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George Sand: apasionado civismo

Mirra Banchón30 de junio de 2004

Se vistió de hombre para entrar a un mundo que le estaba vedado a las mujeres. La celebración de los 200 años de su nacimiento ha echado luz sobre lados menos conocidos de George Sand.

George Sand, vista por Auguste Charpentier.Imagen: dpa

200 años habría cumplido el 1 de julio de 2004, Aurore Dupin de Fracuiel, George Sand, figura ante la cual desembocó tanto el odio acre como la admiración y el amor más desenfrenado del mundo artístico europeo del siglo XIX. Si Charles Baudelaire la calificó de una "estúpida, pesada y charlatana, que tiene, en las ideas morales, la misma profundidad de juicio y la misma delicadeza de sentimientos que las porteras", Emile Zola encontraba en ella y sus escritos "una dulce tolerancia, un gran espíritu de caridad [...] una lucha paciente". Mientras que Friedrich Nietzche percibía a esta prolífica escritora como una "vaca lechera", Heinrich Heine la catalogaba de "divina".

De mujer a hombre

"La vida se me revelaba bajo esa ropa prestada, dándome la posiblidad de ser lo bastante hombre como para observar un medio social que de otro modo hubiese estado cerrado para siempre", así explicaba Sand en su autobiografía su seudónimo y su "escandaloso" uso de vestimentas y utensilios reservados al mundo masculino.

De campesina a baronesa

Hija natural de un oficial francés descendiente del rey Augusto de Polonia, George Sand pasó la mayor parte de su infancia en la provinciana Nohant, y fue criada por una abuela aristocrática que intentó, vanamente, hacer de ella una "dama". Después de estudiar en un convento parisino, Aurore Dupin contrajo matrimonio con el acaudalado Barón Casimir Dudevant, con quien procreó dos hijos. Se dice que, más allá del aburrimiento, el motivo de su separación fue el testamento que tenía preparado su esposo, y que contenía mucho odio y maledicencia contra ella. La ya escritora George Sand , que tiempo después sería conocida por su lucha por los derechos de la mujer y sus ideas favorables al socialismo utópico, logró un divorcio favorable para ella ante tribunal.

Cuando el amor y el arte son sinónimos

En 1831 se publicó Rose y Blanche, su primera novela, misma que escribió en colaboración con su amante, el escritor Jules Sandeau, de quien sacó su seudónimo y que tiempo después fuera miembro de la Academia Francesa. "A la noche yo me había tomado una botella de alcohol y escrito diez versos; ella se había bebido un litro de leche y escrito medio libro", declaraba, por otra parte, el poeta Alfred de Musset, con quien tuviera una ardiente relación, misma que habría terminado precisamente debido a la febrilidad con que George Sand se dedicaba a la literatura. Tanto a su casa de París como a su residencia en Nohant acudía permanentemente la crema y nata europea: Honoré de Balzac, Alexandre Dumas, Eugéne Delacroix, Franz Liszt y Fredéric Chopin. Su relación con el celebérrimo pianista polaco está profusamente documentada, incluso por la misma George Sand en su Invierno en Mallorca, la pequeña isla mediterránea a la que se retiró la pareja en vana busca de mejoría de la salud del pianista.

De lo amoroso a lo social

Armin Strohmeyr, puntualmente para los doscientos años del natalicio de la controvertida escritora, ha publicado una biografía que enfoca aspectos hasta ahora menos conocidos de la "inmoral vampiresa", misma que, en su opinión, no calza en ningún esquema. Si empezó escribiendo novelas de amor, fue radicalizándose hasta terminar siendo una ardiente acusadora de la situación social y política de la Francia de la Restauración. Tanto, que acabó excomulgada. Amiga de Bakunin, Marx y Gustave Flaubert, George Sand abogó a gritos por la democratización de la sociedad "en una época en que la mujer callaba".

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