Corea del Norte y Siria figuran en lo más alto de la agenda de EE. UU. para la cumbre del G20 en Hamburgo. Pero a la opinión pública estadounidense le interesa sobre todo una cosa: el primer encuentro de Trump con Putin.
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¿Cómo será? ¿Gélido o cordial? Nada parece importarle más al Washington político que el primer encuentro entre el presidente Donald Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin. ¿Qué tan bien preparado está el inquilino de la Casa Blanca? ¿Hará concesiones al jefe del Kremlin?
Es probable que la crisis de Corea del Norte acapare en primer lugar la atención en el encuentro del G20 en Hamburgo. Tras el primer ensayo de un misil intercontinental realizado por Pyongyang, la comunidad internacional enfrenta la difícil tarea de frenar a Kim Jong-un.
"El presidente Trump espera solidaridad de otros participantes y una clara condena del último acto agresivo de Corea del Norte”, estima Nile Gardiner, de la conservadora Fundación Heritage. A su juicio, Washington ejercerá una mayor presión sobre Pequín, para que ponga en vereda a Pyongyang.
También Irán y Siria tienen un lugar destacado en la agenda de Trump para Hamburgo. En lo tocante al conflicto sirio, su principal cometido es fortalecer la coalición internacional para combatir contra la milicia terrorista Estado Islámico.
La opinión pública estadounidense
Pero en casa, el público, y sobre todo las cadenas de televisión estadounidenses, tienen la mirada puesta en el primer encuentro entre Trump y Putin.
Quizás ello se deba a que no esperan realmente sorpresas de la cumbre del G20. "Estos encuentros siempre son aburridos”, comentó hace poco un presentador del canal conservador Fox News. Un ejemplo: el presidente Trump tiene roces con la canciller alemana, Angela Merkel, debido al abandono del acuerdo de París contra el calentamiento global y a su política económica proteccionista. Y es poco probable que algo cambie al respecto.
Aún así, la participación de Trump en la cumbre de Hamburgo podría resultar exitosa, si escucha a sus asesores moderados y no trata de utilizarla como tribuna para su consigna de "Amerika first”. Así lo indica Thomas Wright, experto en seguridad y política exterior del think tank Brookings, de Washington. Pero también él considera que la reunión con el presidente ruso será la más relevante. "Los asesores de la Casa Blanca están muy preocupados, porque temen que Trump pueda dejarse llevar a sellar un acuerdo de corto plazo con Putin”, dice Wright, refiriéndose a algún entendimiento sobre Siria o Ucrania que no se sostenga.
La Casa Blanca intenta bajarle perfil al encuentro. Pero Trump quiere mostrar grandes logros, advierte Wright.
¿Concesiones al Kremlin?
Los rusos presentaron de antemano sus demandas. Entre otras cosas, quieren que se retiren las sanciones impuestas en su contra por el expresidente Obama. Se dice que Trump pidió a sus asesores elaborar una lista de potenciales concesiones.
Según Nile Gardiner, de la Fundación Heritage, el encuentro con Putin podría ser para Trump una gran oportunidad de mostrar verdadero liderazgo. "Debe enviar un mensaje de fortaleza y decisión, y dejarle en claro a Putin que Rusia debe poner fin a la ocupación de Crimea y retirar a todas sus fuerzas de Ucrania”, opina. A su juicio, mientras ello no ocurra, las sanciones deberían mantenerse.
Intromisión electoral rusa
No se sabe si se hablará siquiera sobre la intromisión rusa en la campaña electoral estadounidense, el tema más bullado en Estados Unidos. El asesor de Seguridad de Trump, Herbert Raymond McMaster, afirmó que "no hay una agenda fija para el encuentro” con Putin.
Thomas Wright indica que "en la Casa Blanca, muchos contienen el aliento. Lisa y llanamente, no sabemos qué ocurrirá”. Y eso hace que, después de todo, el asunto vuelva a cobrar interés.
