Las estimaciones se elevan de los 704 millones de euros presupuestados inicialmente hasta los 17.598 proyectados hoy por el gobierno japonés.
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Desmantelar la accidentada central nuclear japonesa de Fukushima costará más de 2 billones de yenes (unos 17.598 millones de euros), según una proyección del Ministerio de Industria nipón dada a conocer el martes (25.10.2016). Esta nueva estimación supera lo inicialmente presupuestado por Tokyo Electric Power (TEPCO), la empresa operadora de la planta, que en un principio calculó que los gastos superarían los 80.000 millones de yenes (cerca de 704 millones de euros).
Lo que no cambia es el plazo que durará el proceso de desmantelamiento: más de 30 años. El Ministerio japonés de Economía, Comercio e Industria presentó esta nueva estimación en la reunión de un comité de expertos establecido para ayudar a financiar las operaciones de desmantelamiento y reformar la gestión de TEPCO, intervenida por el Estado nipón desde julio de 2012.
El 11 de marzo de 2011, un terremoto de 9 grados en la escala de Richter y un posterior tsunami dañaron seriamente la central atómica de Fukushima Daiichi. Los tres reactores que estaban operativos en ese momento resultaron dañados y sufrieron fusiones por culpa de la falta de refrigeración.
Reestructuración de TEPCO
El comité de expertos del ministerio japonés estudia, entre otras medidas, reestructurar TEPCO. Y es que la operadora tuvo que solicitar un paquete de ayuda extra al Gobierno el pasado mes de julio para poder hacer frente a los costes del desmantelamiento de la planta, la limpieza de zonas contaminadas y las compensaciones a los afectados por el accidente. Asimismo, para poder desmantelar Fukushima TEPCO tiene primero que investigar cómo retirar el altamente radioactivo combustible fundido del interior de los reactores y cómo evitar que el agua contaminada anegue las instalaciones.
Por último, ante la imposibilidad de utilizar su única central nuclear en condiciones operativas, TEPCO se ha visto obligada a generar electricidad a un mayor coste mediante centrales termoeléctricas en un contexto de mayor competitividad tras la liberalización del sector, que se completó este año en Japón.
El accidente en la central de Fukushima ha sido el peor desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986 y sus emisiones y vertidos contaminantes mantienen aún evacuadas a miles de personas que vivían en el entorno de la planta y han afectado gravemente a la agricultura, la pesca y la ganadería local.
JC (EFE, AP, dpa)
La larga sombra de Fukushima
Cuatro años después del desastre de Fukushima, la respuesta global a la energía nuclear ha cambiado. Mientras que algunos países continúan desmantelando sus centrales nucleares, otros ven un futuro con energía atómica.
Imagen: Reuters/Kyodo
El terremoto de Tohoku y el posterior tsunami
Fue el peor desastre de la historia de Japón después de la II Guerra Mundial. Hace cuatro años, un terremoto de magnitud 9,3 registrado frente a las costas de la región de Tohoku provocó un tsunami que devastó la costa del noreste de Japón. El resultado: al menos 15.880 fallecidos y 2.694 desaparecidos, además de 6.135 heridos.
Imagen: dapd
Fuga radioactiva en Fukushima
El problema es que lo que empezó siendo un desastre natural acabó convirtiéndose en tragedia por culpa de la tecnología. El terremoto provocó un tsunami de 13 metros que arrasó la central nuclear de Fukushima Daiichi. Tras el impacto, los sistemas de refrigeración de la planta fallaron, provocando el sobrecalentamiento de tres reactores y la consiguiente fuga radioactiva.
Imagen: Reuters/Kyodo
Central de Three Mile Island
El caso de Fukushima no es el primero de la historia. En el año 1979, en la planta nuclear de Three Mile Island, en Middletown, Pensilvania, un fallo en el circuito de la planta provocó una fuga radioactiva. Las bombas de alimentación dejaron de funcionar, provocando la fuga de 120.000 litros de refrigerante del circuito primario. Unas 140.000 personas, entre mujeres y niños, fueron evacuadas.
