Hace cinco años, Fukushima sufrió uno de los mayores desastres nucleares de la historia. Tres reactores sufrieron la fusión de sus núcleos y en cuatro explotó hidrógeno, lo que provocó un enorme escape radioactivo.
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Una crisis de esta magnitud en Japón era, para muchos, algo inconcebible. “Antes de la catástrofe nunca creí que un accidente tan grave como este pudiera tener lugar en Japón, teniendo en cuenta lo avanzada de nuestra tecnología”, dice el entonces primer ministro Naoto Kan en entrevista con DW. “Este tipo de daños colosales suelen ser consecuencia de una aplastante derrota militar”.
Y eso que la catástrofe nuclear pudo haber sido mucho peor. Además de las fusiones sufridas por los reactores 1 a 3 y las explosiones de hidrógeno que experimentaron los reactores 1 a 4, la amenaza de una fuga radioactiva aún mayor era el gran miedo de los expertos.
Las piscinas de almacenamiento de combustible nuclear están situadas en la parte superior de los reactores. Los terremotos y las explosiones de hidrógeno dañaron estas piscinas. En el reactor 4 estaban enfriando unas pilas de combustible activas y especialmente calientes. Si se llegan a derrumbar las piscinas y el combustible hubiese ardido por falta de refrigeración, la contaminación radioactiva podría haber llegado a ser 10 veces superior a la registrada.
En aquel momento, el gobierno japonés se planteó evacuar a la población en un radio de 250 kilómetros. Lo que habría implicado tener que desalojar el área metropolitana de Tokio. Según Kan, estuvo a punto de evacuar a 50 millones de personas.
Fuga radioactiva equivalente a 580 bombas atómicas
La contaminación radioactiva sufrida en las cercanías de la planta nuclear y en el resto del mundo fue considerable. Según los cálculos de Christian Küppers, director de Protección Radiológica del Öko Institut, durante el desastre de Fukushima se liberó 580 veces más Cesio-137 que tras el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima. Una gran parte del Cesio-137 liberado fue a parar a la atmósfera, mientras que otra cantidad acabó directamente en el mar.
El Cesio-137 tiene una vida media de 30 años y es tan soluble en el agua como la sal. Entra en el tejido muscular a través de la cadena alimenticia. Según las investigaciones llevadas a cabo por Küppers, la fuga de Fukushima fue responsable del 5 por ciento de la contaminación nuclear de los mares de todo el mundo en 2015.
Küppers asegura que, mientras el 86 por ciento de la contaminación radioactiva fue causada por las pruebas nucleares realizadas durante el siglo pasado, el desastre de Chernóbil “sólo” fue culpable del 3 por ciento del Cesio-137 vertido al mar. Asimismo, considera que otro 6 por ciento de los vertidos nucleares llegó al mar procedente de las plantas destinadas a producir combustible atómico.
Falta de conocimiento
De acuerdo con la empresa de energía Tepco, la situación en el emplazamiento de la central se ha “estabilizado”. Ya se han llevado a cabo “alrededor del diez por ciento” de los trabajos de desmantelamiento de las instalaciones, dijo el mánager de Tepco Akira Ono. Según el propio Ono, el cierre de la central durará todavía 30 o 40 años. Otros expertos, sin embargo, creen que habrá que esperar alguna década más. “Sufriremos las consecuencias durante siglos”, dice el físico nuclear de Greenpeace, Heinz Smital.
La larga sombra de Fukushima
Cuatro años después del desastre de Fukushima, la respuesta global a la energía nuclear ha cambiado. Mientras que algunos países continúan desmantelando sus centrales nucleares, otros ven un futuro con energía atómica.
Imagen: Reuters/Kyodo
El terremoto de Tohoku y el posterior tsunami
Fue el peor desastre de la historia de Japón después de la II Guerra Mundial. Hace cuatro años, un terremoto de magnitud 9,3 registrado frente a las costas de la región de Tohoku provocó un tsunami que devastó la costa del noreste de Japón. El resultado: al menos 15.880 fallecidos y 2.694 desaparecidos, además de 6.135 heridos.
Imagen: dapd
Fuga radioactiva en Fukushima
El problema es que lo que empezó siendo un desastre natural acabó convirtiéndose en tragedia por culpa de la tecnología. El terremoto provocó un tsunami de 13 metros que arrasó la central nuclear de Fukushima Daiichi. Tras el impacto, los sistemas de refrigeración de la planta fallaron, provocando el sobrecalentamiento de tres reactores y la consiguiente fuga radioactiva.
