Gobierno alemán gastó 72 millones de euros en Cumbre del G20
4 de febrero de 2018
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El Gobierno alemán gastó 72,2 millones de euros (90 millones de dólares) en la organización de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G20 celebrada el pasado mes de julio en Hamburgo, según cálculos del Ministerio de Finanzas a los que ha tenido acceso dpa este domingo (04.02.2018).
De acuerdo con la relación de gastos que maneja el departamento dirigido por Peter Altmaier, tan solo el despliegue policial y la intervención de la Oficina de Investigación Criminal y de departamentos para la seguridad de la información ascendió a 27,7 millones de euros.
La Oficina Federal de Prensa, responsable de las actividades de información y de la acreditación de los miles de periodistas que acuden a cubrir el evento, desembolsó 22,1 millones de euros. Por su parte, las labores de organización previa y de logística para garantizar el éxito de esta cumbre internacional, que reunió a la plana mayor de los gobernantes internacionales, tuvieron un coste de 21,7 millones de euros, que fue asumido por el Ministerio de Exteriores germano.
A cargo del presupuesto de Defensa se computaron 300.000 euros y otros 400.000 euros adicionales se destinaron a la organización de un acto organizado por el Ministerio de Finanzas. La suma de 72,2 millones de euros no constituye el montante global gastado en la organización de la cumbre del G20, sino solo la parte que ha sido asumida por el Gobierno central. A este importe hay que sumar además el desembolso realizado por la ciudad de Hamburgo, que todavía no ha hecho pública su factura.
Partidos de la oposición como los poscomunistas de La Izquierda critican el "malgasto" del dinero público que supone la organización de este tipo de eventos. "Los grandes acontecimientos, como el G20 son cada vez más caros, impenetrables, distantes con la ciudadanía y, a pesar de eso, no son más productivos", lamentó el parlamentario de La Izquierda Alexander Neu en declaraciones a dpa.
En 2017, antes de ceder el testigo a Argentina, Alemania asumió la presidencia temporal del G20. Como país anfitrión, celebró a principios de julio en Hamburgo una cumbre de dos días de jefes de Estado y de Gobierno que se vio empañada por una gran ola de disturbios. El Grupo de los Veinte es un foro de cooperación de países que juntos representan dos tercios de la población mundial y tres cuartas partes del comercio global.
Al G20 pertenecen la UE y 19 países industrializados y emergentes: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía. (dpa)
G20: las protestas son parte de la cumbre
Cada vez que se reúnen jefes de Estado y de Gobierno, así como ministros, las protestas no se hacen esperar. Los críticos de la globalización aprovechan las cumbres para desahogarse.
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El comienzo: la batalla de Seattle
Ya pasaron casi 20 años desde la llamada “batalla de Seattle” (1999). Es considerada como el comienzo no oficial de la nueva ola del movimiento antiglobalización en Estados Unidos. En aquel entonces no se pudo llevar a cabo la conferencia de los ministros de Economía y Comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC): miles de opositores a la globalización se enfrentaron a la policía.
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Finalmente unidos
En el marco de las manifestaciones de Seattle, se unieron por primera vez los movimientos de trabajadores y de defensores del medio ambiente. Juntos, ambos grupos protestaron contra la Organización Mundial del Comercio y los efectos negativos de la globalización. Hubo numerosos detenidos.
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Londres: carnaval contra el capitalismo
Una de las primeras manifestaciones antiglobalización a nivel internacional fue el llamado “carnaval contra el capitalismo” del 18 de junio de 1999. Se realizó paralelamente a la cumbre del G8 en Colonia. Sobre todo en Londres y Eugene, en el estado de Oregón (EE.UU.), las fiestas de protesta llamaron la atención.
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Génova: escalada y parteaguas
Durante la cumbre del G8 en 2001, miles de personas protestaron bajo el lema de “Otro mundo es posible” en la ciudad italiana de Génova contra el desperdicio de recursos, la desnutrición y la desigualdad entre pobres y ricos. Lamentablemente las manifestaciones no fueron pacíficas. Fueron el comienzo de una nueva era de protesta con gases lacrimógenos, coches incendiados y cócteles molotov.
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La cosa se pone seria
20.000 policías intentaron controlar a los manifestantes. En vano. El triste balance: un sinfín de heridos, un muerto. El italiano Carlo Giuliani recibió un disparo en una pelea callejera. Desde entonces, las cumbres G8 y G20 se realizan casi siempre en lugares alejados y fáciles de asegurar.
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Garmisch-Partenkirchen: tranquilo e inaccesible
En 2015, la cumbre del G7 se celebró en el Castillo de Elmau, en Baviera. Masivas medidas de seguridad acompañaron el encuentro: las tapas de los sumideros en las calles fueron selladas con soldadura y se desmontaron los buzones. Geográficamente, la sede de la cumbre, a mil metros sobre el nivel del mar, era prácticamente inaccesible. ¿Y las temidas protestas violentas? No hubo.
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¿Una cumbre climática?
En la cumbre del G7 en Elmau se discutieron muchos temas ecológicos, como la protección de los mares. Los participantes se comprometieron a intensificar y mejorar la lucha contra la polución de los mares y acordaron un plan de acción.
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Hamburgo: ¿una sede peligrosa?
El hecho de que el G20 de 2017 se realice nuevamente en el centro de una ciudad, en el barrio Schanzenviertel de Hamburgo, es un paso valiente por parte de los organizadores. 20.000 agentes de seguridad velarán por la seguridad. En esta edición, se decidió que la ciudad portuaria de Hamburgo acogerá el evento para resaltar su papel como “puerta al mundo”. Estos activistas acampan en los parques.
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La cumbre alternativa
“El G20 defiende un sistema, que profundiza la desigualdad social”, dicen los organizadores de la “cumbre de solidaridad global”. Ésta se celebra poco antes del G20 en Hamburgo. En este foro, críticos del capitalismo y activistas del medio ambiente buscan alternativas a la política del G20, que, en su opinión, no puede solucionar problemas como el cambio climático, las guerras y el hambre.
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Arrancan las protestas
En Hamburgo, ya comenzó la ola de protestas. En el puerto, activistas de Greenpeace cazaron el buque de carguero de carbón chino “Golden Opportunity”. Portaban pancartas y escribieron “End Coal” (pongan fin al carbón) sobre el costado del buque, antes de que la policía marítima confiscara sus barcos neumáticos.