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G-8 y el medio ambiente: “nadar sin mojarse la ropa”

Mirra Banchón9 de julio de 2008

El G-8 comparte una visión: haber reducido hasta el 2050 a la mitad las emisiones causantes del cambio climático. China e India se sumarían después. De éxito hablan unos; insuficiente el resultado, dicen otros.

Oxfam se manifiesta en Hokkaido contra los líderes del G-8Imagen: AP

La Cumbre de las naciones más industrializadas del mundo terminó, en la isla japonesa de Hokkaido, con una promesa: unir esfuerzos para reducir a la mitad los gases contaminantes hasta el año 2050. En esta reunión -que según algunos analistas entrará en la historia como la Cumbre de las Crisis por la grave situación alimentaria y energética del planeta- por primera vez Estados Unidos consintió en poner el hombro y apoyar la reducción de emisiones.

La cooperación entre las naciones industrializadas y las economías emergentes cobró protagonismo, cuando estuvieron presentes los jefes de Estado y de Gobierno de China, Brasil, México y Sudáfrica. También representantes de Indonesia, Corea del Sur y Australia estuvieron presentes. “Tuvieron que sacar la mesa grande para que todos cupieran”, cuenta Henrik Böhme, corresponsal de DW-RADIO.

Nadar sin mojarse la ropa

La canciller Angela Merkel se declaró satisfecha y optimista –“la comunidad internacional ha demostrado que asume su responsabilidad”, dijo añadiendo que está consciente del arduo camino que queda por recorrer hasta lograr, en Copenhague 2009, un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kyoto. Por su parte, el saliente presidente estadounidense, George W. Bush, calificó el encuentro de productivo. De un hito en la historia de la protección al medio ambiente se hablaba, por un lado, en los medios alemanes.

Por otro, voces más críticas calificaban en el encuentro la falta de concreción. Renate Künast, líder de los Verdes alemanes, basa su crítica principalmente en el plazo acordado: “en el 2050 ninguno de los participantes en la Cumbre será capaz de asumir la responsabilidad política de esta cumbre”, aseveró en entrevista a la emisora Deutschlandfunk. El plazo, en su opinión, debería ser el año 2020, y el momento de empezar es ahora. Con respecto al sello de medio ambientalista que la canciller Angela Merkel casi se ha auto impuesto, la líder verde saca a relucir la doble moral de Berlín.

Arbolitos simbólicosImagen: AP

Según la ex ministra de Agricultura y Protección al Consumidor, cuando la comisaria europea Fischer Boel propone una reforma agraria para evitar subvencionar una agricultura dañina para el medio ambiente, Alemania es la primera en bloquear; cuando se trata de regular las emisiones de los coches de lujo, Berlín se opone, y cuando se trata de desmonopolizar el mercado de la energía, el gobierno alemán pisa el freno. De “querer nadar sin mojarse la ropa”, califica Künast la gestión de medio ambiente del actual gobierno germano.

Progresos innegables

Si bien es un innegable avance que China e India hayan tomado parte en el encuentro, éstas –que suman juntas el 25 por ciento de las emisiones globales- no se muestran demasiado convencidas de actuar a corto plazo. Si bien el presidente chino, Hu Jintao, aseveró que su país se toma el cambio climático muy seriamente y que los países en desarrollo deberían hacer todo lo que puedan contra el calentamiento, señaló que la mayor carga deben llevarla los países ricos. Y, en su opinión, China es un país en vías de industrializarse y modernizarse, cuya principal misión es desarrollar la economía y mejorar la vida de sus habitantes. Sin embargo, la actitud responsable de China en cuanto al cambio climático se verá manifiesta en las conversaciones globales sobre un pacto para reemplazar el Protocolo de Kyoto, que expira en el 2012.

Como fuere, el que la mesa de discusión haya tenido que ser alargada para que quepan más invitados es un hecho positivo. Líderes de 17 naciones se declararon, por lo menos, dispuestos a conversar, y eso es un paso. Si es un éxito, como lo asevera la canciller germana, es cuestionable. Según el corresponsal de DW-RADIO, después de estos tres días de esta cumbre de las crisis el resultado es “un rayo de esperanza” de que la próxima, en la isla italiana de a Maddalena, sea un poco mejor.

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