Imagen: Reuters/Kyodo
Central de Three Mile Island
El caso de Fukushima no es el primero de la historia. En el año 1979, en la planta nuclear de Three Mile Island, en Middletown, Pensilvania, un fallo en el circuito de la planta provocó una fuga radioactiva. Las bombas de alimentación dejaron de funcionar, provocando la fuga de 120.000 litros de refrigerante del circuito primario. Unas 140.000 personas, entre mujeres y niños, fueron evacuadas.
Imagen: AFP/Getty Images
El legado de Chernóbil
Hasta Fukushima, el desastre de Chernóbil fue el peor accidente nuclear de la historia. En 1986, un repentino incremento de potencia en la Unidad 4 de la central de Chernóbil, en Ucrania, destruyó el reactor y liberó una nube radiactiva que se extendió por Rusia y Europa. 335.000 personas fueron evacuadas en un radio de 30 kilómetros y al menos 30 murieron como consecuencia del accidente.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nueva planta nuclear en EE. UU.
A la Unidad 2 de la planta Watts Bar en Tennessee se le están dando los últimos retoques, luego de un largo retraso por una baja demanda en la región. Su planta hermana, Watts Bar Unidad 1, se inauguró en 1996 y era, hasta ahora, la central nuclear de apertura más reciente. El país prevé seguir abriendo plantas nucleares, pues las considera una alternativa viable a los combustibles fósiles.
Imagen: picture-alliance/AP/Tennessee Valley Authority
Período de transición en Alemania
A pesar del fuerte movimiento antinuclear, la coalición de centroderecha de la canciller Angela Merkel trató de retrasar la fecha de eliminación de la energía nuclear de 2022 a 2034. El objetivo de 2022 había sido establecido por su predecesor, Gerhard Schröder, de centroizquierda. Merkel justificó el retraso alegando que se trataba de un período de transición hacia las energías renovables.
Imagen: picture-alliance/dpa
Merkel reacciona con rapidez
Después de la catástrofe de Fukushima, el gobierno alemán reaccionó con rapidez y cerró de manera definitiva ocho plantas nucleares. La coalición de Merkel decidió eliminar por completo el uso de la energía atómica hasta el 2022, adoptando la fecha originalmente establecida por Schröder. Ahora, Alemania ha decidido extender el uso de energías renovables en un 80 por ciento para el año 2050.
Imagen: picture alliance/Hinrich Bäsemann
Italianos confirman la prohibición nuclear
Al igual que Alemania, Italia también tiene una larga historia de activismo antinuclear. Después del desastre de Chernóbil, los italianos votaron para prohibir la energía nuclear en 1987. Sin embargo, en 2011, el entonces primer ministro, Silvio Berlusconi, trató de reintroducir la energía atómica. En un referéndum, los italianos rechazaron nuevamente el uso de energía nuclear en su país.
Imagen: picture-alliance/dpa
El futuro nuclear en Reino Unido
La coalición conservadora-liberal en Reino Unido también promueve la energía nuclear para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la planta más reciente desde 1996, Hinkley Point C en Somerset (en la foto), se enfrenta a un proceso legal por el uso de dinero estatal para su construcción. El costo de la planta se calcula en unos 34 mil millones de euros.
Imagen: picture-alliance/Simon Chapman/LNP
La India amplía el uso de energía atómica
Nueva Delhi planea cuadruplicar su capacidad nuclear en 2020, abasteciendo así un 25 por ciento de la electricidad en el país. Sin embargo, el plan ha sido fuertemente rechazado. Manifestantes han interrumpido repetidamente los trabajos de construcción de la central nuclear de Kudankulam, parcialmente subsidiada por Rusia. Moscú ha ofrecido construir una docena de reactores nucleares en la India.
Imagen: picture-alliance/dpa
China mira más allá del carbón
Pekín está buscando un aumento más modesto en su capacidad nuclear. La República Popular planea generar un 6% de su electricidad a través de energía atómica para el 2020. Actualmente se encuentra en construcción la central de Changjiang (en la foto), en la provincia de Hainan. La energía nuclear puede reducir, en gran medida, la dependencia de China de las contaminantes plantas de carbón.
Imagen: picture-alliance/dpa
La dependencia de Francia
El 75% de la electricidad que consume Francia procede de energía nuclear. A pesar de que el presidente Hollande prometió reducir la dependencia atómica del país, sólo se ha anunciado el cierre de una planta, situada en la frontera con Alemania. El resto de las centrales, que suman 20, siguen humeando en el corazón de Europa.