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Georgia, Ucrania, Kirguistán: democracias en tierras movedizas

DW-WORLD9 de noviembre de 2007

Sobre el creciente deterioro de varios países que antes pertenecieron a la comunidad de países rusos escriben hoy, entre otros, los columnistas europeos.

Lluvia de gases lacrimógenos contra la oposición en Tiblisi, GeorgiaImagen: AP

El diario moscovita Kommersant dice: “La disolución violenta de la última manifestación pacífica es el peor acto que haya vivido Georgia desde 1989, cuando las tropas rusas terminaron brutalmente una protesta callejera a favor de la salida de Georgia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Saakachwili es débil y además ha perdido todo el sentido de las dimensiones.

Su autoridad está minada, igual que la confianza de los ciudadanos sobre su compromiso con la democracia. Estados Unidos se lo va a tener que pensar muy en serio si va a seguir apoyando a Saakachwili que ha provocado el levantamiento popular por haber pisoteado la democracia con los pies”.

Georgia, Ucrania, Kirguistán: democracias movedizas

El diario Sabah de Turquía, destaca: “El fin de las revoluciones en los antiguos Estados de la Sociedad de Estados Independientes. En Ucrania las naranjas se están pudriendo desde 2004. Los actores de aquella época, Juchtchenko y Timochenko, ya no se ocupan con sus luchas sino de ellos mismos. El pueblo entretanto, se empobrece cada vez más.

En Kirguistán fue derribado el régimen corrupto de Akajew. Pero hoy la corrupción es aún mayor que en aquellos años.

Y ahora la revolución de las rosas, liderada en 2003 por Chevardnadze, también se marchita. Tras la toma del poder de Saakachwili la pobreza y la corrupción han aumentado. Su régimen autoritario manda a la cárcel a los contrincantes políticos. Ahora el pueblo se está levantando y exige elecciones anticipadas y la dimisión de Saakachwili.

Georgia: ¿un socio confiable?

El periódico Luxemburger Wort, de Luxemburgo, apunta: “Con el anuncio de Saakachwili de adelantar las elecciones presidenciales en Georgia en otoño de 2008, este político enfrenta el problema. El listo político cede a la presión de la calle. Por lo menos eso demuestra que, a pesar de todos los males que aquejan a la democracia georgina, los mecanismos democráticos aún funcionan.

Mecanismos que hay que ayudar a fortalecer. Y esto, a pesar de que la probable admisión de Georgia en la OTAN le depara dolores de cabeza a muchos militares de Occidente: no hay en el futuro próximo otro camino mejor para garantizar la seguridad de este país por donde pasa el oleoducto hacia el Oeste. En el futuro será aún más difícil contar con Rusia que hoy”.

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