Imagen: AFP/Getty Images
El legado de Chernóbil
Hasta Fukushima, el desastre de Chernóbil fue el peor accidente nuclear de la historia. En 1986, un repentino incremento de potencia en la Unidad 4 de la central de Chernóbil, en Ucrania, destruyó el reactor y liberó una nube radiactiva que se extendió por Rusia y Europa. 335.000 personas fueron evacuadas en un radio de 30 kilómetros y al menos 30 murieron como consecuencia del accidente.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nueva planta nuclear en EE. UU.
A la Unidad 2 de la planta Watts Bar en Tennessee se le están dando los últimos retoques, luego de un largo retraso por una baja demanda en la región. Su planta hermana, Watts Bar Unidad 1, se inauguró en 1996 y era, hasta ahora, la central nuclear de apertura más reciente. El país prevé seguir abriendo plantas nucleares, pues las considera una alternativa viable a los combustibles fósiles.
Imagen: picture-alliance/AP/Tennessee Valley Authority
Período de transición en Alemania
A pesar del fuerte movimiento antinuclear, la coalición de centroderecha de la canciller Angela Merkel trató de retrasar la fecha de eliminación de la energía nuclear de 2022 a 2034. El objetivo de 2022 había sido establecido por su predecesor, Gerhard Schröder, de centroizquierda. Merkel justificó el retraso alegando que se trataba de un período de transición hacia las energías renovables.
Imagen: picture-alliance/dpa
Merkel reacciona con rapidez
Después de la catástrofe de Fukushima, el gobierno alemán reaccionó con rapidez y cerró de manera definitiva ocho plantas nucleares. La coalición de Merkel decidió eliminar por completo el uso de la energía atómica hasta el 2022, adoptando la fecha originalmente establecida por Schröder. Ahora, Alemania ha decidido extender el uso de energías renovables en un 80 por ciento para el año 2050.
Imagen: picture alliance/Hinrich Bäsemann
Italianos confirman la prohibición nuclear
Al igual que Alemania, Italia también tiene una larga historia de activismo antinuclear. Después del desastre de Chernóbil, los italianos votaron para prohibir la energía nuclear en 1987. Sin embargo, en 2011, el entonces primer ministro, Silvio Berlusconi, trató de reintroducir la energía atómica. En un referéndum, los italianos rechazaron nuevamente el uso de energía nuclear en su país.
Imagen: picture-alliance/dpa
El futuro nuclear en Reino Unido
La coalición conservadora-liberal en Reino Unido también promueve la energía nuclear para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la planta más reciente desde 1996, Hinkley Point C en Somerset (en la foto), se enfrenta a un proceso legal por el uso de dinero estatal para su construcción. El costo de la planta se calcula en unos 34 mil millones de euros.
Imagen: picture-alliance/Simon Chapman/LNP
La India amplía el uso de energía atómica
Nueva Delhi planea cuadruplicar su capacidad nuclear en 2020, abasteciendo así un 25 por ciento de la electricidad en el país. Sin embargo, el plan ha sido fuertemente rechazado. Manifestantes han interrumpido repetidamente los trabajos de construcción de la central nuclear de Kudankulam, parcialmente subsidiada por Rusia. Moscú ha ofrecido construir una docena de reactores nucleares en la India.
Imagen: picture-alliance/dpa
China mira más allá del carbón
Pekín está buscando un aumento más modesto en su capacidad nuclear. La República Popular planea generar un 6% de su electricidad a través de energía atómica para el 2020. Actualmente se encuentra en construcción la central de Changjiang (en la foto), en la provincia de Hainan. La energía nuclear puede reducir, en gran medida, la dependencia de China de las contaminantes plantas de carbón.
Imagen: picture-alliance/dpa
La dependencia de Francia
El 75% de la electricidad que consume Francia procede de energía nuclear. A pesar de que el presidente Hollande prometió reducir la dependencia atómica del país, sólo se ha anunciado el cierre de una planta, situada en la frontera con Alemania. El resto de las centrales, que suman 20, siguen humeando en el corazón de Europa.