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Gran Bretaña aplaza referendo sobre Constitución Europea

José Ospina Valencia6 de junio de 2005

Tras la debacle provocada por el voto negativo proferido por las mayorías en Francia y Holanda, el Gobierno laborista de Tony Blair pospuso la realización de la planeada consulta en Gran Bretaña. No todo está perdido.

Tony Blair: referendo postergado.Imagen: AP


"Carece de sentido desarrollar ahora un referendo", es la "disculpa" ahora esgrimida por Down Street N° 10 para aplazar, por tiempo indefinido, el referendo que preguntaba a los británicos si estaban o no de acuerdo con la Constitución Europea en debate. Ahora el gobierno de Tony Blair quiere esperar a la cumbre europea que se lleva a cabo a mediados de junio en Bruselas para "analizar" la situación.

Pausa para "pensar"

"Vivimos en tiempos de incertidumbre y sólo continuaremos el proceso cuando tengamos seguridad", expresó lacónicamente un vocero de Blair. Un anunció que más tarde fue confirmado por el ministro de Relaciones Exteriores de Jack Straw. Ya el jefe de Gobierno Tony Blair, había expresado querer hacer una "pausa" para "recapacitar".

En Alemania había gran expectativa por la decisión que tomara Tony Blair y no era ningún secreto que el Gobierno de Gerhard Schröder, uno de los más fuertes impulsores de la Carta Magna y la ampliación de la Unión Europea, confiaba en que se realizara el prometido referendo, desde luego, con un resultado positivo. Algo que, por lo demás, parecía altamente improbable conociendo el escepticismo de los insulanos respecto a la Europa Continental y, casi todos, sus proyectos. De acuerdo a las últimas encuestas, un 72% de los británicos rechaza el texto de la nueva Constitución Europea.

Responsabilidad por la Constitución

Antes y después de la decisión del gobierno laborista británico, Berlín ha apelado a la cordura de Londres. "Todos los miembros de la Unión tienen el derecho y la obligación de expresar su opinión", explicó el vocero de la cancillería berlinesa, Bela Anda. Aludiendo a la investidura que Tony Blair asume este 1° de julio como presidente del Consejo, la cancillería alemana resaltó que "todo país con derecho a la presidencia del Consejo de la Unión Europea tiene la responsabilidad de garantizar el proceso de ratificación de la Constitución Europea".

La Comisión advierte

El canciller alemán y el presidente francés quieren, en efecto, continuar con el plan de ratificación. Cierto es que esta es la posición de "sólo" dos miembros de la Unión. Por lo que igualmente vale decir que el voto negativo de dos de los 25 países miembros no representa tampoco la opinión de toda la Unión.

La Comisión Europea, por su parte, siente la necesidad de seguir advirtiendo a sus miembros de "no tomar decisiones unilaterales". Su presidente, José Manuel Barroso, teme "posibles efectos negativos".

Entretanto, es cada vez más probable que se llegue a un acuerdo para revisar el controvertido texto y la planeada ampliación de la Unión se lleve a cabo pero un plazo mayor al previsto. Esto elevaría la aceptación de la propuesta Carta Magna entre políticos y ciudadanos de la Unión.

Por estos días, los escépticos no han desprovechado la oportunidad para expedir toda suerte de partidas de defunción a la Constitución, al euro e incluso a la Unión. Pero la disencia, el rechazo y la aprobación son y han sido factores normales a lo largo y complejo proceso de cohesión de todo un continente tan heterogéneo como Europa.

Es el horizonte de algunos coetáneos el que parece haber ha tocado a sus fronteras, no el del viejo continente. Europa sigue tejiendo su futuro que está en la unión y no en la desintegración.

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