Naciones Unidas: egoísmo nacional y objetivos globales
Rolf Wenkel
6 de julio de 2017
Hace dos años, todos los estados miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a contribuir a mejorar el desarrollo económico, ecológico y social global. ¿Lo están llevando a cabo?
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En la jerga de las Naciones Unidas, las metas a seguir se llaman "Objetivos de Desarrollo Sostenibles" (ODS). La Agenda 2030 exige tanto a los países industrializados como en vías de desarrollo a cumplir con sus responsabilidades globales. Sin embargo, el egoísmo nacional y la carencia de compromiso de los países industrializados amenazan con poner en peligro dichas metas. Y es que la Agenda 2030 se tambalea, según los autores del Índice de ODS.
Los países industrializados no predican con el buen ejemplo
Los investigadores del análisis se muestran críticos con los países industrializados: Por un lado, los miembros de la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, cojean a la hora de cumplir los objetivos en sus propios países. Por otro lado, estos ocasionan con frecuencia costes a los países en vías de desarrollo y emergentes debido al consumismo, a la insuficiente contribución económica a la cooperación al desarrollo y a la protección de paraísos fiscales. Estos efectos colaterales frenan a los países más pobres a la hora de lograr sus objetivos hasta 2030.
El Índex ODG actual compara 157 países. Los países escandinavos son los que más cumplen lo pautado: Suecia en el primer puesto, seguido de Dinamarca y Finlandia. Estados Unidos se halla en el puesto 42, China en el 71 y Alemania en el 6. Los peor situados son africanos: República de África Central, Chad o la República del Congo.
Los autores critican sobre todo a los países industrializados que, a pesar de su riqueza y desarrollo tecnológico, están muy lejos de alcanzar los objetivos.
Los perjudicados: los países pobres
Pero también las exportaciones de armas suponen costes sociales y económicos para los países terceros. Se puede comprobar con claridad en los conflictos de las regiones en crisis, donde dichas armas pueden reforzar tales conflictos. Israel, Rusia y Noruega son los mayores exportadores de armas, pero también Estados Unidos, Francia y Alemania.
La arquitectura financiera internacional ha afectado negativamente a los objetivos de desarrollo, según el estudio realizado por la Fundación Bertelsmann y en coperación con una agencia de las Naciones Unidas, Sustainable Development Solutions Network (SDSN). El dinero de las arcas públicas de países en vías de desarrollo que fluye hacia los paraísos fiscales, falta en los países de procedencia. Gran Bretaña, según el índice, origina los costes más altos por la protección de paraísos fiscales. Suiza es el país menos transparente en cuestión de negocios financieros, porque permite, por ejemplo, las cuentas bancarias ilegales.
Otro efecto negativo es la carencia de financiación a la cooperación internacional al desarrollo. Solo seis países de la OCDE desembolsan lo pautado, el 0,7% de su PIB: Suecia, Noruega, Luxemburgo, Dinamarca, Holanda y Gran Bretaña. Alemania solo el 0,5%.
Alemania entre los diez primeros
Alemania, sexta en el ranking, sobresale en educación e infraestructura. En el ámbito educativo está situada en tercer lugar, tras Gran Bretaña y Canadá. Esta buena nota se debe a la larga experiencia en formación escolar universal y a la reducida cuota de analfabetismo. También en vías de transportes o inscripción de patentes Alemania saca músculo: 69 registros de patentes por millón de ciudadanos; en Estados Unidos, 45.
Rolf Wenkel (RMR/EL)
G20: las protestas son parte de la cumbre
Cada vez que se reúnen jefes de Estado y de Gobierno, así como ministros, las protestas no se hacen esperar. Los críticos de la globalización aprovechan las cumbres para desahogarse.
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El comienzo: la batalla de Seattle
Ya pasaron casi 20 años desde la llamada “batalla de Seattle” (1999). Es considerada como el comienzo no oficial de la nueva ola del movimiento antiglobalización en Estados Unidos. En aquel entonces no se pudo llevar a cabo la conferencia de los ministros de Economía y Comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC): miles de opositores a la globalización se enfrentaron a la policía.
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Finalmente unidos
En el marco de las manifestaciones de Seattle, se unieron por primera vez los movimientos de trabajadores y de defensores del medio ambiente. Juntos, ambos grupos protestaron contra la Organización Mundial del Comercio y los efectos negativos de la globalización. Hubo numerosos detenidos.
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Londres: carnaval contra el capitalismo
Una de las primeras manifestaciones antiglobalización a nivel internacional fue el llamado “carnaval contra el capitalismo” del 18 de junio de 1999. Se realizó paralelamente a la cumbre del G8 en Colonia. Sobre todo en Londres y Eugene, en el estado de Oregón (EE.UU.), las fiestas de protesta llamaron la atención.
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Génova: escalada y parteaguas
Durante la cumbre del G8 en 2001, miles de personas protestaron bajo el lema de “Otro mundo es posible” en la ciudad italiana de Génova contra el desperdicio de recursos, la desnutrición y la desigualdad entre pobres y ricos. Lamentablemente las manifestaciones no fueron pacíficas. Fueron el comienzo de una nueva era de protesta con gases lacrimógenos, coches incendiados y cócteles molotov.
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La cosa se pone seria
20.000 policías intentaron controlar a los manifestantes. En vano. El triste balance: un sinfín de heridos, un muerto. El italiano Carlo Giuliani recibió un disparo en una pelea callejera. Desde entonces, las cumbres G8 y G20 se realizan casi siempre en lugares alejados y fáciles de asegurar.
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Garmisch-Partenkirchen: tranquilo e inaccesible
En 2015, la cumbre del G7 se celebró en el Castillo de Elmau, en Baviera. Masivas medidas de seguridad acompañaron el encuentro: las tapas de los sumideros en las calles fueron selladas con soldadura y se desmontaron los buzones. Geográficamente, la sede de la cumbre, a mil metros sobre el nivel del mar, era prácticamente inaccesible. ¿Y las temidas protestas violentas? No hubo.
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¿Una cumbre climática?
En la cumbre del G7 en Elmau se discutieron muchos temas ecológicos, como la protección de los mares. Los participantes se comprometieron a intensificar y mejorar la lucha contra la polución de los mares y acordaron un plan de acción.
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Hamburgo: ¿una sede peligrosa?
El hecho de que el G20 de 2017 se realice nuevamente en el centro de una ciudad, en el barrio Schanzenviertel de Hamburgo, es un paso valiente por parte de los organizadores. 20.000 agentes de seguridad velarán por la seguridad. En esta edición, se decidió que la ciudad portuaria de Hamburgo acogerá el evento para resaltar su papel como “puerta al mundo”. Estos activistas acampan en los parques.
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La cumbre alternativa
“El G20 defiende un sistema, que profundiza la desigualdad social”, dicen los organizadores de la “cumbre de solidaridad global”. Ésta se celebra poco antes del G20 en Hamburgo. En este foro, críticos del capitalismo y activistas del medio ambiente buscan alternativas a la política del G20, que, en su opinión, no puede solucionar problemas como el cambio climático, las guerras y el hambre.
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Arrancan las protestas
En Hamburgo, ya comenzó la ola de protestas. En el puerto, activistas de Greenpeace cazaron el buque de carguero de carbón chino “Golden Opportunity”. Portaban pancartas y escribieron “End Coal” (pongan fin al carbón) sobre el costado del buque, antes de que la policía marítima confiscara sus barcos neumáticos.