales”, agrega Braßel.

Uno de los problemas en las fincas es la aerofumigación con pesticidas. Por ley, los trabajadores tienen que salir de la plantación cuando se fumiga. Sin embargo, la realidad es muy diferente. En el tema de la libertad sindical, en ninguna de las 20 plantaciones visitadas en Ecuador hay un sindicato, ya que los trabajadores tienen mucho temor a represalias. “Lo chocante es que estos temas no son nada nuevos“, dice Braßel. En 2008 y 2011, Oxfam ya hizo otros estudios sobre la producción de bananos con resultados parecidos.

Diálogo con las empresas

Lo que más sorprende en el actual estudio es que, incluso en plantaciones que producen bananos con el sello de Rainforest Alliance, parece que la situación de los trabajadores no es mejor. “Tomamos muy en serio estas acusaciones, y si se confirman, vamos a quitarles el certificado a las plantaciones involucradas“, dice un vocero de dicha organización ambientalista. “Hasta la fecha, no hemos podido comprobar los resultados de Oxfam, pero seguimos con las investigaciones”, agrega. Por el momento, las dos organizaciones están en conversaciones para revisar sus métodos de investigación y certificación correspondientes.

Jorge Acosta, defensor de los trabajadores bananeros de Ecuador, quiere crear conciencia de su situacíón laboral.Imagen: Katja/Herold Oxfam

Ante los resultados del estudio, las empresas alemanas también han reaccionado. “Nos han dado la visión de sus proveedores, que naturalmente dicen que cumplen con todas las leyes”, cuenta Braßel. Sin embargo, ahora Oxfam está empezando a dialogar directamente con las diferentes empresas alemanas. El 28 de junio, junto con representantes de organizaciones y sindicatos ecuatorianos sostuvo una reunión con Lidl, la cadena de supermercados más grande de Europa.

“Paso positivo”

En Alemania, Lidl comercializa solo bananos orgánicos con el sello de Fair Trade (comercio justo) y bananos de producción convencional con el sello de Rainforest Alliance. “Fue un diálogo abierto, lo que valoramos mucho”, comenta Braßel sobre la reunión. “En el caso de Ecuador, sugerimos que Lidl escribiera a sus proveedores y se pronunciara sobre la libertad sindical, pero lamentablemente no se concretizó”. En el caso de Costa Rica, sí se acordó una reunión en ese país con el proveedor de Lidl y el equipo local de investigación de Oxfam, lo que Braßel ve como un “paso positivo”.

Consultado sobre el tema, Lidl opina que se necesita una iniciativa común entre las empresas de comercio al por menor, gobiernos, sindicatos, ONGs, proveedores y productores para que se respete la libertad sindical y otros derechos humanos en el sector bananero ecuatoriano. “Todos los participantes del diálogo consideran deseable que se den otros pasos para mejorar la situación ambiental y laboral en la producción de piña en Costa Rica y la producción bananera en Ecuador”, dice la oficina de prensa de Lidl. Pero la sola declaración de intenciones no basta para que la realidad en las fincas de banano sea menos amarga.

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