Fuga de centro de migrantes en Malasia deja varias muertes
20 de abril de 2022
La relativamente próspera Malasia es, desde hace años, uno de los destinos preferentes de las personas migrantes rohinyás.
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Al menos seis personas han muerto en Malasia a raíz de la fuga masiva iniciada la madrugada de este miércoles (20.04.2022) en un centro de detención de migrantes en el este del país, informan medios locales.
A las 04.30 (20.30 GMT del martes) comenzó una protesta de centenares de reclusos de la minoría rohinyá en el centro de inmigración de Relau, en el occidental estado de Kedah, que derivó en un motín y la fuga de 528 personas, apuntan en un comunicado el Departamento de Inmigración. Según las autoridades, 362 de los fugados han sido capturados, mientras el resto continúa en busca y captura.
El departamento malasio no informa en su comunicado sobre posibles víctimas mortales, mientras el diario The Star cita a fuentes internas para confirmar la muerte de por lo menos seis fugados cuando aparentemente fueron atropellados mientras trataban de cruzar una carretera durante la caótica salida del centro de inmigración.
La relativamente próspera Malasia es, desde hace años, uno de los destinos preferentes de las personas rohinyás, una minoría étnica apátrida procedente de Birmania, cuyas autoridades no los reconocen y les someten a todo tipo de discriminaciones.
En agosto de 2017, el Ejército birmano lanzó una campaña militar contra la población rohinyá en el norte de Arakan (este de Birmania), por la que el Gobierno birmano se enfrenta a una acusación de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
Este operativo castrense conllevó a la huida a la vecina Bangladés de más de 725.000 personas rohinyás, que se suman a otros miles huidos los años anteriores, y que viven en condiciones precarias en la red de campamento de refugiados más grande del mundo.
En 2015, se vivió una crisis de personas refugiadas en la región, cuando miles de rohinyás quedaron a la deriva en barcos durante semanas después de que las autoridades de Tailandia y Malasia desmantelaran las redes de tráfico que los transportaban a dichos países desde Birmania.
ama (efe, afp, ap)
Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.