G-8: el cambio climático de la discordia
4 de julio de 2005A vísperas del inicio de la cumbre anual del G8, el grupo de los ocho países más ricos del mundo, los dos temas principales a ser tratados ocupan masivamente a la opinión pública. Si el fin de semana los conciertos monumentales de Live8 hicieron enfocar la atención internacional en el primero de ellos -la lucha contra el hambre y la pobreza, sobre todo en el África-, una entrevista concedida por el presidente norteamericano, George W. Bush, a la cadena británica ITV1 echa una luz sombría sobre el segundo: el problema del calentamiento global, que el presidente Bush ha tratado de esquivar por todos los medios.
"Cierta responsabilidad"
Si bien en honor a sus buenas relaciones con el primer ministro británico, Bush estaría dispuesto a hacer ciertas concesiones, la aceptación de esa frase sería mucho pedir. En la entrevista, sin embargo, reconoció por fin lo que para buena parte del mundo es evidente: que el cambio climático es un "problema importante y a largo impacto", en el cual el hombre tendría "una cierta responsabilidad".
La propuesta de Bush
El desarrollo de nuevas tecnologías y nuevos métodos para la eliminación de los gases de efecto invernadero -responsables del calentamiento global- sería la solución, y por ello Washington habría destinado ya 20.000 millones de dólares en investigación y desarrollo de vehículos de hidrógeno y maquinaria libres de emisiones, así Bush. El Tratado de Kyoto representaría solamente una reglamentación. Y a ella se niega rotundamente Estados Unidos.
Lo mínimo
Según el diario británico The Guardian, en el borrador del documento final de la Cumbre se incluye una referencia a la magnitud del impacto de la mano del hombre en el calentamiento global, asumiéndolo como un reto. Si para las academias científicas de algunos de los países más ricos del mundo - a las que suman las de China, India y Brasil, que estarán presentes en los debates sobre el cambio climático-, eso el mínimo común denominador, para el presidente Bush esa frase va demasiado lejos. Debido al peso que le ha otorgado el premier británico al tema, que en el documento final hubiese sólo siete firmas significaría, sobre todo para Blair, un sonado fracaso.