Ana Febres se desempeñaba como administradora de empresas. Un día decide poner freno al ritmo cada vez más vertiginoso y demandante del ámbito financiero y empieza a estudiar fotografía. Alentada por la valoración que la gente hacía de sus trabajos, lo que había comenzado siendo un hobby se fue convirtiendo en una actividad profesional reconocida, en especial, cuando gana un concurso de fotografía convocado por la Alianza Francesa. La obra ganadora retrata una escena captada durante un coleo, deporte nacional de Venezuela, que consiste en jalar por la cola a un becerro. Un testimonio de esa Venezuela que irá descubriendo y retratando. "La fotografía me llevó a exponerme a diferentes segmentos sociales”. A conocer realidades duras y complejas. En sus profundidades hallará las temáticas que más interés le despiertan, para presentarlas en su trabajo, en el que plasma estética con humanidad. Su obra retrata historias de desolación, pero también otras, luminosas y llenas de esperanza.