Gobierno afgano y talibanes por liberación de prisioneros
25 de marzo de 2020
El proceso de liberación de 5.000 talibanes y 1.000 prisioneros de las fuerzas de seguridad afganas comenzará el 31 de marzo, según acordaron representantes del Gobierno afgano y los talibanes en videoconferencia.
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El encuentro de cerca de cuatro horas reunió al Grupo de Contacto Inicial de Paz (PICG) del Gobierno afgano y al equipo técnico de los talibanes, en presencia de los representantes de Estados Unidos, Catar y el Comité de la Cruz Roja Internacional (CICR), y estuvo centrada en la liberación de los prisioneros.
"En esta conferencia se decidió que el proceso de liberación de prisioneros comenzaría el 31 de marzo", dijo el portavoz político talibán, , a través de la red social Twitter una vez concluida la videoconferencia.
Shaheen indicó que los talibanes "enviarán un equipo técnico a la prisión de Bagram (donde se encuentran recluidos la mayoría de los prisioneros talibanes), quienes ayudarán a identificar, aprobar y liberar a los prisioneros según la lista (de los talibanes)", que ya está en manos de Kabul.
Por su parte, en un comunicado la Oficina del Consejo de Seguridad Nacional de Afganistán señaló que "sujeto a nuevas discusiones, y de conformidad con el decreto del Presidente (Ashraf) Ghani, 100 prisioneros serán liberados por razones humanitarias, considerando asuntos la salud, edad y vulnerabilidad al COVID-19".
Esta ha sido la segunda conferencia virtual, después de que la primera se celebró el 22 de marzo, entre los mismos grupos en el proceso de liberación de prisioneros.
El proceso de liberación es fundamental para abrir el camino al comienzo de las conversaciones entre Kabul y los talibanes, tal como fue acordado entre los Estados Unidos y los talibanes el pasado 29 de febrero en Doha.
ee (efe/afp)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
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Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
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Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
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Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
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La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
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Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
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Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
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El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
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Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.