En las "zonas de tránsito" se analizarían prioritariamente solicitudes de asilo de ciudadanos indocumentados o nacionales de países considerados “seguros” y evitaría así su entrada al país.
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Conservadores y socialdemócratas, aliados en el Gobierno alemán, mostraron abiertamente sus discrepancias ante la creación en las fronteras del país de "zonas de tránsito", similares a las existentes en los aeropuertos, para acelerar el estudio de solicitudes de asilo y agilizar expulsiones.
El portavoz de la Cancillería, Steffen Seibert, declaró que el asunto será abordado en breve por los socios de la gran coalición de gobierno: la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel, su ala bávara de la Unión Socialcristiana (CSU), que reivindican la medida, y el Partido Socialdemócrata (SPD), que duda.
"Campamentos de masas en tierra de nadie"
El ministro de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas, reconoció la necesidad de agilizar la tramitación de las solicitudes de asilo, pero advirtió que trasladar los procedimientos de los aeropuertos a las fronteras supone crear "campamentos de masas en tierra de nadie".
"No serían zonas de tránsito, sino de detención", subrayó el ministro en declaraciones al diario Süddeutsche Zeitung, en las que recalcó que se trata de una medida "impracticable" que, además, no soluciona el problema sino que crea uno nuevo y envía "una señal fatal" a las personas que huyen de la guerra. Según el periódico bávaro, el Gobierno de Berlín prevé que unos 100.000 solicitantes de asilo puedan pasar cada mes por esas "zonas de tránsito".
"Poner orden"
El portavoz del Ministerio alemán de Interior, Johannes Dimroth, aseguró que existe una base legal comunitaria para aplicar esta iniciativa, rodeada aún de múltiples interrogantes. Nadie sabe aún cómo lucirían los lugares donde serían alojados los solicitantes de asilo mientras se tramita su petición, aunque Interior aseguró que su idea no es levantar "campamentos de masas".
El portavoz de la Cancillería reconoció que las zonas de tránsito no son "un instrumento que solucione todo el problema", pero consideró que contribuirían a "poner orden" ante las crecientes llegadas de solicitantes de asilo.
Según las previsiones del Gobierno alemán, este año llegarán al país más de 800.000 solicitantes de asilo, aunque se han filtrado estudios que elevan la cifra hasta los 1,5 millones. No obstante, el portavoz del Ministerio de Finanzas, Martin Jäger, reiteró este lunes (12.10.2015) que esta crisis de refugiados no pone en peligro el déficit cero previsto para 2016.
Refugiados: qué nos dicen las estadísticas
¿Es la crisis de los refugiados un problema europeo? ¿De dónde vienen estas personas que huyen de la guerra o la persecución? ¿Dónde han encontrado mayor acogida? Le ofrecemos los datos de ACNUR.
El efecto empuje de la "fortaleza europea"
Ceuta, Melilla, Grecia o Bulgaria no les dejan alternativa. El cierre de las fronteras terrestres de la UE no ha frenado a quienes huyen de sus países: su ruta se ha desplazado, viéndose abocados a cruzar el Mediterráneo. El precio, en muchos casos, es mayor que el que pagan a los traficantes: según la Organización Internacional de las Migraciones, 3.224 personas murieron en sus aguas en 2014.
Alemania, destino soñado
El cierre de la frontera de Serbia con Hungría ha obligado a los refugiados a tomar la vía croata. El viernes 25 de septiembre fueron 10.000 los refugiados llegados en un solo día a territorio de Croacia. Todos quieren llegar a Alemania, donde la popularidad de la canciller Angela Merkel ha descendido a raíz de su compromiso con la acogida de refugiados.
¿Quién huye y de qué?
En 2014, ACNUR contabilizó 59,5 millones de desplazados por la fuerza en el mundo, la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial. A pesar de ser el grupo más numeroso, y el que recibe mayor atención mediática, los sirios solo suman el 27 por ciento del total de refugiados del mundo, es decir, ni siquiera una tercera parte.
Más allá de Europa
La llamada "crisis de los refugiados" no es ni de lejos un problema exclusivamente europeo. De hecho, los países europeos no figuran en los primeros puestos de la clasificación mundial de países de acogida. El mundo desarrollado, al menos en 2014, no ha hecho ni de lejos el esfuerzo que han hecho muchos países considerados más atrasados, menos democráticos o más inseguros.
¿A cada uno según sus capacidades?
Este argumento, esgrimido por algunos mandatarios europeos en el reparto acordado hace unos días, se cae por su propio peso. Líbano (con más de un millón de refugiados en su territorio) y Jordania (con más de medio) sí son países desbordados por la llegada de refugiados. La financiación que los países ricos habían prometido para sus campos de refugiados, por cierto, aún está por llegar.
La odisea invisible
Los refugiados que llegan a otros países son solo una minoría de las personas desplazadas por los conflictos o la persecución. Valga Siria como ejemplo: según el Centro de Vigilancia de Desplazamiento Interno, una ONG noruega, el 40 por ciento de su población ha tenido que desplazarse. Al no cruzar las fronteras, no tienen derecho a la protección internacional que debe recibir un refugiado.