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¡Gracias, Twitter! ¿Y qué pasa con Facebook?

Martin Muno
31 de octubre de 2019

La decisión del CEO de Twitter de prohibir publicidad política en su plataforma es correcta. Muestra que asume responsabilidad corporativa. Otras redes sociales deben seguir sus pasos, dice Martin Muno.

Twitter Logo
Imagen: Imago Iamges/Zuma/J. Arriens

El notición llegó, como era de esperar, por Twitter. El presidente de Twitter, Jack Dorsey, anunció que ya no difundirá publicidad política a partir del 22 de noviembre. Con las palabras: "Creemos que el alcance del  mensaje político debe ser ganado, no comprado”, comenzó un hilo de tuits sobre dicha decisión. Dorsey, quien se llama a sí mismo "Jack" en Twitter, dejó bien claro lo que pretendía con esta nueva medida. Se trata, por un lado, del impacto que tiene el contenido pagado en Twitter y, por otro lado, de los peligros a los que se enfrentan las redes sociales en su conjunto. Según Dorsey es la "optimización de la mensajería, basada en el aprendizaje automático, la microfocalización, la información engañosa no verificada y las "deep fakes”. Y todo cada vez a más velocidad, de manera más sofisticada y de mayor tamaño”.

Nuevas reglas de juego, también para políticos

La prohibición de publicidad política es un paso más para frenar la difusión de contenido falso, difamatorio u ofensivo en Twitter. Hace solo dos semanas, la plataforma adoptó nuevas reglas: se pueden eliminar los tuits que glorifican el terrorismo, amenazan con la violencia o violan la esfera privada. Los políticos que no cumplan con dichas reglas también pueden ser sancionados, por ejemplo, al no poder retuitear o dar "Me gusta" a tales tuits.

Las nuevas regulaciones no son coincidencia, sino que aparecen en un momento en que los partidos políticos de EE. UU. se están preparando para la campaña presidencial de 2020: una campaña en la que hay que temer que se produzcan muchos golpes bajos. No en vano, el equipo de campaña del presidente Donald Trump, conocido por su incontinencia tuitera, condenó las restricciones a los políticos como un acto de censura y estupidez.

Martin Muno, redactor de DW.

El importante papel de la verdad

Ambas decisiones no solo son moralmente correctas y muestran que el CEO de una red social importante también está dispuesto a asumir responsabilidad corporativa. También son astutas, porque aunque Dorsey renuncia a los ingresos por publicidad, solo lo hace en modesta medida. Los beneficios de publicidad política representan para Twitter solo la mitad de la facturación total.

El valor simbólico del nuevo rumbo de Twitter es mucho mayor, porque al introducir reglas más estrictas, como con la prohibición de publicidad política, Dorsey presiona a otros medios y, sobre todo, al gigante de las redes sociales, Facebook. Mark Zuckerberg, en cambio, apuesta por una política contraria. Él enfatizó varias veces que no le importa si el contenido distribuido en Facebook es correcto o incorrecto, ya sea publicidad pagada o simples publicaciones .

Además, Zuckerberg quiere incorporar a Facebook el portal de propaganda de ultraderecha "Breitbar”, fundada por Steve Bannon, como oferta comisariada de noticias de alta calidad, que se reproducirá en los próximos meses en todo Estados Unidos. Esto es lo que Zuckerberg entiende por libertad de expresión, y precisamente esa idea de libertad de expresión, combinada con la tecnología más avanzada, es capaz de destruir nuestras sociedades liberales. Para ser ciudadanos cultos que toman decisiones racionales, necesariamente se debe saber si un mensaje es verdadero o falso. El poder reconocerlo y actuar en consecuencia, es el mérito de Jack Dorsey. No es un paso revolucionario, pero podría ser un comienzo para la civilización de las redes sociales. ¡Gracias, Twitter! ¡Gracias, Jack!

(rmr/cp)

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