Para el político español, "el Comité noruego tiene sobradas razones para conocer el esfuerzo del presidente de Colombia durante los últimos 5 años para acabar con un enfrentamiento de más de cinco décadas". Y explica: "La diplomacia Noruega ha sido determinante en todo el desarrollo de las negociaciones. Nadie puede tener más datos que ese país nórdico para saber lo que ha pasado".

Felipe González, que mantiene un trato continuado con el presidente Santos y con Colombia, país del que incluso se nacionalizó en 2014, admite que para él "es una gran alegría". "Pero sobre todo, continúa, es la satisfacción de creer que este premio puede contribuir a continuar el proceso y culminarlo con éxito. Es el momento de recordar que el plebiscito no divide a los colombianos sobre el deseo de paz. La propuesta que ha dividido en dos mitades a la sociedad colombiana no cuestionaba el objetivo: la PAZ".

El que fuera presidente de España entre 1982 y 1996, afirma que "ningún dirigente de los que he conocido en los últimos 40 años ha dejado de buscar la paz". Y, antes de felicitar "a Juan Manuel Santos por el premio a su esfuerzo" y "a los colombianos porque desean la paz", el político reitera en su comunicado, remitido a DW y difundido después por su gabinete de prensa, "que es una oportunidad para unir a todos los colombianos para superar, para siempre, el enfrentamiento".

¿Premiar a las FARC?

Sin embargo, no todos en España son tan optimistas. El conocido especialista en Latinoamérica Miguel Ángel Bastenier ve la concesión del Nobel como "un premio de consolación que anima a Santos a seguir trabajando por la paz". Un galardón "que premia el esfuerzo, no el resultado y que quiere presionar a Uribe y en menor medida a las FARC". Sobre si lo considera merecido, ironiza: "Me parece secundario, ¿acaso se lo merecían Kissinger y Le Duc Tho?".

Al catedrático de Historia de América y analista del prestigioso Real Instituto Elcano, Carlos Malamud, que acaba de regresar esta mañana de Bogotá a Madrid, el premio le pareció "sorpresivo", habida cuenta de que el proceso ahora depende de dos nuevas negociaciones. Una entre el Gobierno y los partidarios del “no”. Y otra nuevamente en La Habana con las FARC "para que puedan modificarse los acuerdos y que sean asumibles por el conjunto de la sociedad colombiana".

Malamud considera el premio, sin embargo, un "justo reconocimiento" a los esfuerzos de Santos. Inicialmente, recuerda, "había una propuesta donde se incluía también a las FARC y hasta a algunas de las víctimas del conflicto" en la nominación al Nobel. "Pensando en el futuro de las negociaciones, me parece que haber incluido a las FARC hubiera sido perjudicial para el proceso de paz", argumenta Malamud teniendo en cuenta "el fuerte rechazo" que suscita la guerrilla en gran parte de la sociedad colombiana y que, en buena medida,  explica la victoria del “no”.

"Por el contrario, recibe el premio el presidente Santos y, por tanto, habiendo obtenido un galardón al que aspiraba -supongo que legítimamente, apostilla- pues puede permitirse la posibilidad de ser un poco más generoso en su negociación con el presidente Uribe y los partidarios del 'no", concluye Malamud.