G20: las protestas son parte de la cumbre
Cada vez que se reúnen jefes de Estado y de Gobierno, así como ministros, las protestas no se hacen esperar. Los críticos de la globalización aprovechan las cumbres para desahogarse.
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El comienzo: la batalla de Seattle
Ya pasaron casi 20 años desde la llamada “batalla de Seattle” (1999). Es considerada como el comienzo no oficial de la nueva ola del movimiento antiglobalización en Estados Unidos. En aquel entonces no se pudo llevar a cabo la conferencia de los ministros de Economía y Comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC): miles de opositores a la globalización se enfrentaron a la policía.
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Finalmente unidos
En el marco de las manifestaciones de Seattle, se unieron por primera vez los movimientos de trabajadores y de defensores del medio ambiente. Juntos, ambos grupos protestaron contra la Organización Mundial del Comercio y los efectos negativos de la globalización. Hubo numerosos detenidos.
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Londres: carnaval contra el capitalismo
Una de las primeras manifestaciones antiglobalización a nivel internacional fue el llamado “carnaval contra el capitalismo” del 18 de junio de 1999. Se realizó paralelamente a la cumbre del G8 en Colonia. Sobre todo en Londres y Eugene, en el estado de Oregón (EE.UU.), las fiestas de protesta llamaron la atención.
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Génova: escalada y parteaguas
Durante la cumbre del G8 en 2001, miles de personas protestaron bajo el lema de “Otro mundo es posible” en la ciudad italiana de Génova contra el desperdicio de recursos, la desnutrición y la desigualdad entre pobres y ricos. Lamentablemente las manifestaciones no fueron pacíficas. Fueron el comienzo de una nueva era de protesta con gases lacrimógenos, coches incendiados y cócteles molotov.
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La cosa se pone seria
20.000 policías intentaron controlar a los manifestantes. En vano. El triste balance: un sinfín de heridos, un muerto. El italiano Carlo Giuliani recibió un disparo en una pelea callejera. Desde entonces, las cumbres G8 y G20 se realizan casi siempre en lugares alejados y fáciles de asegurar.
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Garmisch-Partenkirchen: tranquilo e inaccesible
En 2015, la cumbre del G7 se celebró en el Castillo de Elmau, en Baviera. Masivas medidas de seguridad acompañaron el encuentro: las tapas de los sumideros en las calles fueron selladas con soldadura y se desmontaron los buzones. Geográficamente, la sede de la cumbre, a mil metros sobre el nivel del mar, era prácticamente inaccesible. ¿Y las temidas protestas violentas? No hubo.
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¿Una cumbre climática?
En la cumbre del G7 en Elmau se discutieron muchos temas ecológicos, como la protección de los mares. Los participantes se comprometieron a intensificar y mejorar la lucha contra la polución de los mares y acordaron un plan de acción.
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Hamburgo: ¿una sede peligrosa?
El hecho de que el G20 de 2017 se realice nuevamente en el centro de una ciudad, en el barrio Schanzenviertel de Hamburgo, es un paso valiente por parte de los organizadores. 20.000 agentes de seguridad velarán por la seguridad. En esta edición, se decidió que la ciudad portuaria de Hamburgo acogerá el evento para resaltar su papel como “puerta al mundo”. Estos activistas acampan en los parques.
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La cumbre alternativa
“El G20 defiende un sistema, que profundiza la desigualdad social”, dicen los organizadores de la “cumbre de solidaridad global”. Ésta se celebra poco antes del G20 en Hamburgo. En este foro, críticos del capitalismo y activistas del medio ambiente buscan alternativas a la política del G20, que, en su opinión, no puede solucionar problemas como el cambio climático, las guerras y el hambre.
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Arrancan las protestas
En Hamburgo, ya comenzó la ola de protestas. En el puerto, activistas de Greenpeace cazaron el buque de carguero de carbón chino “Golden Opportunity”. Portaban pancartas y escribieron “End Coal” (pongan fin al carbón) sobre el costado del buque, antes de que la policía marítima confiscara sus barcos neumáticos.